Conversaba con mi psicóloga, a quien fui a ver sólo para "ubicarme", pues simplemente sentía que no me encajaba en nada. Estaba cansada de permanecer estática, mientras todo a mi alrededor fluía normalmente. Sus palabras hicieron todo el sentido para mí, entonces todo cambió. "Usted actúa como si viviera en una pieza de teatro", me dijo. Para una persona como yo, que siempre intenta hacer las cosas de la mejor y más coherente forma, lo que ella me dijo chocó. Sin embargo, estaba dispuesta a escuchar su argumento ya comenzar mi introspección.
Vivir actuando
Me di cuenta de que leído con personas con las que no quiero. Que caminé hacia lugares muy animados con esas personas, usando mi mejor disposición, esclava del sistema y de un círculo social. Rodeada de asuntos que no me interesaban ni un poco y que se alejaban bastante de mi opinión y de mis ideales. Parientes a quienes trato de una forma especial, sólo por tener una mejor imagen.
¿Quién nunca odió al amigo, al primo, o al hermano de su novio? ¿Quién nunca quiso salir corriendo de la casa de la suegra? ¿Asistió novelas, o deportes, que usted no tiene gusto, sólo para satisfacer a alguien? ¿Fue al cumpleaños de aquel insoportable compañero de trabajo?
Incluso, algunas veces,no nos gusta ni nuestro propio novio , pero seguimos con él.Entonces fingimos.Comenzando por la pérdida de espontaneidad y autenticidad que, a su vez, termina con muchos momentos de placer. Dejando de aprovechar los momentos que tenemos libre de nuestras obligaciones. Entonces, la vida va pasando.Si pierde para encontrarseDespués de eso, empecé a hacer las cosas que me gusta e inventar algunas otras que aún no había experimentado. Salir con mis amigas, con mis hermanas, visitar a mi abuela, salir a correr, dejar de maquillarse todo fin de semana, abrir un vino en casa y colocar mi playlist favorita para tocar y ... descansar! Eso todo, sin duda, se reflejó hasta en mi humor ... Mi piel está más limpia, más relajada. ¿Qué me decía la gente? "¿Qué has hecho?" (Muchas otras personas dijeron que yo estaba perdida) y era justamente eso lo que había sucedido: me perdí para encontrarme.
Me esforcé en repasar contextos para, entonces, entender mis actos.
Antes yo no solía dedicar un tiempo para mí, dejaba que las responsabilidades me aspiraran, cosa que repercutió negativamente en mi salud física y emocional. Estaba siempre estresada, fatigada y con el peor de los cansancios ... el mental.Hasta que me di cuenta de que todo era una prueba de que ya no me amaba. En pocos días, tomé un tiempo para pensar sobre mis decisiones. Comencé por las menores y dejé las más complejas hacia delante. Si no me gustaba algo, se trataba de sacar una vez de mi vida. Y sí, también empecé a actuar así en el trabajo: si no estuviera de acuerdo con algo, yo decía. Hasta mi propia asertividad me sorprendió, ahora percibía que yo estaba allí y respetaba las reglas de las que necesitaba, en mi tiempo. Comencé a tener control sobre mi cuerpo y sobre mi mente y, en este camino, me concentré en la lucha interminable que mantenía con mis defectos.
Hice las paces con mis defectos y, como percibí que muchos continuarían conmigo, pasé a convivir mejor con ellos. Cura mis heridas con amor ... ¡Con amor propio! Comencé a ser menos perfecta y más feliz. Dejé de acomodarme con lo conocido, con la rutina y con las creencias irracionales que he heredado. El confort, desde entonces, era mi peor enemigo y entendí que: para entender los corazones ajenos, antes hay que entender el propio corazón.