¿Existe realmente distancia entre ellos? ¿Son dos en uno? Primero el corazón ... después la mente? ¿O al contrario? ¿Quién nos guía por su verdad ...?
Sucede que a lo largo de nuestra vida enfrentamos infinitas batallas entre estos dos que controlan nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestras decisiones, nuestros aciertos y fracasos. Sumergimos en dilemas intensos que terminan por anular, acaban con nuestra coherencia y entramos en un círculo de inseguridad ... inseguridad porque, la mayoría de las veces, no sabemos si estamos haciendo bien o equivocado, hasta que decidimos hacerlo.¿Qué sigue? ¿La mente o el corazón?
Pues bien,
no hay un cierto o equivocado. No tenemos que dejarnos llevar sola y exclusivamente por el corazón, pues nos llevaría a un camino de impulsos descontrolados. Si estos no fueran dirigidos por la mente sabia y cautelosa, actuando siempre frente a esos momentos de locura infinita, acabaríamos con nuestro yo como personas. También no es cuestión de seguir fielmente a la mente, pues ella nos privaría de la libertad de sentir ... la importancia de detenerse y sentir. Además, crearía un muro ante las emociones y pasiones por descubrir y experimentar. Frente a esta breve descripción, rápida y general, llegamos a la conclusión de que
no hay blanco o negro en esta elección , sino que se trata de una amplia gama de cenizas de diferentes intensidades y variedades reflejadas en nosotros mismos. No hay dos tonos iguales, de la misma manera que no hay dos personas iguales. Por lo tanto, no hay una regla para todos; cada uno debe conocer y usar su, debe conseguir escucharse a sí mismo, comprenderse, saber de sí. De esta forma, no habrá situación, momento, decisión, circunstancia frente a la cual no sabrá qué hacer. Usted podrá usar su propia regla, creada por sí mismo, sacada de su mente y de su corazón, cada una a su medida, de su conexión, sin crear conflicto entre ellos, pues están destinados a entenderse, para que entonces todo fluya y que usted consigue la capacidad de SER.
Deténgase y aproveche para conocerse; el camino es largo pero tiene un final
. Fije su regla de tonos que sólo usted puede llegar a conocer. Es difícil, pero no imposible. Sea fiel y honesto consigo mismo, sienta y experimente, cree su propio vínculo entre la mente y el corazón.