¿Cómo podríamos definir la desesperanza? Este término hace referencia a la pérdida de la esperanza, al sentimiento de vacío interior, al pensamiento de que no queda nada más en el desierto en que creemos que estamos, que todos nuestros esfuerzos ahora son en vano. ¿Cómo podemos enfrentar la pérdida de las fuerzas para seguir adelante? ¿Cómo enfrentar la desesperanza? Cuando esta sensación nos invade, surgen los cuestionamientos. ¿Para qué seguir luchando? ¿Para que continuar levantándome de la cama todos los días? Las personas que tuvieron esa emoción sienten que no pueden manejar sus tareas, con su día a día, con sus obligaciones, y que tal vez la mejor solución sea abandonarse a sí mismas con el objetivo de dejar de sufrir. Por eso, la desesperanza puede llegar a ser una de las peores enemigas porque
pone una venta en nuestros ojos y va robando nuestras fuerzas y nuestra voluntad.
No nos deja ver más allá del muro que tapa la luz. Sussurra en nuestro oído que eso no va a pasar, que nada puede salir bien, que está todo terminado y que sólo queda conformarnos a vivir así. Frente a ese panorama: cómo enfrentar la desesperanza? La desesperanza puede ser enfrentada con paciencia, con un trabajo mínimo, pero con un esfuerzo enorme
, con pequeños pasos y con grandes logros. Con personas increíbles que nos ayudan a salir del fondo del pozo y nos hacen ver que siguen existiendo cosas maravillosas por las que vale la pena seguir viviendo y luchando. La desesperanza, nuestra peor enemigaCuando la desesperanza nos invade, lo peor que podemos hacer es ser buenos huéspedes.
Tal vez ella ha entrado, pero a partir de entonces la solución consiste en esforzarnos y (principalmente) ser inteligentes para que ella se vaya cuanto antes. La desesperanza es astuta. Ella conoce los miedos de quien ataca y se alimenta de ellos. Así, si aprendemos a lidiar con nuestros miedos, la desesperanza no tendrá alimento y va a desaparecer.
En ese sentido, todas las herramientas de gestión emocional con las que podemos contar nos sirven de ayuda para enfrentar la desesperanza. El abanico, por lo tanto, es amplio: hablamos de las herramientas que interrumpen los ciclos negativos de pensamiento, pero también de aquellas que nos hacen hábiles en lo que se refiere a lo social e inteligente en la elección de estrategias. Tal vez no podamos ver más allá de lo que tenemos ahora. Cuando estamos en la oscuridad, es difícil ver la luz al final del túnel. Sin embargo, no podemos olvidar que nosotros mismos podemos lograr ser un foco muy poderoso de luz si descubrimos el secreto para "encenderse". Por eso, la desesperanza se escapa principalmente de aquellas personas que emplean recursos para organizar sus esquemas de pensamiento.
"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza está fundada en todo lo que ignoramos, que es todo."
-Maurice Maeterlinck- Su mejor arma para enfrentar la desesperanza es la voluntad de vivir Aquí es lo más importante:
usted es más que su situación actual.
Usted ha pasado por situaciones difíciles y supo superarlas, usted es capaz de conquistar metas de mucho valor. Usted es principalmente su fe, por lo que es tan importante mantenerla. Piense que nuestra mente trabaja con lo que sucede con nosotros, pero trabaja aún más con lo que piensa que va a suceder. Más que ser lo que pensamos, en realidad somos más lo que creemos o lo que estamos dispuestos a creer.
En el pasado, pasamos por situaciones muy difíciles que ya superamos. Además, gracias a estas situaciones que superamos, ahora contamos con recursos que nos han hecho más fuertes.
En el futuro inmediato, surge la oportunidad de seguir viviendo. Por fin, para un futuro más lejano podemos hacer planes: esperanzas que no dejan de ser la semilla de la motivación que nos mueve. Esta perspectiva, simple y fácil de elaborar, es a la vez difícil de mantener, ya sea por los miedos o por las veces en que la suerte nos dio la espalda. Sin embargo, no deja de valer la pena. Así como las personas que no salieron de nuestro lado. A pesar de no ser un buen momento, a pesar de saber y reconocer que no somos la compañía más agradable. Si creen, ¿por qué no damos una oportunidad? En otras palabras:
la desesperanza no deja de ser una mera ilusión. Una imposibilidad: estar ciegos frente a las alternativas que nos facilitan una salida. Sin embargo, por más preocupante que parezca, difícilmente se sostiene cuando preferimos el coraje al miedo ...
o la confianza en nosotros mismos a la ansiedad.