Al principio, recuerde aquel famoso sentimiento común que nos dice para tener la conciencia de que, muchas veces, quien pierde está ganando. Nosotros solemos ver todo en el calor del momento, teniendo el inmediatismo de lo que nos sucede como la única forma posible de que las cosas sucedan. Sin embargo, eso es una inversión, porque el tiempo acaba por mostrarnos que mucha cosa era lo opuesto de lo que imaginábamos.
Es así con todo, es así también con el amor
¿Cuántos de nosotros no nos aferramos a una relación sofocante, desgastante, con alguien que parecía ser un gran amigo, un compañero perfecto, como si no pudiéramos encontrar nada mejor, como si vivir sin esa persona nos fuera inimaginable? Y, pasado un tiempo sin aquella presencia, percibimos que nuestra vida se hizo mejor, que perdíamos tiempo a la vista.
Todo tiene una razón de ser, lo que nos sucede, lo que nos hacen, cuánto sufrimos, sonríe, tanto que luchamos, es todo parte de nuestro aprendizaje, para que nos hagamos personas mejores y más seguras en cuanto a lo que, queremos o no para nosotros. Lo que es bueno nos apunta la certeza de lo que y de quién tendremos que mantener juntos. Lo que es malo, por otro lado, sirve como lección - aunque dolorida - de todo y de todos los que deberíamos evitar, que tendremos que mantener alejados, allá lejos. Por eso es que muchas veces, aunque inevitable, sufrir por quien no nos quiere más,
por quien ya usó y abusó de nuestro mejor, de quien nos tuvo y nos dispensó hechos objetos en desuso, inevitablemente se tornará algo de que acabaremos en nosotros arrepentirse. El paso del tiempo nos calmará y nos hará percibir con claridad que aquella persona pasaba lejos de ser quien nos merecía, quien nos añadía, quien nos sería vital. Ella fue importante sólo para mostrarnos lo que no podemos aceptar como amor. No conseguiremos pasar incólumes por los términos de relación que enfrentaremos, una vez que, cuando estamos allí dentro de todo, de muy cerca, es difícil ver con firmeza todos los vacíos y heridos en que estamos insertos. Sin embargo, con el paso de los días conseguiremos liberarnos de quien ya no está junto, dándole la debida importancia: ninguna. Es así que sobrevivimos, que nos fortalecemos y nos preparamos para el encuentro arrebatador con el verdadero amor de nuestras vidas.