Escuchar la risa de quien amamos es una sensación maravillosa que nos llena de placer, de alegría y de satisfacción. ¿Quién no conoce esa sensación que nos hace quedar abovedados mirando a nuestros seres queridos apreciando el momento?Quien nunca pensó: ¿Qué falta le hacía un instante de alegría? En nuestro rostro existen arrugas que se crean para almacenar en ellas el misterio de la belleza del tiempo y las alegrías que vivimos durante años.
Sonrisas y buenos momentos que marcan las esquinas de los labios y predican nuestros ojos, nos limpian la visión y nos inundan de un bienestar noble y sereno. Allí donde reposan nuestras sonrisas se percibe cuán ilimitada es nuestra capacidad de sentir, de aceptar y de aprovechar nuestras emociones.
Si vamos a crear arrugas, que sea de tanto risa Cuando valorizamos el presente debemos tener en mente que él está constituido a partir de las semillas que plantamos en el pasado. Por eso no podemos volver en el calendario, y es importante transformar el momento presente en una buena base para el futuro. Por eso, ya que no podemos vivir en plenitud sin tomar cuidado y aprovechar diariamente, somos responsables de lidiar con las guerras que surgen y contraponen sentimientos y emociones positivas que nos permiten administrar los momentos difíciles.
En este sentido, lo importante no es tanto añadir años a la vida, sino vida a los años
. Sentir la felicidad de aquellos que amamos es hermoso justamente por eso, pues implica llenar nuestra mochila emocional de alivio, de buenos momentos y de liberación. "Los años arrugan la piel, pero apenas el abandono del entusiasmo arruga el alma. El pesar, la duda, la propia desconfianza, el miedo a desesperarse, son los años que marchitan el corazón y conduce el espíritu floreciente a las sombras. "Ten cada dieciséis o sesenta, en cada corazón humano siempre existe el impulso a lo maravilloso, el suave asombro ante las estrellas, el desafío a los acontecimientos, el apetito infantil por la vida".
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Cuando alguien sonríe su corazón deja de marchitar Después de momentos de fatalidad emocionaluna buena carcajada deshace el malestar y desbloquea el camino hacia la prosperidad.
De esa sensación de placidez mental propia por la felicidad ajena surgen nuestras endorfinas, potentes catalizadores de los buenos sentimientos. Rir y sentir que los demás también pueden hacerlo son actos que funcionan como verdadero oxígeno psicológico para nuestro cerebro. Porque la vida después de una buena risa asume otro color,dejando la mente más clara y con menos bloqueos.El estrés desaparece por unos instantes y los dolores son menos intensos cuando maquillamos nuestra vida con alegría. Conseguimos neutralizar el efecto de nuestras hormonas del estrés (por ejemplo, el cortisol) y redujimos nuestros sentimientos y pensamientos negativos innecesarios que nos impiden seguir adelante.