Actualmente hay muchas informaciones que nos acercan a la realidad de ser madre. Sin embargo, pocas hablan a partir de un enfoque realista sobre la crisis en que una mujer puede sumergirse con la maternidad. Laura Gutman aborda este tema en su libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra". Esta psicoterapeuta explica cómo las mujeres entran en contacto con sus "sombras" a partir de la llegada de los hijos. "Una mujer puede sentir que su estructura interna, su equilibrio y su estabilidad emocional se rompen completamente cuando ella se enfrenta a la maternidad".
Compartir ¿Qué llamamos "sombras"?
El término "sombra" es usado y difundido por C. F. Jung. Este concepto abarca más que el famoso "inconsciente" difundido por S. Freud.Se refiere a las partes desconocidas de nuestra psique y mundo espiritual. El universo entero tiene su par opuesto: día y noche, masculino y femenino, positivo y negativo, luz y sombra ... Nuestro mundo psíquico también está formado por su parte luminosa y oscura. No vemos lo que está en la oscuridad, pero eso no significa que no exista.
Las "sombras" se desarrollan desde la infancia. Desde pequeños vamos construyendo nuestra estructura de personalidad y nuestro ego. A veces, hay sentimientos y acontecimientos dolorosos que no podemos digerir emocionalmente y que hemos decidido olvidar. "Nosotros les damos la espalda" para continuar en el camino de la vida. Estos aspectos no resueltos ya veces inconscientes son nuestras sombras.
"Si no realizamos el ejercicio de la sinceridad para cuestionar nuestros aspectos más ocultos, sufrientes o dolorosos, ellos procurarán desprenderse en los momentos menos oportunos de nuestra existencia". -Robert Bly-
¿Qué pasa con la mujer con la llegada de la maternidad?
Independientemente de nuestra edad, el niño que fuimos sigue viviendo dentro de nosotros. A veces para ayudarnos a aprovechar y divertirnos, y otras veces para conectarnos con la parte más vulnerable de nosotros mismos, con nuestros miedos más primarios, con nuestras memorias y tal vez con lo que nos falta. La maternidad nos sacude de tal forma que descubre todas nuestras deficiencias o heridas emocionales.
La maternidad nos devuelve nuestras experiencias con la madre, con el padre, con las personas que nos crearon y nos alimentaron emocionalmente ... Nos devuelve las memorias más emotivas de nuestra infancia. Aquellas memorias, tal vez dolorosas, que habían sido enterradas hasta ahora.
Ya en el embarazo, se despierta esa memoria infantil. En este momento, empiezan a surgir conflictos antiguos, heridas que reabrieron. Y toda esta explosión emocional coexiste con los cambios fisiológicos, hormonas y energéticos características de ese período.
En estos casos,
es normal que la mujer sienta confusión, tristeza, angustia ... y muchas veces decida ir al médico. A menudo ocurre que se realiza un diagnóstico, a veces equivocado, de "depresión" o "depresión posparto". Esto generalmente implica una prescripción automática de medicamentos que bloquean el pensamiento y las emociones. En este sentido, se debe tener en cuenta que la medicación puede proporcionar un alivio temporal, pero si no hay un trabajo psicoterapéutico, las heridas volver a ser enterradas sin ser curadas. ¿Cómo pasar por el camino de la curación?
Debemos considerar que muchos aspectos ocultos de la psique femenina son revelados y activados con la maternidad. Normalmente es un momento de revelación, de crisis ... Es necesario resaltar que puede llegar a ser un proceso para el cual se recomienda ayuda y apoyo psicoterapéutico. En ese sentido, pensamos que hacer consciente el inconsciente nos hace crecer y madurar. Hacer que el dolor sea consciente, moverla y llevarla a la luz es el camino correcto para curarla, para que no se vuelva contra nosotros en los momentos en que somos más frágiles. "Transitar y superar el dolor hace que usted desarrolle aspectos de su ser que antes permanecían dormidos, te da la visión y la seguridad de aquellos que aprendieron a navegar en fuertes olas". Por otro lado,
para recuperar y fortalecer la autoestima, es necesario curar las heridas emocionales acumuladas desde nuestra infancia
. Es decir, encontrar y curar a nuestro niño interior. Es así que se disuelven patrones que fueron creados para compensar y lidiar con el dolor, realizando un proceso de reintegración de la personalidad. De esta forma se posibilita la curación, favoreciendo una maternidad y una vida más sana, equilibrada y feliz. "Esta es la tarea de cada ser humano: atravesar la vida terrena en busca de su propia sombra, para llevarla a la luz y caminar el camino de sanación". -Laura Gutman-