"Somos del tejido de que se hacen los sueños."
-William Shakespeare-
¡Ah nuestros sueños!
No me refiero a los que ocurren casi todas las noches cuando estamos durmiendo y que manifiestan nuestros deseos y nuestras angustias. Estos sueños son objeto de estudio e interpretación para el psicoanálisis y yo, particularmente, me parece primorosa la obra de Carl Jung sobre los sueños y me parece muy bonito la mirada que él dio para esta manifestación.
Yo podría escribir para siempre sobre los sueños aquí, pero hoy quiero reflexionar con ustedes sobre nuestros deseos, a menudo llamados sueños. Quiero mirar los sueños que soñamos despiertos, para los devaneos que nos roban la atención, para nuestras voluntades muchas veces secretas, para lo que parece imposible e inalcanzable.¿Quién no tiene uno, o mejor, varios sueños? Un viaje, un hijo, un amor imposible ... (si es que eso existe. En mi insignificante opinión, el amor sólo sucede cuando es posible). Tal vez unos más y otros menos, pero la verdad es que todos soñamos, o mejor, deseamos.
¿Qué hacer con todo esto? No hay quien no sueñe, durmiendo o despierto; y no hay quien vaya a realizar todos sus sueños. Soñar es necesario y tal vez por eso nosotros, psicólogos, insistimos tanto para que los padres no realicen todos los deseos de sus hijos. Si todo lo que queremos pudiera venir como en un pase de magia a nuestras manos, la vida perdería el sentido, y entonces quizás nos enfermar. La motivación es lo que nos impulsa; es lo que nos hace levantar de la cama todos los días y seguir en busca de la supervivencia y en busca de algo que podemos conceptuar como un sueño a ser realizado.
No se debe sólo vivir - hay que soñar y quién sabe realizar alguno de nuestros deseos durante la caminata.
¿Pero qué pasa? ¿Los sueños no realizados? Los deseos inalcanzables? ¿Qué hacer con ellos? Hay muchas utilidades para los sueños que no se realizan. La primera de ellas es exactamente la percepción y la aceptación de que no se puede tener todo lo que se desea y el mundo no está ahí para satisfacernos. Los niños muy jóvenes, aún en fase de egocentrismo, creen que el mundo gira en torno a ellas y lo natural es que, con el paso del tiempo, perciban que no es así como las cosas suceden. Sin embargo, algunos adultos, cuyas vidas fueron muy acomodadas o que tuvieron padres que cometieron el grave error de satisfacer todas sus voluntades, crecen creyendo que todos los sueños -que todos los deseos- son realizables. Las consecuencias de ello son horribles, ya que se convierten en personas crónicamente insatisfechas y que pierden la capacidad de soñar.
No tener todo lo que queremos nos lleva al contacto con un importante sentimiento: el de la frustración.
Es probable que ésta sea la principal función de los sueños no realizados: frustrarnos. Aprender a lidiar con la frustración es una cuestión de supervivencia y es uno de los caminos para la felicidad. Los individuos tolerantes a la frustración son más felices. Otra función de nuestros deseos aún no alcanzados es motivarnos y dar condimento a nuestra vida. Aquel dulce sabor de la espera por un juguete en la Navidad, vivido en nuestra infancia en la que todo era más difícil y menos desechable es uno de los mayores placeres en la vida. El "esperar a la fiesta" es algo que deja nuestros días llenos. Cuando entonces el día llega, acaba por mostrarnos que esperar, desear, soñar coloreó aquellos días y que fuimos felices.
Carguemos entonces con todos nuestros sueños, encerrados en una cajita de joyas o sueltos en una sacudida. Hagamos de él combustible para nuestra vida, alimentándolos con la esperanza del verbo esperanzado muy bien citado por el profesor Cortella.Vamos a correr detrás de ellos sabiendo que no todos serán alcanzados y entendiendo que si dejan de existir, pasaremos sólo a la molestia de sobrevivir.
Vamos a dedicar parte de nuestro día a los devaneos , a ser el director de las escenas que fabricamos en nuestras mentes ya relacionarse con ellas, experimentando "en aquella otra dimensión" la realización de nuestras más secretas voluntades.
Los sueños también sirven para volar por el inmenso universo de nuestra imaginación.
Cuando sueño yo ejercito mi fe y percibo que tal vez nada sea imposible. El más bacano de tener muchos sueños es exactamente no saber ni cuántos ni cuáles de ellos vamos a realizar. Es percibir que en las incertidumbres de la vida está el camino para que un sueño se haga realidad.Guarde todos sus sueños para que ninguno de ellos se pierda de la posibilidad de realizarse.