Ciertamente, al leer ese título, los cuatro grandes momentos de su día ya pasaron por su mente. Por su carga emotiva, por la cantidad de positividad que transmiten, por la intensidad del instante ...
Diariamente usamos una determinada cantidad de batería. Cuando llegue la noche, tenemos que recargarla y así volver a funcionar adecuadamente al día siguiente. Pero, ¿y si existieran pequeños instantes que mantuvieran nuestro nivel de energía estable por la mañana, por la tarde y por la noche? ¿Por qué no aprovechamos el poder que estos instantes tienen sobre nosotros para recargarnos? Los grandes momentos del día a día
Una buena mañana
Es muy probable que levantarse por la mañana oyendo la alarma no sea especialmente agradable. Sin embargo, independientemente de su pereza de levantar, el día ya ha comenzado!
¿Por qué los minutos parecen volar en esas horas de la mañana? Tomar baño, arreglar a los niños, secar el pelo, limpiar la casa, arreglar la cama ...
Antes de salir por la puerta tenemos que hacer muchas tareas. Por eso la forma en que nos levantamos es tan importante. Nuestro humor durante el día depende de lo que sucede en ese período anterior a la salida para el trabajo.Si nos sobrecargamos, lo más probable es que los problemas que van surgiendo no se vean de una buena manera. Por lo menos no tan bien como serían si hubiéramos levantado con el pie derecho. Por ejemplo, si nos apresura mucho, las cosas pueden no salir tan bien, fruto del olvido o de la impaciencia.
Manchamos la camisa, olvidamos de recoger un documento ... Para que esto no suceda, podemos colocar el despertador para tocar 20 minutos antes de lo habitual y acostarse para dormir un poco antes. Intente dejar la ropa del día siguiente ya preparada o quitar la basura después de cenar. Ser organizado y sistemático puede contribuir a que su estado de ánimo sea lo mejor posible
antes de salir de casa. Comidas: sólo o acompañado? Sin dudas, la hora de la comida es uno de los grandes momentos del día.
O termina de agotarnos o transformarse en una bomba que sigue en los pozos de energía en el resto de la jornada.
Cuando llegamos a casa y queremos manifestar cuán cansados estamos, solemos decir "no tuve tiempo ni de comer". Después de una mañana agotadora en el trabajo, es común que la comida siga el mismo patrón. Salimos para almorzar con los compañeros de trabajo y seguimos hablando de la reunión que tuvimos. Es decir, no nos desconectamos. La hora de la comida puede ser un buen momento para conversar sobre otras cosas. Actividades de ocio, aficiones, chistes ... Cualquier tema es bueno para
disfrutar de la compañía de los compañeros de trabajo de manera diferente de lo habitual.
Así, aprovechamos para hacernos más íntimos. También puede ser bueno salir a comer solo, con un amigo, un familiar, o ir a casa y hacer una sorpresa para nuestra pareja. Son opciones que nos dan margen para ganar fuerzas para la jornada vespertina. Un momento para ti
Es aquel instante reservado especialmente para estar consigo mismo. Un momento que nos permite estar en paz y apreciar lo que nos rodea. Hacer un paseo, leer en el metro de vuelta a casa, hacer yoga o meditación, conversar con alguien por teléfono, ver una serie, salir a correr, cocinar ...
Todos tenemos un momento en que nos sentimos en armonía.
Busque y dedique a él, porque la rutina puede robar ese momento de usted. Y usted no puede permitir eso. Abrir la mano de ese tiempo, a largo plazo, puede hacer que usted tenga más ansiedad, desánimo, melancolía o tristeza.
Reencuentro con la familia en casa Aunque en este artículo se explica en cuarto lugar, es uno de los grandes momentos del día. Si no es el mejor. Es el instante en que usted va subiendo en el ascensor o por la escalera y va saboreando el aroma de su hogar.
Abrir la puerta y encontrar una sonrisa y un abrazo compensa. Ver a sus hijos comiendo o cogerlos en el regazo, dar un beso y preguntar cómo fue su día. Hacer la tarea de casa con ellos, ir al parque, llevar a practicar algún deporte, al cine ... Eso no tiene precio.
Pocos momentos se comparan con estos. A veces, a causa de la rutina, nos involucramos en una dinámica que no nos permite aprovechar estos grandes instantes del día. Son placeres que debemos ser capaces de apreciar. No todo el mundo tiene la suerte de saborear un pedazo de pan o de llegar a casa y tener a alguien a la espera. Por eso, se considera un privilegiado y aproveche cada uno de esos momentos como si fuera la primera vez.