Partimos del hecho de que el ser humano fue proyectado para sobrevivir, no para ser feliz. Estamos programados para el primero; pero para el segundo es necesario hacer un pequeño "hacking". Quien quiere entrar en el desafío de la felicidad necesita asumir que lo más importante está en la creación de un sentido existencial.
Ya decía José Luis Sampedro, escritor, humanista y economista español: estamos vivos para vivir, para realizarnos
. La mayoría de nosotros, alguna vez en la vida, ya se ha preguntado por qué está vivo. Saber responder a esta pregunta da un sentido a nuestra propia existencia. Un sentido propio y genuino. Todo lo que vemos fuera es sólo un reflejo de nuestro interior, de lo que pensamos y sentimos. Los defectos y las virtudes que vemos en los demás, de alguna forma, están dentro de nosotros mismos. Por más dudas y preguntas que tenemos, la mayoría de las respuestas ya están en nuestro interior, porque el universo que habita dentro de nosotros ya es verdaderamente interesante.¿Qué intentarías hacer si supiera que no puedes fracasar?
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Cuidar de sí mismo trae paz a nuestro propio universoPuede sonar un tanto irónico, pero
nosotros somos los únicos capaces de perturbar a nosotros mismos, de consentir terremotos emocionales. La causa de nuestro propio sufrimiento no está fuera, sino dentro de nosotros, en cómo enfrentamos el dolor. Los demás pueden matarnos físicamente, pero en un plano espiritual, sólo nosotros tenemos el poder de perjudicarnos a nosotros mismos o de imponer un cierto orden. A pesar de ocurrir en nuestra propia mente, esta guerra ilusoria genera una serie de lostros emocionales, como la culpa, el rencor, el resentimiento, el odio, el castigo y el deseo de venganza.
Nuestras interpretaciones ligadas a nuestras reacciones emocionales son las que nos llevan a sufrir ya entrar en conflicto con nosotros mismos. En última instancia, nosotros somos los causantes de nuestro propio daño. Por eso, enfocarnos en nosotros mismos y responsabilizarnos por nuestras propias emociones nos acerca a un conocimiento más profundo de nuestro universo interior. Al final de cuentas,lo único que podemos cambiar en nuestras vidas somos nosotros mismos.
Todo lo demás son conceptos ilusorios. Podemos molestar por querer un mundo mejor, donde haya menos injusticias y más igualdad, pero todo eso escapa de nuestras manos. En cambio, cambiar y mejorar nuestro interior es sólo nuestro trabajo, por lo que alcanzarlo nos da una paz ilimitada y un nuevo concepto para enfrentar las situaciones.
"La mejor cosa que la humanidad puede hacer es ser feliz y aprender a estar en paz consigo misma." -Seneca- El universo está dentro de usted: hay que ser valiente para construirlo. La generalización es una amenaza para nosotros, que nos perdimos en ciudades de grandes edificios y con reglas que pocas veces son dichas, pero son impuestas. Muchas veces hemos sacrificado actuar en coherencia con nuestros valores para proyectar una imagen mejor: esta es una de las formas que el sistema tiene para dominarnos, la recompensa que nos ofrece a cambio.
Así, acabamos ocupándonos de todo menos de nosotros mismos, del coche, de la moto, de aquello otro y del otro; pasamos el día haciendo cosas automáticas, cuando podríamos simplemente vivir mejor. Compartir A veces, en función de con quién y dónde estamos, nos permitimos ser de una manera u otra. Esto es,
elegimos lo que queremos mostrar de nuestro universo y lo que queremos ocultar.
Esto, en situaciones específicas, puede ser adaptativo, en la búsqueda de un empleo, en reuniones, en el trabajo, pero a largo plazo puede provocar una gran disonancia con nuestro propio yo.
Tal vez el mayor desafío sea el de encontrarse a sí mismo, conectarse con la esencia misma y ser auténtico por más tiempo. Este es un desafío, nunca una amenaza: aunque en el camino existan dificultades, la sensación que nuestra trayectoria dejará será de paz y de recogimiento; la de ser actores y no meros reactores a la merced de las corrientes que lo que nos rodea provoca.
Recuerde: el universo está dentro de usted. "Asegurarse de dar siempre la bienvenida al fracaso. Dígale siempre: fracaso, placer en recibirlo, venga. Porqué así usted no tendrá ningún temorr ".
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