Hay algo bueno en lo que pasó, no importa si el recuerdo es amarga, bucólica o sana

Percibo que el pasado es un estado que existe mientras no es el presente. Confundido? Me explico! Usted vivió, sucedió, fue ayer, pasó. Y entonces hoy, tropiezas en el pasado y todo lo que pasó a la superficie, como si no existiera ese intervalo de tiempo y acontecimientos que separa el pasado del presente. Los puntos finales se transforman en comas, en reticencias, y usted percibe que algunas cosas serán como siempre fueron, no importa lo que suceda.El pasado (cuando es prensado) remueve su memoria, su corazón, su estado de ánimo, te hace tener ganas de estar en cualquier lugar que no sea el ahora.¿Quién sabe volver al principio de este pasado y tener la oportunidad de hacer diferente, de modificar las cosas que hoy, con una nueva mentalidad, usted sería capaz de conducir con éxito y maestría? ¿Quién sabe quedarse allí, eternizar ese momento, para que nunca tuviera que referirse a él como pasado, con aquella nostalgia donada de algo que fue tan bueno, pero tan bueno, que nunca debería haber acabado? ¿Quién sabe no cambiar nada, ni apegarse al momento, apenas vivirlo con más intensidad?

O volver a los segundos antes del pasado, modificar las cosas, no permitir que sea un pasado, no permitir que sea un recuerdo presente, no permitir que sea? Supongo que estas posibilidades inspiraron a los creadores de "De vuelta al futuro". Pero la realidad en mucho supera la ficción. La realidad a veces recuerda un té de boldo, amargo y curativo. A veces un dulce de sidra, que viene dulcemente y al final deja un gusto amargo y cítrico en la boca. Y a veces, es pura miel.

La realidad no nos permite modificar el pasado, nos deja construir el futuro, pero sin garantías. Los pasos que damos hoy, a veces planificados, a veces impulsivos, no saben exactamente a dónde van. Son guiados por la esperanza de que al alcanzar el futuro, produzcan un pasado que despierte en nosotros la nostalgia de haber vivido lo suficiente, no en tiempo de vida, sino en la calidad que damos a nuestra existencia.

Cuántos te quiero todavía diremos ... ¡Cuántas conexiones haremos, cuántas cartas aún escribiremos! Emails para responder, puestos para agradecer, comentar, SMS para enviar. ¿Cuántos lugares todavía no visitamos, cuántas personas no conocemos tan bien como nos gustaría.Cuántos recuerdos todavía se construirá para formar el persistente pasado ...

¿Cuántas peticiones de perdón están por hacer ... Cuántas peticiones de perdón nos debemos, por culparnos, a cobrar y no vivir, porque quedamos atrapados en un dolor que nos trae precisamente aquí, en el presente, para recordar el pasado y bloquear la felicidad e intensidad que pueden formar parte de nuestra realidad, de nuestro futuro? Hay algo bueno en lo que pasó,

no importa si el recuerdo es amarga, bucólica o sana, siempre hay algo bueno en el pasado.

Existe la persona que somos hoy, diferente del segundo detrás. Hay la mirada perdida en el paisaje, que nos remite a los recuerdos de un todo que nos trajo donde estamos ahora. En ese momento de contemplación, el pasado retorna y no existe más, se vuelve presente. Todos tenemos un pasado ... Nuestra historia, nuestro equipaje ... Todos hacemos de ese pasado minutos de un regalo revivido en los recuerdos. Y que sea breve y que no se convierta en un regalo permanente, sino que se mantenga en el puesto de recuerdo, porque pasó y lo que pasó ... ya no es. El pasado renace cada vez que permitimos que nos invada.

Que este permiso sea breve, para no ocultar la gracia del hoy, para hacernos brindar la vida y el momento, curiosamente llamado ... ¡Regalo!