Ser sincero es una actitud muy valorada socialmente. Desde niños se les enseña a evitar las mentiras, pero también desde niños se les enseña a mentir. Aprendemos que algunas mentiras pueden traer beneficios interesantes y que, al fin y al cabo, pocas veces somos descubiertos, por lo que terminan siendo una buena opción.
Ser sincero no es cometer "sincericidio", es decir, andar por la vida ventilando la verdad sin filtros. En estos casos tal vez la intención no sea realmente decir la verdad, sino usarla para realizar un acto de agresión, de vanidad o simplemente para liberar la ira, de forma justificada con el pretexto de la sinceridad. "Las palabras tocan el corazón cuando salen del corazón."
-Rabindranath Tagore-
Sin embargo, en general, la sinceridad no sólo es una gran
virtud , pero también trae grandes beneficios. Las relaciones con los demás mejoran notablemente cuando somos sinceros. También recibimos sinceridad a cambio y no damos lugar a malentendidos. Pero, además, ser sincero también es una cosa que afecta nuestra salud de forma positiva. A continuación, presentamos tres razones que apoyan esta afirmación.Ser sincero aumenta su autoestima Una investigación realizada por el psicólogo Robert S. Feldman, de la Universidad de Massachusetts, reveló que la gente mora en promedio una vez cada diez minutos de conversación. También concluyó quela principal razón por la cual las personas mienten es para parecer más simpáticas y / o competentes de lo que realmente son.
En otras palabras, para despertar el gusto o la admiración de las otras personas. En base a esto, otros expertos apuntaron que
este tipo de mentira cumple el papel de encubrir la realidad de algunas personas. El motivo es que en el fondo ellas encuentran sus vidas y su manera de ser poco interesantes y poco dignas de ser consideradas por los demás. Lo curioso de todo esto es que la autenticidad es uno de los rasgos más valorados y más admirados. Esto significa que cuanto más sincera sea una persona, hablando de sí misma de la manera que ella es, mayores las posibilidades que ella tiene de despertar la simpatía y la admiración en las otras personas.
El efecto final es que todo esto contribuye a aumentar la autoestima y esto retroalimenta el ciclo: más sinceridad, más aceptación, aumento de la autoestima. S er sincero reduce la ansiedad
El problema de hablar una mentira es que induce a un ciclo interminable de falsedades . Si usted dice que es una estrella del rock, tendrá que inventar más cien mentiras para que esto sea creíble. Para alguien que miente, lo peor que puede suceder es ser descubierto en el flagra. Y ahí, usted no sólo tendrá que contar con una buena imaginación, pero también tendrá que pasar mucho tiempo tratando de dar coherencia a su discurso para no ser atrapado en la mentira. También necesitará una buena memoria, para no caer en contradicciones.
Esto, entonces, exige un tremendo gasto emocional que, tarde o temprano, se traduce en estrés y ansiedad.Es bueno mantener en alerta los mecanismos de atención para no enroscar y aumentar aún más el grado de tensión.
Cuando usted es sincero, nunca tendrá que cargar tamaño de peso. No es necesario caminar construyendo explicaciones, ni usando tiempo para adornar su versión con detalles que la hagan creíble. Esto le permite estar más relajado y actuar con más naturalidad, lo que evita un enorme gasto de energía emocional que usted necesita para otras cosas más importantes.
Una investigación sobre sinceridad y salud
La doctora Anita E. Kelly, profesora de psicología de la Universidad de Notre Dame y directora de la Fundación Templeton ,
realizó una investigación para investigar cuáles eran los efectos de la sinceridad sobre la salud. Para ello, consiguió 72 voluntarios y los dividió en dos grupos: uno de ellos fue instruido para que fuera estrictamente sincero en todas sus conversaciones, mientras que el otro no recibió ninguna orientación. Los que deberían ser sinceros no podrían mentir ni siquiera en temas más pequeños o aparentemente triviales. Este ejercicio duró cinco semanas.Durante el tiempo de la investigación, los voluntarios de ambos grupos fueron sometidos a un seguimiento de su salud, al mismo tiempo que semanalmente se realizaban pruebas con polígrafo
. Una vez finalizada la experiencia, se notó una clara diferencia en la condición de salud de aquellos que eran sinceros y de aquellos que ministra.
Los primeros presentaron menos dolores de cabeza, dolores de garganta, náuseas y mareos, mientras que los segundos mantenían este tipo de síntomas sin ningún cambio.Los resultados alentaron tanto a la investigadora que ella misma decidió ser completamente sincera durante el período del invierno. Ella notó que necesitaba dormir menos horas para sentir un descanso satisfactorio y que los resfriados, que siempre la afecta durante las temporadas de frío, simplemente desaparecieron.