La desconfianza en las relaciones amorosas es como un cáncer. Comienza, muchas veces, de forma imperceptible. Pero luego se extiende y se vuelve invasiva. Es justamente la desconfianza uno de los factores que, si no se aborda y resuelve rápidamente, hace que la relación se deteriore y destruye el vínculo de la pareja, haciéndolo incluso negativo.Hay una idea importante en torno a este concepto:
la confianza es aprendida, y la desconfianza también. No se trata de un sentimiento que nace naturalmente , sino de algo que es fruto de un entendimiento, más o menos consciente, a partir de lo que sucede en las experiencias de la pareja. Es claro que todos llegamos a una relación amorosa con un equipaje, y seguramente va a formar parte del modo en que nos sentimos y de nuestra actitud de ser más o menos generoso en relación a confiar en el otro.En casos normales, la desconfianza en una relación amorosa surge porque uno de los dos componentes de la relación se muestra como un pilar inseguro, que puede desmoronarse en cualquier momento, lo que hasta entonces era inesperado. Por supuesto que esa mirada un poco más sospechosa puede ser también un caso un poco más neurótico, en el que incluso sin muchos motivos ya nace una desconfianza. En ese caso, independientemente de la situación que causa el problema, es un tema más serio, por lo que es muy necesario que se aborda y resuelva.
"¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?" -George Eliot- Los motivos de la desconfianza en las relaciones amorosas
La desconfianza en las relaciones amorosas tiene muchas causas. Las más comunes involucra el surgimiento de la misma después de algún episodio de infidelidad. Pero esa no es la única razón para que la confianza se rompe. Toda acción que engaña al otro puede plantar la semilla de esa tan problemática situación en la vida de la pareja. Los principales motivos de la desconfianza en las relaciones amorosas son:
Descubrir que el otro es alguien que miente de manera recurrente.
Promesas frustradas. Personas que prometen y no cumplen.
- Cuando alguien percibe que el otro no conoce lo suficiente a sí mismo. A la persona le gusta una cosa pero luego abandona. No sabe lo que quiere.
- Cuando el otro muestra dificultades para enfrentar las consecuencias de sus actos, siendo irresponsable o arredio. También hay, por supuesto, muchos casos en que la desconfianza nace sin que exista ninguna motivación basada en el mundo real. Son los casos en que hay una predisposición de la persona a desconfiar.
- Las principales razones para que alguien tenga esta predisposición son:
- Inseguridad de una de las personas.Esta siente como si no fuera lo suficientemente buena para la otra.
Tener experiencias de traición y no haberlas superado debidamente. Venir de un hogar en que los componentes de la familia se decepcionaban unos a otros , teniendo vínculos de desconfianza.
- haber traicionado a alguien y diseñar inconscientemente una necesidad de ser castigado por eso. El ladrón juzga por su propia historia.
- Dependencia excesiva y miedo al abandono.
- Primer paso: mire hacia ustedUna vez que la desconfianza está instalada en la relación amorosa, no es fácil mandarla. No es, sin embargo, imposible.
- Sólo es necesario mucho trabajo, buena voluntad e insistencia para alcanzar el éxito en esa empresa. Vaya a la pena al final, porque la existencia del amor crea brasas para reavivar el fuego de la complicidad. Y el amor es siempre una buena razón. En primer lugar, lo mejor es evaluar los motivos por los que la desconfianza nació y plantó raíces en la relación. En particular, es necesario saber si los motivos son objetivos o si son resultado de un modo de pensar más neurótico.
- También es importante revisar las expectativas que una persona de la pareja tiene en relación a otra.
Todo ser humano falla, entonces cuando alguien espera que el otro sea perfecto para poder confiar en él, realmente está perdiendo tiempo y haciendo las cosas más difíciles. La confianza no nace del hecho de otro ser infalible. Tiene que ver con la certeza de que sí, todos fallan, pero que nadie falla deliberadamente y de mala fe.
El diálogo: la única solución real El diálogo es siempre la solución ideal para resolver los problemas de desconfianza en las relaciones amorosas. Esto es una paradoja porque para dialogar, necesitamos confiar ... Sin embargo, ese es el único camino para buscar si entiende o percibe por la conversación si todavía hay espacio para ello. Si no existe, no hay manera de continuar.
Dialogar significa estar tranquilo y, con una dosis de cariño en la voz, exponer las razones por las cuales la desconfianza surgió. La clave está en concentrarse en el otro, y no en nosotros mismos. El diálogo no es para apuntar el dedo hacia las acciones del otro, sino para contar cómo nos estamos sintiendo y tratar de entender también el otro lado. Ayudar al otro a entender el origen de nuestro sufrimiento y buscar también escuchar lo que él tiene que decir.
Dialogar también es escuchar. Sin prejuicios. Sin reacciones automáticas a palabras. Teniendo tiempo para digerir lo que el otro está hablando, sin juzgar o hacer un juicio de valor. Cuando hay amor, el diálogo fortalece la relación y ayuda a encontrar el camino a seguir. Si el diálogo es imposible y la desconfianza persiste, es hora de pensar en levantar el ancla y navegar hacia otros horizontes.