¿Quién de nosotros no anduvo en algún momento de nuestra vida, deseando encontrar la tan soñada alma gemela, para entonces vivir felices para siempre? Usamos ese término pensando en el compañero (a) conyugal, pero esa alma especial no significa ser en todos los casos un cónyuge.
Creamos afinidades con nuestra alma gemela, por vivir varias experiencias en muchas existencias juntos, que no necesariamente fueron buenas experiencias, pero hubo complicidad por amor, respeto, votos, etc.
Pueden haber ejercido diferentes papeles en las distintas existencias, como también repetido algunas. Por ejemplo, podemos haber vivido un caso de amor conyugal en existencias diferentes con nuestra alma gemela, pero puede haber sido en otras nuestra madre, padre, abuelos, hermanos, hijo (a), amigo. En algunos casos, es posible pasar toda una vida buscando encontrarla, viviendo en el caso de un amor conyugal relaciones que no nos completan en las afinidades, y no sentimos un amor verdadero, o no pudimos encontrar a aquel amigo con el que nos sentiríamos amparados, el hermano que sabemos que no vendrá, más sentimos la falta de él en el alma.
El alma gemela no está en el plano terreno
En estos casos,
esa alma gemela no está en el plano terreno, pues por acuerdo nuestro, decidimos vivir la experiencia sin ella, para expandirnos administrando nuestros sentimientos como seres individuales, pero no egoístas . A veces sentimos una nostalgia sin aparente razón, un vacío que no podemos entender, un deseo de encontrar a alguien que ni sabemos conscientemente quién es, pero nuestra alma sabe. Cuando obtenemos un conocimiento de estos procesos y entendemos, conseguimos administrar con más ligereza esa falta de nuestra alma gemela en el plano físico, ya que la posibilidad de encontrarla en el astral no está descartada. Ella también puede estar en otro continente, donde por razones diversas no podremos estar con ella misma si la encontramos. Sin embargo, cuando logramos estar con nuestra alma gemela independientemente de qué papel esté representando en nuestras vidas, podemos afirmar que vivimos un pedacito del cielo en la tierra.¿Y tú? ¿Está viviendo con su alma gemela?