Estamos siendo dominados por una masa injusta, fútil y barata en el mundo en que vivimos. Por eso ando sin paciencia para interacciones forzadas, papeles aburridos y gente vacía.
Con tanto que nos preocupamos, lo que predomina es una batalla triste de egos. ¿Quién puede más, quién tiene más, quién es más que el otro. Exhibicionismo, narcisismo, futilidad aguda, son algunos de los puntos marcantes de una generaciónque no acepta la posibilidad de imperfección.
'Filtramos' nuestra alma, nuestra esencia, cada foto modificada para satisfacer una audiencia de amigos virtuales, críticos hipócritas, y mentes alienadas.
Nuestro valor, nuestra popularidad, belleza e inteligencia son juzgados por cuántos curtidos, comentarios y compartimos recibimos en nuestras redes sociales. No lo sé, pero me parece triste y decadente.Debemos aceptarnos como somos, intentar ser mejores que ayer y competir sólo con nuestras limitaciones. No se compare a nadie porque usted es único, no intente complacer para ser aceptado, porque eso es misión imposible.
Preocuparse más en tener contenido que ser un producto.
Tener un cuerpo hermoso es bacana y está de moda, pero no hay nada más sexy que la inteligencia y la sabiduría. La simplicidad de un alma verdadera es la más pura forma de elegancia. El hombre común habla, el sabio escucha, el tonto discute
No se ahogue en esa ola de banalidades, sea usted, sea original, sea verdadero, somete en la vida de las personas, haga la diferencia en el mundo y recuerde: sus creencias no lo definen. Lo que usted dice que es o no es tampoco, pero su comportamiento, su postura, la energía que usted disemina, esos sí dicen mucho acerca de él.
Sea una influencia positiva en la vida de aquellos que lo rodean, entre en la corriente del bien y separe la luz por donde sea.
Yo, tú, ellos, nosotros, sólo necesitamos un poco más de amor.