Emociones positivas: ingredientes del sentimiento de felicidad
Algunos autores definen las emociones positivas como emociones en las que predomina el placer o el bienestar
y que permiten cultivar puntos positivos y virtudes personales. Ambos aspectos necesariamente conducen a la felicidad.
Sin embargo, categorizar las emociones como positivas o negativas implica algunos riesgos. Por ejemplo, la tristeza no siempre tiene una connotación tan negativa como se suele considerar. Sentir tristeza por la pérdida de un ser querido, además de ser natural, es adaptativo, necesario y demuestra la madurez de la persona. Es innegable el hecho de que ese tipo de emoción no tiene por qué ser perjudicial. Ellas son, en realidad, poco placenteras y sentirlas con cierta frecuencia nos deja en un estado emocional no deseado. Cómo definir el sentimiento de felicidad? La felicidad es un estado de ánimo, un estado emocional y un estado mental.
Pero, ¿cómo es posible definir a una persona feliz? Para hacer esto, es posible tomar como referencia sus emociones y el grado de placer o displacer que causan en ella. En términos eudaimónicos ("de felicidad"), las personas más felices no son las que experimentan emociones placenteras más intensamente, sino las que tienen emociones positivas con una intensidad moderada de forma frecuente. Los momentos gratificantes de alta intensidad son poco comunes, incluso para las personas más felices. Por eso, la felicidad está asociada a un sentimiento de plenitud interna y de bienestar psicológico.
Si se pregunta a hombres y mujeres de nuestro medio si son realmente felices, seguramente van a nombrar acontecimientos específicos que les hicieron sentir un éxtasis momentáneo. Por ejemplo, el nacimiento de un hijo o la compra de una casa nueva son acontecimientos que normalmente se asocian a momentos de alegría, satisfacción y plenitud.
¡Pero, cuidado! Este tipo de hecho no suele ocurrir con frecuencia. Por eso, basar la felicidad de toda una vida con la esperanza de que acontezcan eventos extraordinarios puede llevar a la infelicidad.El sentimiento de felicidad es sentido por aquellas personas que valoran emociones positivas con una intensidad moderada de forma frecuente.
Compartir La insatisfacción constante nos hace infelices
Buscar el sublime o el placentero constantemente y en cualquier aspecto de la vida nos lleva al error, incluso cuando se obtienen los resultados deseados. Las personas que buscan en todo momento "la máxima felicidad o el máximo placer" tienden a cambiar reiterada y compulsivamente de compañero o compañera, de empleo, y no se involucran en relaciones de amistad duraderas.
Viven siempre en un pensamiento basado en el "no es suficiente" y en el "siempre habrá mejor". Así, es precisamente esa incesante búsqueda por la excelencia y ese inconformismo adictivo lo que las desespera y las deja hartas.
Sin embargo, no se debe confundir la búsqueda por esos momentos puntuales de máximo bienestar con el rechazo por sentir felicidad.Muchas personas no aceptan algunos golpes de suerte de la vida porque creen que en la vida existe un equilibrio impuesto
("Karma"), basado en la ley de causa y efecto, debido a la cual una fase buena en la vida es inevitablemente seguida por otra de mala suerte.
Algo parecido ocurre con las experiencias que causan mucho placer. Habiendo experimentado un momento de entusiasmo intenso puede ser una desventaja si sirve como punto de referencia con el que comparar otras experiencias positivas. Es decir, algo que
a priori
es un acontecimiento agradable puede transformarse en un acontecimiento apenas un poco agradable si lo comparamos con un acontecimiento pasado que fue espectacular. En ese sentido, tampoco podemos olvidar que somos herederos de una forma de pensar que asociaba el placer, sobre todo cuando era muy alto, al pecado.Las mujeres son más emotivas que los hombres. Entre hombres y mujeres también hay diferencias en la expresión y la forma de sentir las emociones. Muchas investigaciones han demostrado que las mujeres sienten más emociones: con mayor frecuencia e intensidad que los hombres. Entre las emociones de valor negativo, ellas suelen sentir más miedo y tristeza que ellos.
Es interesante analizar cómo muchas de las discusiones de parejas están relacionadas con quejas que los hombres tienen de las mujeres en general y viceversa. Los asuntos giran alrededor del hecho de que los hombres no expresan suficientemente sus emociones y de que las mujeres son muy emotivas: "es imposible entender si usted no me dice lo que siente" o "no es para tanto, usted es muy sensible ". Por eso, saber que los hombres no expresan sus emociones porque literalmente no las sienten con tanta frecuencia o intensidad como las mujeres pueden establecer más puentes entre ambos géneros, ayudar en el mutuo entendimiento y contribuir a la resolución de diferentes aspectos de ese tipo de conflicto .
Cómo mantener el sentimiento de felicidad
Cuando alcanzamos un objetivo, sentimos satisfacción. Pero si no sabemos manejar ese sentimiento, más allá de lo inmediato y momentáneo, puede desaparecer muy rápidamente. Por ejemplo, la alegría de haber conseguido un aumento de salario puede ser relegada a un segundo plano si damos más importancia y quedamos muy malhumorados al tardar para encontrar una vacante para aparcar. Para poder alcanzar la felicidad y mantener un ritmo adecuado de emociones de intensidad moderadaes necesario asignar a cada acontecimiento su debida importancia. La moderación, el equilibrio, la prudencia y la relativización son aspectos fundamentales para poder lidiar adecuadamente con nuestros sentimientos.