Algunas parejas ya fueron amigos un día, pero perdieron la sobriedad de la unión cuando separaron los sentimientos. Quisieron amar solamente con la exageración del amor y acabaron olvidando que la amistad era lo que sostenía toda la relación. Esgarzaron lo que tenían de más sagrado. Destruyeron el pacto entre las almas y fundaron un abismo.
No supieron ampliar el campo de actuación de la amistad. Olvidaron que funciona como una cláusula primera de cualquier relación. Es el termómetro. La brújula. Sin ese recurso, el amor no respira. Aunque es un sentimiento vigoroso y múltiple, el amor sólo puede demostrar su potencia cuando aliado a la serenidad de la amistad.
Porque la amistad es el amor al paisano. El reconocimiento del otro sin menospreciar los detalles más simples. En la amistad hasta la implicación tiene valor. Tiene encanto.
La amistad es el amor legítimo. La amistad en la relación amorosa es la coronación sublime de una incesante búsqueda. Donde es posible compartir la calma de un domingo en el parque y experimentar el vendaval en las sábanas. Armonía que nace de la comprensión de las diferencias. Solidez que no se rompe con cualquier amenaza de viento.
El amigo reconoce al otro por la mirada. Detecta de lejos cuando intenta disfrazar un dolor contando una broma. Sabe que la mirada absorbida en el tiempo esconde alguna angustia. Comprende que la falta de palabra no es negligencia ni apatía. A veces, es sólo cansancio.
Amigo es una especie de madre de alquiler cuando uno se pierde en la vida. Toda amistad sincera nos enseña sobre las tonalidades del amor.
La principal es la tolerancia en los días difíciles, cuando el otro se aísla para resolver solo las pendencias que la vida impone.
Cuando silencia. Cuando no quiere desahogarse porque aún no sabe nombrar lo que está sintiendo y necesita un tiempo para realinear las órbitas de los pensamientos. Porque no quiere que el otro sufra ni se preocupe. Porque no quiere hacer alarde con asuntos pasajeros.
La amistad es el amor más delicado que existe, porque la tolerancia siempre está cambiando con el perdón para que no quede ninguna punta suelta, ningún malentendido. Para que no haya desconfianza. La amistad es el amor puro, que reconoce en la propia piel las cicatrices del otro.
La amistad en la relación es un fundamento que debe ser mejorado en el calor de las declaraciones y reforzado en un gesto de cuidado, cuando el otro está distraído. Para ser el amor de su amor, primero sea amigo.