El peor error ortográfico no se hace escribiendo, sino cuando en la vida no sabemos poner un punto final. La enseñanza que implica esta frase es muy valiosa para nosotros, pues guarda con él el punto básico de crecer.
Saber encerrar pasos, ciclos y relaciones puede ser difícil principalmente porque es complicado tener seguridad a la hora de dejar atrás a aquellas personas, momentos o lugares que nos hicieron sentir tan bien.
Esto de "luchar por lo que queremos hasta el final" muchas veces es una forma de insinuar nuestra inquietud y dar vueltas con el afán de desplazar la máquina de la determinación emocional que nos ayuda a tomar la decisión tan difícil de ser tomada. Nuestro error: colocar tres puntos donde debería haber un punto final
La vieja costumbre de colocar tres puntos nos impide crecer.
Si no abrimos las ventanas, no veremos el brillo de la vida; si no dejamos las puertas abiertas nos ahogaremos en la imposibilidad de "dejar irse" el polvo que nos impide respirar. La tenacidad y la resistencia ante lo que está acabado se transforma en un revólver metafórico que nos apunta la frente de forma constante, haciéndonos incapaces de aprovechar la propia vida afectiva.
CompartirEn estos casos la negación tiene un papel fundamental, pues es el reflejo de la propia falta de coraje y de la escasez de recursos para atribuir a esto una realidad emocional negativa. Entonces, nos empeñamos en afirmar que es una "etapa temporal" y nos rechazamos dar atención a los propios sentimientos y pensamientos.
El hecho es que siendo la ruptura un asunto tan serio, es normal sentir un cierto temor de tomar partido. Sin embargo, cuando no lo hacemos, acabamos transformándonos en personas ásperas, infelices, irritables, prejuiciosas y condenatorias, lo que nos lanza en un agujero negro lleno de contradicciones.
¿Cómo se suele decir, medio pan es mejor que nada, pero media rebanada o migajas realmente darán sustentación a la propia vida afectiva? Si una cosa no nos hace feliz o una relación no hace bien, qué tipo de unión y sustentación pensamos que tendremos?
Seamos realistas: si queremos que las cosas buenas entren, hay que dejar irse "De dejar ir", "soltar", "
decir adiós
" .Pocas palabras que simbolizan grandes acciones. Más que mantras caseros, son mensajes claros que nos recuerdan que no vale la pena permanecer en un lugar donde nos transformamos en meros observadores, en personas sufridas o en figuras compadecidas.No vaya donde usted no es querido y no quede donde usted no es amado, esa es una premisa fundamental que necesita ser trabajada desde la infancia para que, llegado el momento necesario, hagamos valer nuestras necesidades emocionales y podamos oír nuestros corazones cuando sea necesito. Haríamos lo que fuera posible para tener motivos para mantener las puertas y las ventanas abiertas pero, sin embargo, no nos queda otro remedio que poner un punto final donde antes planteábamos reticencias. Esta es una conducta que necesitamos tener para cuidar de nuestra salud emocional, para darnos el debido valor, proteger el corazón y adelantarnos en la vida poniéndonos como la primera persona a la hora de pensar en sentimientos. No pierda la esperanza y la alegría, y que la pereza y el sufrimiento no sean sus conductores. Es verdad que es complicado (y triste) poner un punto final en nuestras historias, pero cuando eso no sucede, no permitimos que nuevas y bellas historias entren. No se olvide:Irse de ciertos lugares también es cuidar.
Alejarse de algunas personas también es protegerse.
Cerrar algunas puertas también es gustar de ti mismo.