Llegar a ser un adulto sano no es tarea fácil, especialmente si tomamos en consideración cómo está montada la sociedad en que crecimos. Por otro lado, en función de cómo vivimos nuestra infancia y los vínculos con nuestros padres, vamos a necesitar más o menos esfuerzos para recorrer el camino hasta nuestra maduración física y emocional. La edad fisiológica y la edad social no siempre coinciden
, por lo que esta falta de sincronía? ¿Por qué a menudo es tan difícil madurar? Asumir responsabilidades que no eran nuestras cuando éramos pequeños y sentir como la situación no se resolvía de la manera como quisiéramos puede causar daños profundos a nuestra autoestima ya la sensación de autoeficiencia. Un peso capaz de frenar el crecimiento emocional de cualquier niño.Compartir
¿Por qué, a veces, no queremos crecer?¿Por qué algunas personas tienen tanta dificultad para madurar? Tenemos muchos motivos para mantenerse en la juventud eterna (conocida como "Síndrome de Peter Pan"). En primer lugar, la sociedad nos fuerza a ser siempre perfectos, bellos y con espíritu joven.
En segundo lugar, a veces las heridas emocionales de nuestra infancia nos hacen arrastrar los asuntos pendientes
para ser resueltos, y nos consideramos niños con heridas que impiden que nos transformemos en adultos: en el fondo seguimos reclamando parte de nuestra infancia o tratando de salir de ella sin heridas profundas. Estos asuntos, al no estar resueltos, se manifiestan en nuestro presente. Piense que en la infancia es más fácil eludir responsabilidades y sentir que estamos en una zona conocida y cómoda, en lugar de explorar zonas desconocidas. ¿Cuáles son las características de un adulto que no quiere crecer?
Son varias las características que presentan un adulto que resiste al crecimiento. Las principales son las siguientes: Tienen necesidades no satisfechas en la infancia que trata de compensar de forma constante en su presente.
Siente culpa, oculta o manifestada, por las cosas que hace, dice o siente. Es difícil diferenciar a sus padres de sus compañeros (as).
Exagera sus necesidades
- y, además, generalmente las convierte en acciones, o necesidades de gratificación inmediata. Necesita llenarse de estímulos constantemente y
- pueden ser muy dependientes de los demás
- , o muy independientes (aunque detrás de la independencia se esconde una necesidad de ser reconocido y visto). Reprime sus emociones y deja que se enteren en su interior, o por el contrario, tratan con una montaña rusa de emociones que no pueden controlar.
- Espera mucho de los demás , puede dar mucho, pero normalmente esperando algo a cambio.Tiene en su interior las heridas del abandono y del desprecio que vivió en su infancia.
- La culpa dificulta la maduración
- Imagínese a un niño con sus padres en pleno proceso de separación. En esta situación, es fácil que el niño tenga comportamientos para evitar la ruptura del núcleo familiar y, si no lo consigue, es parte de la responsabilidad de la separación. Una responsabilidad que, ante el fracaso, se transforma en culpa, en un peso que no es suyo y que puede terminar frenando su desarrollo.El niño herido habita un cuerpo de adulto y está congelado en el tiempo.
- Piensa que no importa la edad que tenga, sea 25, 38 o 60 años. La culpa tiende a estar muy activa en el niño (vestida de adulta), que tiene poco madurez emocional.
El niño siente una culpa insana, que le hace pensar que es la responsable de todo lo que le rodea. Esta carga que el niño siente no es real, aunque la viva como algo real. Si cuando nos hacemos adultos no podemos controlar nuestra culpa, tendremos grandes problemas para asumir nuestras responsabilidades de cada día.
¿Cuál es el camino para alcanzar la madurez emocional?
Para alcanzar la madurez emocional vamos a tener que enfrentar la sensación de culpa en lugar de evitarla. Administrar la culpa es la pieza más importante para poder seguir creciendo
en relación a las emociones que mantenemos. Tanto con nosotros como con los demás.
Para empezar a digerir esa culpa es necesario: vivir el dolor de niño, no evitar el dolor sino atravesarla y sentirla de forma plena y consciente. Cuando podemos dejar atrás nuestra historia y nuestra mochila, la culpa se transforma en responsabilidad sana que nos empuja hacia la madurez.
"La confianza viene con la madurez, aceptando más a sí mismo." -Nicole Scherzinger- La valentía de ser adultos
El arte de convertirnos en adultos sanos no es importante sólo para involucrarnos en diferentes papeles de la vida (profesional , pareja, hijos, etc.), pero va mucho más allá.
Es importante adquirir nuestra propia identidad, a diferencia de nuestros padres, dejar sus expectativas de lado y empezar a hacer las cosas por nosotros mismos.
Si nos valoramos y aceptamos de la manera como somos, la experiencia de vida nos llevará, de forma natural, hasta la madurez. Lo que nos da alas para ser adultos es la libertad de vivir nuestro presente con conciencia y aceptación de las circunstancias.
Por lo tanto, algunos secretos para convertirse en un adulto autónomo son: dejar de comportarse como la víctima, evitar quejarse constantemente y dejar el pasado hacia atrás.
Sólo siendo valientes y dando un paso a lo desconocido podremos comenzar a gobernar nuestra propia vida.