La bondad es transmitida a través de la caricia que reconforta, del gesto que educa y del ejemplo que guía. Si plantáramos en nuestros hijos semillas de nobleza, de afecto y de empatía, dar al mundo adultos más fuertes, personas más dignas y valientes, capaces de construir sus propios caminos.La verdad es que, por más que la inteligencia emocional esté de moda, la gente sigue dando prioridad a los estudios y trabajos orientados a potenciar el rendimiento de los niños en las materias escolares más tradicionales.
Algo en que se refiere, por ejemplo, a la ley norteamericana "No Child Left Behind" (que ningún niño quede atrás), que alienta a los alumnos ya las familias a mejorar su registro académico, para que no pierdan los apoyos financiera."Un gramo de bondad vale más que una tonelada de intelecto."-Alejandro Jodorowsky-Esta ley llevó al desarrollo de varios trabajos enfocados en una idea muy simple: desarrollar al máximo la capacidad de los niños de memorizar. Los propios estudios son interesantes desde un punto de vista científico, pues investigan los diferentes patrones que el cerebro utiliza para construir relaciones, para codificar datos y crear nuevas memorias.
Ahora, lo que está sucediendo con este decreto, aprobado en la época por el presidente George W. Bush, es que los profesores se sienten presionados y los alumnos se sienten frustrados
. Es como si nuestro contexto político y social fuera por un lado, mientras que la neurociencia, con los resultados derivados del conjunto de estudios en este contexto, gritaba que por ese camino no.
El cerebro de un niño necesita una educación más completa y compleja que la actual, que incide y estimula la práctica de estrategiasmnésicas.
Una atención a la memoria que va en detrimento del "cimiento" que asienta los conocimientos, que despierta la curiosidad y que forma la base de una personalidad fuerte, madura y feliz.Si somos capaces de educar, de guiar y de motivar a los niños a través de la bondad y el reconocimiento, daremos al mundo una generación mucho más digna y más preparada para los desafíos que van a tener que enfrentar.CompartirLa bondad en el cerebro infantil
Vamos a empezar por aclarar un aspecto muy importante.Cuando un bebé llega al mundo, es incapaz de regular sus emociones,
y en su cerebro no existe ninguna área donde el concepto de la bondad esté instalado de forma genética. Lo que existe es una necesidad innata y natural de "conectarse" con el medio a su alrededor, primero con sus padres para sobrevivir, y más adelante con sus iguales, para iniciar sus primeras relaciones sociales.
Tenemos que entender que el mundo emocional de los niños sigue una secuencia de desarrollo específica donde los adultos deben ser sus guías, sus mediadores, e incluso sus gestores.La reorganización neurológica de un cerebro infantil es muy compleja,así, la edad cronológica no siempre marca una función, una capacidad o una realización específica. Por eso, debemos ser pacientes para aprender a respetar el desarrollo físico, psicomotor y emocional de cada niño.
Además, hay una serie de factores que determinar la calidad de este desarrollo integral en nuestros hijos.Cuando hablamos de enseñar la bondad, no nos referimos sólo a enseñar valores. También hablamos de cómo ese universo cercano (lleno de caricias, miradas y reconocimiento) configura, sin duda, una conexión capaz de lograr un mejor desarrollo neuronal.Un niño puede establecer un contacto con la bondad desde muy temprano.
Ella la percibe a través de la voz de su madre y de los brazos de su padre. Ella nota la bondad cuando aprende a hablar y es escuchada, cuando la guían con ejemplos, cuando regulan sus emociones y le enseñan a valorar a los demás, a respetarlos ya respetar a sí mismos.La bondad es mucho más que un valor, es un canal de aprendizaje excepcional.Compartir
Llaves para enseñar la bondadHablamos al principio que la línea curricular de muchas escuelas acaba por dar prioridad al rendimiento escolar en materias clásicas en relación a la inteligencia emocional. Bueno, por supuesto que ninguno de nosotros va a poder cambiar lo que la sociedad exige de nosotros, por eso vale la pena educar emocionalmente a nuestros hijos para que estén preparados para estas demandas. Se trata, por lo tanto, de guiar dentro de casa, de ser buenos gestores emocionales desde que nuestros hijos están en la cuna y poco a poco dan sus primeros pasos.
"Toda demostración de bondad es un acto de poder."-Miguel de Unamuno-
A continuación vamos a dar algunas claves para que usted pueda hacerlo.
Enseñar el respeto, enseñar la bondadAlgo muy real y que el libroCómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen
"nos explica muy bien es que todos somos excelentes padres, hasta que sean padres .
Es decir, antes de tener hijos, idealizamos la creación y tenemos una idea bastante clara de lo que haríamos y de lo que no haríamos. Más tarde, cuando los hijos llegan, la vida real nos da la "bienvenida.
Para enseñar el respeto y la bondad, hay que ser paciente.
La creación es una aventura diaria, ningún día es igual al otro y los requisitos de un niño pueden cambiar de una hora a otra. Lo más importante en estos casos es que nosotros mismos seamos siempre iguales para ellos,igualmente accesibles, igualmente afectuosos, pacientes, con las mismas reglas y los mismos ejemplos a dar.Otro consejo que María nos ha dejado es la necesidad de sembrar en el niño ideas de nobleza desde temprano, aunque no las entienda.Va a llegar el día en que esa semilla dará frutos. Por último, no podemos olvidar que la bondad es una de las cualidades que mejor refleja la esencia humana.
- Enseñar la bondad es enseñar civismo, es respetar al otro, es amar la naturaleza, y no menos importante, amar también a sí mismo. Vamos a guiar a los niños en este camino que día tras día les ayudará, sin duda, a tener una vida más plena.