A veces, la vida lastima ... ya veces sacude con tanta fuerza que parece difícil levantarse. Cuando pasamos por un acontecimiento doloroso, de alguna manera somos llevados a pasar por intensos procesos emocionales. Procesos en que entramos por la inercia de la realidad, pero que, si queremos salir de ellos, vamos a necesitar mucha fuerza, si no la amargura y el dolor nos consumen.
De hecho, mantenerse inerte en el dolor es una opción personal. Y así, anclados al sufrimiento, evitamos el viaje interior que culmina en la aceptación, en la serenidad de la comprensión y en el desarrollo personal.
"El dolor no existe para hacerte sufrir. El dolor existe para dejarlo más consciente. Y cuando te vuelves consciente, la infelicidad desaparece. "
-Osho-
El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional ...
Tanto el dolor como el sufrimiento forman parte de la vida. Es importante observar que muchas veces utilizamos estos dos términos como sinónimos. Sin embargo, para poder manejarlos adecuadamente, es importante entender lo que los diferencia. El dolor, en su dimensión psicológica, es una emoción que puede surgir ante determinadas situaciones o determinados problemas. Nos afecta física, emocional y mentalmente y dura hasta que la persona pueda restablecerse. En ese sentido, el dolor implica la aceptación y estar en contacto con lo que sentimos.
También es preciso destacar que el tiempo necesario es proporcional a la magnitud que tiene el evento que produjo el dolor, en la perspectiva de cada uno. "Así que el dolor pasa, solemos olvidar. De todos modos, los avances de la ciencia, gracias a las anestesias y los analgésicos, nos dejaron menos acostumbrados con el dolor que nuestros antepasados. Este es un hecho que justifica nuestro miedo creciente de la misma. Compartir
Por otro lado, el sufrimiento va más lejos.Cuando no logramos aceptar la realidad y continuar con nuestra vida, el sufrimiento aparece.
Este estado nos traerá de nuevo pensamientos y emociones que nos van a mantener en desequilibrio y que pueden dejarnos enfermos. Así, el sufrimiento sería una consecuencia no necesaria del dolor. "En el medio del invierno, finalmente aprendí que había en mí un verano invencible." -Albert Camus- Es importante observar que el sufrimiento
presenta mucha más intensidad y duración que el dolor emocional
, pudiendo durar indefinidamente. Por ejemplo, el dolor de la pérdida de un ser querido es inevitable. Pero cuando esa herida no es curada, surge el sufrimiento. Esto impide la posibilidad de aceptación y crecimiento.
El crecimiento a través del dolor El crecimiento post-traumático ocurre cuando la persona acepta lo que sucedió y reconstruye sus creencias. Es un proceso parecido a lo que sucede cuando una persona necesita reconstruir su casa después de un terremoto. Después de un acontecimiento doloroso, tenemos la oportunidad de pensar en cómo deseamos reconstruir nuestra vida. Por otra parte, estas nuevas creencias que vamos adjuntando a nuestros pensamientostambién promueven el desarrollo de la resiliencia. De la misma manera, durante ese proceso de reconstrucción, la persona suele descubrir puntos fuertes y características propias que antes no se conocía.
"Busque un lugar dentro de sí donde haya alegría, y esa alegría va a apagar el dolor."
-Joseph Campbell- En realidad,
nada tiene el poder de hacernos infelices, a no ser nuestra propia actitud. Según el psicoterapeuta Joan Garriga, cualquier pérdida puede transformarse en una oportunidad para crecer como persona, para aliviarnos y para liberarnos de apegos e identificaciones. Paralelamente, el gran riesgo de los procesos dolorosos es el de no superarlos y acomodarlos,
y en el sentido de que el dolor es un proceso inherente a la existencia y es importante para crecer y entender lo que hicimos parte de una manera más enriquecedora.
"Yo fui un hombre de suerte en la vida, nada fue fácil para mí."
-Sigmund Freud- En el camino se aprende ... Principalmente, se aprende sobre lo que es doloroso y que, en última instancia, puede causar sufrimiento.
Cuando entra en contacto con el dolor más dilacerante, tomamos conciencia de nuestra fragilidad al mismo tiempo que nos colocamos en una posición que nos permite, como en ninguna otra, conocer nuestra grandeza. Nuestro valor. Y es en ese camino que se aprende que todo cambia y que el sol siempre aparece después de un cielo nublado, con la belleza y la fuerza de los nuevos amaneceres. Es en ese momento que descubrimos la fuerza que habita nuestro interior, superando un camino doloroso y la inercia que nos llevó a transitar por él. En el camino del dolor también se observa que del caos siempre surge un nuevo orden. Un nuevo orden que trae consigo un aprendizaje y una experiencia para seguir avanzando. Cada vez más rápido, cada vez con más sabiduría, cada vez con más serenidad y conciencia de que las épocas de dolor tienen el potencial de ser épocas de grandes transformaciones ... y - ¿por qué no? - de grandes oportunidades. "Las personas más bonitas con quienes me encontré fueron aquellas que conocieron la derrota, conocieron el sufrimiento, conocieron la lucha, conocieron la pérdida y encontraron una forma de salir de las profundidades."
-Elisabeth Kubler Ross-