Hasta hace poco, muchos de nosotros fuimos lo que pudimos o que otras personas nos dejaron ser. Sin embargo, con el tiempo, el corazón se enciende y la mirada se vuelve valiente. Los miedos quedaron atrás, porque hoy, finalmente, somos todo lo que queremos, sin restricciones ni reservas, y sin miedo de lo que dirán.
Alcanzar esto no siempre es fácil, el resultado de un viaje para el que no siempre compramos los billetes correctos. La realización profesional no llega con los años, como los primeros hilos blancos o las primeras arrugas. Alcanzar la plenitud y esa sensación de bienestar y de equilibrio interior no es una regla, ni siquiera un programa que podamos instalar en nuestro propio cerebro como quien baja una aplicación nueva en su smartphone. "La felicidad sucede cuando lo que usted piensa, lo que hace y dice están en armonía."
-Gandhi-
Por otro lado, hay algo curioso en todo. Cuando a veces pasamos ante un café y oímos alguna conversación sin querer, existe una frase que casi siempre se repite. Es como un estribor, como una especie de lamento o casi como una motivación:
"Lo único que quiero es ser feliz". Esta frase contiene una cierta gota de desesperación y una tonelada de deseos. Es como si muchos de nosotros sentíamos una especie de "despersonalización", como si estuviéramos presos a una realidad con la que no nos identificamos
, que no nos pertenece porque, simplemente, no nos trae una felicidad real. Sugerimos reflexionar sobre eso, e invitamos a hacer cambios para construir una nueva realidad.
El secreto para una vida más plena comienza hoy
Durante muchos años la investigación dirigida al estudio de la felicidad se enfocó en explicar cómo podemos ser felices. De hecho, actualmente tampoco faltan manuales de autoayuda que abordan el tema casi de la misma manera: la felicidad como meta. Sin embargo,
la felicidad no debería ser una meta, sino una consecuencia
, un subproducto de cada una de las acciones que hacemos al final del día, por las que vale la pena vivir. Veamos un ejemplo. Alastair Humphreys es una persona que podríamos definir como un "aventurero". Este escritor ycoach
motivacional trabaja para National Geographic, y en el 2012 lanzó un pequeño desafío para sus lectores a través de la revista. Él quiso enseñar a sus seguidores a favorecer su crecimiento personal, que comenzara a ser quienes verdaderamente deseaban y no lo que los demás esperaban de ellos. Para lograrlo, los inició en una técnica que él llamó "microaventuras". Era una invitación directa para encontrar el equilibrio interior iniciando pequeños desafíos cotidianos. La forma de lograr esto no podría ser más simple. Él sugería lo siguiente.
La búsqueda diaria del placer, el conocimiento y la libertad El secreto para una vida más plena puede comenzar hoy, pero para ello necesitamos dos ingredientes básicos: compromiso constante y creatividad. Es así que nuestras microaventuras del día a día crear nuevos pensamientos, nuevas emociones y un mayor bienestar.
Estos son algunos ejemplos.
Cambie de camino para ir al trabajo. Si usted va en coche, tome el autobús y observe la ciudad, la gente ... Si usted va en autobús, baje un punto antes y continúe el trayecto a pie. Aprecie el momento, su regalo, qué usted siente, qué usted ve y que lo rodea. Coma en un parque
, salga de su círculo habitual de amistades y hable con gente nueva.
- Rompe la rutina , se atreva a perderse en su propia ciudad, obligue su mirada a buscar cosas diferentes.
- Madrugue, medite al amanecer.Piense en lo que usted quiere alcanzar en su día y decida lo que usted no quiere en él.
- Se obliga a hacer algo nuevo todos los días:un nuevo deporte, un nuevo libro, un nuevo pasatiempo, una nueva amistad, un nuevo peinado, un nuevo pensamiento, una nueva actitud ...
- "Hoy puede ser el comienzo de todo que se propuso. " Compartir
- Poner en práctica estas simples" microaventuras "en el día a día genera pequeños cambios constantes que, poco a poco, dan lugar a cosas nuevas. Es así como entendemos que la verdadera felicidad parte de un proceso, y no de una meta inalcanzable que colocamos en el horizonte. Se trata de derribar murallas, barreras y actitudes limitantes para encontrarse, para permitir que surja nuestro verdadero ser.
Lo que yo era ayer y lo que soy en este momentoHay personas que se enorgullecen como nobles titanes de nunca haber cambiado.
De mantener siempre un mismo estilo de pensamientos, las mismas actitudes y la misma esencia. Es necesario tener cuidado con este tipo de personalidad porque el ser humano, queriendo o no, está obligado a avanzar como persona, a crecer, a ser flexible ya adaptarse a esta compleja realidad para construir una felicidad más íntegra, real y realizadora. No ser la misma persona de ayer no es un drama. Porque a pesar de los rastros, de las decepciones y de las pérdidas, algo nuevo surgió de todo eso. Una cosa bellísima, algo más luminosa y, sin duda, mucho más fuerte. Lo que somos hoy no es sólo el resultado de nuestro pasado, porque en nuestro ser también abrimos la esperanza del futuro y el placer de un regalo a disfrutar siendo nosotros mismos. Entendemos entonces que la felicidad es un proceso, no un fin. Aprendamos que