Tiempos atrás, una conocida me contó sobre la situación en que se encontraba el matrimonio de ella. Después de dos separaciones y algunos retornos, llegó al fin ... Ella estaba triste, pero, al mismo tiempo, feliz y aliviada. Feliz por poder cuidar de la propia vida y por haber tenido el coraje de buscar la alegría y la independencia que había venido anhelando, aunque no era tan joven. En el caso de que no sea así, Estaba triste en saber que el ex marido, por quien nutre un cariño inmenso, no formaría parte de su vida diaria y constantemente.
Ella me decía: "Valeria, él es muy diferente de mí. Sólo hoy veo la diferencia gigante que hay entre nosotros. Tenemos pocas afinidades y, con el paso de los años, los puntos en que divergíamos quedaron más evidentes. Él es un gran padre, excelente proveedor, buena gente, gran familia ... pero no da más. Él está muy orientado hacia las cosas de él y no le importa ni a mi familia ni a mis amigos. Crees que sólo nosotros [ella y los tres hijos] y su familia son suficientes. Entonces le dije a ella: "De hecho, creo que siempre ha sido así. Usted es que no vio o no se dio cuenta. Si nota cuidadosamente, percibirá que su vida con él fue exactamente esta que me está describiendo. Él no cambió, fue siempre de ese modo y está de la misma manera. Es usted quien ha cambiado y está queriendo otras cosas. Antes lo que tenías bastaba, pero esa vida ya no la satisface. ¿Está equivocada? ¡De ninguna manera! De la misma forma que él tampoco está. Si es así que él ve la vida y está satisfecho con eso, ¿cuál es el problema? Puede ser aburrido para ti, pero no para él. Siempre fui adepta, de cartera, con derecho a la rematrícula automática todos los años, de aquel famoso dictado: "los molestos que se retiren"
. Creo que tiene que ser así, no tenemos que imponer nuestra presencia, nuestras voluntades, nuestros deseos a los demás, ni tenemos que bajar goela debajo de las personas. Si el otro no quiere cambiar, está feliz y satisfecho con la manera en que lleva la vida, déjelo vivir de la manera que él quiere, la vida es de él. No sé de quién es este habla, pero la creo verdadera: "Si el otro no cambia, cambie usted o su percepción sobre él".Durante conversaciones como esta es la que percibimos como algunas parejas se van distanciando a lo largo de la relación y no se dan cuenta de ello.Creo que muchos hasta perciben, pero prefieren hacer de cuenta que no, pues ignorar es menos laborioso. Si aún no existe amor, respeto y lealtad, la distancia, que antes se calculaba en metros, pasa a ser medida en kilómetros. Los intereses divergen, y las afinidades que nunca tuvieron se tornaron gritantes, vieron impedimentos para que vivían armoniosamente. Si ocurre de un avance en la búsqueda de sí mismo y el otro no-o, por lo menos, no en la misma dirección y proporción - la convivencia queda insostenible, y los silencios y el alejamiento cada vez mayores. Ambos ya no caminan en la misma carretera, no comparten los mismos sueños, ni la misma asociación ...Se convierten en viejos extraños dividiendo el mismo techo. Por más dificultades que atravesamos en la relación, en la vida, ésta continúa y sigue su rumbo independientemente de lo que esté sucediendo en nuestro mundo interior o exterior. Los vientos cambian de dirección, así como nosotros mismos. Cuando algo no nos hace felices, no nos hace bien,
parece que la vida nos fuerza cambios; y, entonces, nos invocamos, nos reinventamos, levantamos la cabeza y continuamos ... Puede hasta demorar, pero damos una manera y nos libramos de lo que nos sobrecarga, nos lastima, nos lastima ... La vida es siempre generosa con nosotros cuando miramos hacia la dirección y siempre nos propicia renovación y un abanico de nuevas posibilidades si nos mantenemos atentos. También los nuevos sueños, nuevos anhelos y nuevas perspectivas van surgiendo a medida que trazamos otros caminos y determinamos nuevos objetivos, adquirimos nuevos puntos de vista ... Me siento siempre con la sensación de que cada día es una nueva excursión para la vida, aunque seamos físicamente los mismos pasajeros y / o mantenemos el mismo medio de transporte. Cada nueva mañana nos permite transformarnos y tomar diferentes actitudes. Por lo que suele decir:
lo que importa de hecho son los lazos sinceros de afectos que establecemos en nuestra caminata, en nuestra vida. El resto es transitorio. Tenemos que hablar, vaciar y agotar todas las posibilidades hasta cuando nada más restar y, poco a poco, ir sacando de delante lo que no nos ayuda, lo que nos estorba y nos pone abajo. Actuando de esa forma, nos quedamos más ligeros, obtenemos paz para proseguir en nuestro camino.