La identidad social es el sentimiento de identificación con un determinado grupo social. Es la importancia que el grupo al que pertenecemos tiene para nosotros. Cuanto más nos identificamos con el grupo, más definirá nuestra personalidad. Las normas y los valores del grupo serán compartidos por sus miembros. Por otro lado, cuanto más importantes sean considerados, más serán respetados. Pero, ¿la identidad social es algo tan simple como la importancia de un grupo? No, la identidad social no es sólo la importancia del grupo y la asimilación de sus normas y valores. La identidad social de cualquier grupo es una mezcla de diferentes partes: está constituida por dos factores en el nivel grupal y por cinco factores en el nivel individual.
La autoinversión de la identidad social
Como ya se ha dicho, a nivel grupal la identidad social tiene dos componentes: la autoinversión y la autodefinición. La autoinversión se refiere al sentimiento de pertenencia al grupo. Es la sensación de que forma parte de algo mayor y la atribución de sentimientos positivos. Para algunas personas,
la sensación de inclusión resultante de pertenecer a un grupo es de vital importancia. Este sentimiento, que trae bienestar, está asociado a la atribución de características positivas. Por ejemplo, mi grupo es el mejor, los miembros son buenas personas, hacemos cosas importantes. La autoinversión, a su vez, está compuesta por tres componentes individuales: satisfacción, solidaridad y centralidad.
La satisfacción se refleja en los sentimientos positivos en relación al grupo y al hecho de pertenecer a él. Una persona que se considera francesa, que su grupo nacional es Francia, quedará satisfecha en ser francesa. Esa persona podrá incluso negar los aspectos negativos que pueden aparecer al definirse como francesa. De esta forma, su satisfacción se mantendrá. La solidaridad está basada en un vínculo psicológico con los demás miembros del grupo y en su compromiso con ellos.
Las personas que más se identifican con un grupo determinado estarán más dispuestas a colaborar con los demás miembros del grupo. Una persona con una identificación fuerte con una determinada religión no negará casi nada a las personas con la misma religión. Sin embargo, puede ser más difícil compartir con personas de otra religión. Con la solidaridad se crea un compromiso con el grupo y sus miembros. La centralidad hace que los miembros del grupo sean sensibles a los problemas grupales, ya sean dentro del grupo o en relación con otros grupos. Cuando el grupo está amenazado, las personas a las que la centralidad es importante van a luchar contra esta amenaza.
La centralidad consiste en colocar el grupo antes de otras necesidades individuales. Un aficionado fanático de un equipo de fútbol puede dejar aspectos importantes de su vida de lado sólo para animar a su equipo. La autodefinición de la identidad social
Por otro lado, la autodefinición es como el grupo está definido. Una parte importante de esta definición es el grado en que las personas que lo forman creen que son similares al prototipo del grupo. La autodefinición también se manifiesta en cómo sus componentes perciben que comparten los puntos de identidad de ese grupo. De esta forma, sus miembros tienden a parecer en diferentes aspectos.
Los componentes individuales de la autodefinición son los estereotipos y la homogeneidad
. Los estereotipos surgen cuando los miembros del grupo se perciben como participantes de él. Con ello, tienden a adoptar de algún modo los estereotipos que se asignan al grupo. Normalmente, los miembros del grupo se perciben como similares a los participantes más prototípicos del grupo. También perciben que comparten un destino común con el grupo, lo que los hace compartir y se sienten parte de sus éxitos y fracasos.Por otro lado, la homogeneidad percibida dentro del grupo está asociada al deseo de mantener el carácter distintivo positivo de él. Los miembros de un grupo generalmente piensan que su grupo comparte muchas cosas y que todos sus miembros son similares. De esta forma,
suelen ver una mayor homogeneidad dentro del grupo de lo que realmente existe.
Por lo tanto, las personas que se identifican mucho con su grupo probablemente rechazan miembros de otros grupos, porque los consideran diferentes. Si una persona pertenece a un grupo extremista, como los neonazis, intentará diferenciarse lo máximo posible de otros grupos, como los skinheads, por más que compartan algunas características.
La diversidad de la identidad social Estos diferentes componentes de la identidad social llevan a las personas a identificarse de diferentes maneras en los grupos. Algunos pueden enfatizar su homogeneidad e intentar distinguirse de otros grupos. Otros pueden concentrarse en ser solidarios con los miembros de su grupo o dar mucha importancia a la centralidad.
Podemos encontrar un ejemplo práctico de ello en el debate existente en España sobre la independencia de Cataluña. Hay personas que se identifican como españolas y como catalanas o sólo con uno de los dos grupos sociales. Pero esta identificación no es la misma para todos. Algunos pueden identificarse con la centralidad de los catalanes y percibir a España como una amenaza, mientras que otros intentan imitar a los miembros más representativos de su grupo.
Estas diferencias en la identidad social hacen la identidad de cada persona diferente y dan más importancia a uno u otros aspectos del grupo . Por lo tanto, las personas que pertenecen a varios grupos existentes que se identifican con España o Cataluña pueden tener diferentes maneras de identificarse con cada uno de ellos.