Ya notó que, poco a poco, nos prestamos atención justamente en quien suele no darnos mucha atención, removiendo lo que no sumó, no regresó, no sucedió, borrando casi instantáneamente todo de bueno que nos sucede y olvidando a aquellos a quienes somos importantes ? Que cosa loca esa manía de guardar aquí dentro lo que debería estar allá afuera, mientras que dejamos allá lejos de nuestros pensamientos todo y todos que nos llaman a nosotros mismos.Es casi imposible tener un día en que sólo ocurran cosas malas,
en que sólo seamos despreciados, olvidados y dejados de lado. Es claro que, en medio de un día marcadamente difícil, alguien fue amable con nosotros, alguien dijo algo bueno, algo positivo ocurrió allí de nuestro lado. Pero al final del día, lo que nos sobra de más pesado, ocupando casi la totalidad de la gente, parece ser siempre lo que no sucedió, las palabras agresivas que oímos, las personas desagradables que nos llenaron la paciencia. Cansados después de un día extenuante, acabamos por dejar que la parte negativa de las horas llene toda nuestra esencia, mientras recordamos y recordamos todo lo que nos disgusta, todos los que nos decepcionaron, como si un día malo determinara que nuestra vida fuera mala.
Por más que seamos alertados por la necesidad de rescatar nuestros mejores momentos y nuestros más bellos recuerdos, lo que ha sido mal y nos ha dañado muchas veces gana el espacio más importante dentro de nosotros.
Es necesario que nos forzamos y nos esforzamos, en el sentido de no dejar que esas tuercas que la gente lleva nos derriben largamente, pues es la forma en que vemos las cosas que nos hará más aptos para dar el debido valor a lo que merece nuestra atención y para saber con quién deberíamos gastar nuestras energías.
No es fácil, pero tendremos que saber que, si el otro vive sin nosotros, también podremos muy bien respirar sin él, lejos de él, muy lejos. Quien no nos valora mal sabe lo que está perdiendo. Es así, tendremos que seguir, proseguir, continuar creyendo que hay algo mejor por venir, mañana o después, porque merecemos, porque hacemos por donde, porque somos gente del bien, porque es lo que queremos.
La vida no es fácil, nunca fue ni nunca será. Nadie es feliz todo el tiempo y cosas malas suceden. Sin embargo, como es bueno vivir, mejor aún cuando no desistimos de sonreír, junto a quien gusta de la gente y sin lastimar a nadie en ese recorrido. Vivamos!