Llegó un momento en mi vida en que empecé a practicar "economía de personas". Incluyo en mi día a día todo aquel que da riqueza a mis días, que valora mis sueños y ganas en mi corazón.
"Debemos dar importancia a quien nos añade". Es posible que esta expresión suene un poco drástica para usted. Para ello, y en primer lugar, deberíamos definir lo que significa el concepto de contribución personal.
Contribuyen a nuestro crecimiento a todos aquellos que son sinceros en sus actos, voces y voluntades. Las relaciones humanas, lejos de ser un intercambio en la base de "usted me da yo le doy", es una cosa que va más allá de todo bien material. Estamos hablando de emociones, y en especial de emociones positivas que favorezcan nuestro crecimiento personal con ese intercambio de experiencias y pequeños momentos que elevan universos enteros.
Vivimos en una sociedad compleja cargada muchas veces de intereses personales e individualidades.
El día a día se rige frecuentemente por la competitividad, e incluso por el ansia de posesión. Hay quien anhela controlar a su compañero por miedo a perderlo, padres que superprotegen a sus hijos, amigos que dominan a amigos por miedo a la soledad, por temor a perder un apoyo incondicional y cotidiano.
En muchas de nuestras relaciones interpersonales pesa un sentimiento de egoísmo del cual somos conscientes y que, sin embargo, soportamos.
¿Qué podemos hacer frente a estas situaciones? ¿Cuál es la forma más efectiva de actuar? Aprender a construir relaciones positivas
Tenemos claridad de que
no se trata sólo de apartarnos de todos aquellos que no nos añaden nada.
La vida real no es como en las redes sociales, donde existe la opción de "eliminar amigos". Es muy posible que algún familiar suyo, lejos de enriquecer su vida, la llene de malestar. O que usted tiene un compañero de trabajo medio negativo, derrotista y crítico. No podemos borrarlos de nuestro día a día. Se trata simplemente de no darles la importancia que merecen.
Evitar que afecten sus actos o sus palabras, siempre y cuando no cruzen el límite de su integridad emocional o psíquica.
Ahora ve, frente a ese tipo de personalidades donde la toxicidad no sale de la zona crítica, lo mejor es no darles a ellos: ni en su vida, ni en sus pensamientos. Marque límites. Porque al permitir que lo afecten, usted acumulará un estrés físico y emocional muy peligroso.
A pesar de que en muchas ocasiones no es posible controlar quién entra y quien sale de nuestras vidas, tenemos la capacidad y la responsabilidad de decidir quién se mantiene en nuestro corazón. Compartir La clave de esta permisividad, de esta forma de conseguir que cuidar con quien nos añade, es construir relaciones positivas.
Explicamos cuáles son los pilares básicos:1. Construye apegos saludables
En nuestro espacio
hablamos con mucha frecuencia sobre la importancia de "evitar apegos".
Bien, la esencia está en saber diferenciar los apegos que nos provocan sufrimiento (aquellos nos aferran a determinadas necesidades), de los apegos sanos, donde se construyen los vínculos de crecimiento.
- Debemos favorecer apegos apoyados en la confianza y no en la ansiedad y el miedo de ser abandonados o traicionados. Es vital que exista una armonía apoyada en la madurez y el respeto mutuo. 2. Saber satisfacer las necesidades básicas
Negar que todos tenemos necesidades es poner una venta en los ojos. Para que alguien nos importe de verdad, debe existir un adecuado intercambio de ganancias personales.
- Un respeto mutuo y la seguridad de que no vamos a ser juzgados
o rechazados al expresar nuestros pensamientos. - Muestras de afecto cotidiano:
es esa sensación de complicidad que disfrutamos con nuestras amistades, el cariño altruista de nuestros compañeros ... Es ofrecer afecto de forma libre. Todo esto son, sin duda, las raíces que enriquecen toda relación positiva.
3. Poder enfrentar ciertos problemas En ocasiones, cuando se tiene un problema, alguien cercano a usted, en vez de contribuir con estrategias, o simplemente colocarse en su lugar para comprenderlo, lo recrimina por ciertas cosas.
Son esas personas que, lejos de ayudar, nos hunden aún más.
Intenta mantener distancia en estos casos, y escoja bien quién se acerca a usted en esos momentos.
Las relaciones positivas tienen como esencia el disponer de una armonía interna donde los problemas, lejos de ser obstáculos, son oportunidades personales de ofrecer ayuda, aprender y fortalecer aún más el vínculo.
Compartir 4. Las relaciones positivas admite la existencia de errores
Si alguien de su contexto más cercano no acepta el hecho de que haya cometido ciertos errores, no será una relación sana, ni emocionalmente segura.Enfrente siempre la exageración, las relaciones donde no caben errores,
donde no se concede la oportunidad de ser mejor.
Todos nos equivocamos
, erramos, asumimos faltas y avanzamos para crecer personalmente. Todos aquellos que te gustan como tú eres, con sus aciertos, errores, manías y grandezas, son personas que contribuyen con luz a tu vida. No las pierda, agarre con fuerza a la cola de sus cometas ...