La vida no es como otras personas la pintan, es como usted la colorea. Porque será siempre nuestra actitud a actuar como nuestro mejor pincel, ese capaz de ofrecer tonalidades de luz cuando más necesitamos.Nuestra voluntad será quien va a escoger pintar los días con sonrisas antes de que la amargura aparezca en nosotros ...
Algo que tenemos claro es que, a veces, es la propia vida que nos gusta traernos días grises. Momentos de oscuridad absoluta. Son momentos en que, a pesar de creer que tenemos todo bajo control y percibimos casi como grandes estrategas de la adversidad, siempre sucede algo que nos recuerda cuán vulnerables podemos ser. El neurólogo y psiquiatra francés Boris Cyrulnik nos ofrece a través de sus libros y entrevistas un concepto verdaderamente útil e interesante sobre la vulnerabilidad personal y la felicidad. Hablamos sobre todo sobre ese bienestar que una persona alcanza después de haber conocido una gama de claros-oscuros en nuestras paletas existenciales.
Nadie está preparado para el sufrimiento. Una infancia feliz no garantiza que el día de mañana seamos inmunes a los dolores emocionales.
Una infancia traumática tampoco debe determinar nuestra madurez y nuestro futuro, tal como el propio Cyrulnik nos explicó en su libro "Los patios feos y la resiliencia".La vida puede ser muy oscura en cualquier momento, ya lo sabemos. Hemos vivido. Sin embargo, lejos de someterse a estos hechos, a esos traumas, tenemos que dejar de ser víctimas de nuestras circunstancias y trabajar todos los días en estas realidades personales. Porque todos somos dignos de ser amados, de ser felices.Todos debemos elegir los mejores colores para pintar nuestro horizonte.
Los claros oscuros de la vida y cómo afrontarlos No nos damos cuenta, sin embargo, todos tenemos una manera muy particular de "pintar" nuestro día a día. Hablamos, claro, de nuestra actitud como individuos y de esos recursos psicológicos tan particulares que usamos para encarar la adversidad. Nosotros interpretamos la realidad y, al mismo tiempo, la creamos.
Sin embargo, aquí es donde siempre aparece el dilema. Muchas veces se suele decir que es el componente genético que nos da esas raíces que nos empujan con más o menos frecuencia en la dirección del abatimiento
, hasta la depresión o hacia esa visión tendenciosa, la cual apenas ve días grises cuando el " que está brillando es un sol sincero, inmenso y reluciente.
Tenemos que ser claros: la genética predispone, pero no determina.Lo que cuenta es la voluntad y nuestra actitud. Tanto es así que la doctora Rafaela Santos, autora de
"Rise and Walk" , nos indica que la resiliencia es una combinación de factores genéticos, sociales y psicológicos. Sin embargo, no hay nada más poderoso que el entrenamiento consciente y constante con el que podemos lidiar de una manera positiva con las situaciones adversas. Todo esto, sin dudas, nos alienta a reflexionar sobre alguna otra realidad personal. Se sabe, por ejemplo, que los hijos pueden heredar una predisposición para la depresión y la ansiedad de sus padres. Ellos comparten una característica fisiológica: un circuito cerebral hiperactivo. Lo que nos determina no es una estructura en sí, sino una serie de funciones metabólicas que pueden ser modificadas.Con una actitud adecuada, estrategias psicológicas y el entrenamiento consciente ya mencionado, pintaremos la vida a nuestra manera.
Es tiempo de resiliencia, es tiempo de superación
La resiliencia es como el resorte que impulsa la vida. Es el arte que nos da una cierta sensación de control ante las dificultades. Además, lejos de ser eternamente impotentes a causa de una infancia injusta, por una pérdida traumática o ese fracaso indeleble,
tenemos la oportunidad de elegir nuevos colores con los que podemos moldear nuestro horizonte.Los expertos en superación personal a menudo dicen que para llegar a esta capacidad, es necesario desarrollar la estrategia del dominio. Se sabe, por ejemplo, que
el término "resiliencia" viene de la física, y que define tales materiales capaces de recuperar su forma original, a pesar de haber sido deformados. Ahora, en el campo de la psicología, no funciona de la misma manera.
Cuando algo "nos deforma", nunca vamos a recuperar nuestra forma original. No volveremos a ser los mismos. Sin embargo, ser alguien diferente no significa ser una persona más frágil, más oscura y herida. Este es el lugar donde debemos aplicar la estrategia del dominio. Porque la resiliencia no es la capacidad de salir ileso, es el arte de dominar nuestros enfoques de pensamiento para crear nuevas emociones.
Es el desafío de mantener la autoestima, la independencia y el coraje de elegir los colores que queremos para pintar el futuro. La doctora Edith Grotberg, conocida por crear la prueba de los factores de resiliencia, enfoca la capacidad de recuperación en base a tres verbalizaciones que podemos hacer en el día a día.Son las siguientes:
Tengo la capacidad para afrontar las dificultades. Tengo valores, reglas de conducta, autoestima y personas que me aman. Yo soy una persona que cree en la esperanza y que tiene fe en sí misma.