Un padre no da el pecho, pero también nutre

Un padre también entiende de creación con cariño y disfruta de la cercanía cotidiana en la que da afecto, cariño y cantigas de ninar. Él también nutre, aunque no pueda dar el pecho; también pasa noches en claro, ríe, sufre y se preocupa por ese niño que forma parte de su ser, aunque no haya crecido en su interior.Los cambios asociados a los roles de género preestablecidos están cambiando, y eso es algo maravilloso. Hoy en día la paternidad ya no es una etiqueta para otorgar al hombre la responsabilidad exclusiva del sustento de un hogar

. Los padres forman parte en la creación, no son agentes auxiliares, sino figuras presentes, próximas y siempre participantes en la vida de los pequeños en los que dejan sus huellas, a quienes nutren, aman y guían. "No es la carne ni la sangre que los transforma en padres e hijos, sino el corazón." -Friedrich Von Schiller-Una cosa que muchos pedagogos y especialistas en creación acostumbran a comentar es que un niño es parte de una tribu . Siempre hablamos de maternidad y del apego íntimo establecido entre una mujer y su bebé. Sin embargo, para nadie pasa desapercibido que los niños de hoy crecen en un pequeño microcosmos habitado por sus padres, sus abuelos, tíos, amigos de los padres, profesores ...

Toda interacción, todo hábito, cada gesto y cada palabra deja huellas en el cerebro infantil
, y los padres tienen la capacidad de dejar un impacto tremendamente positivo en sus hijos.

El padre como figura de bienestar psicológico

Una cosa que todos sabemos es que así como existen buenas madres y madres malas,los padres también son propensos a fallas, cometen errores

, e incluso hay quienes eligen el papel de padre presente, pero ausente. Antes de ser figuras de referencia en la educación y creación de un niño, los padres y las madres son personas, y dependiendo de su madurez y de su equilibrio psicológico y emocional, serán capaces de garantizar un mejor o peor desarrollo del pequeño.

Como revela un trabajo realizado en la Universidad de Michigan (Estados Unidos), una responsabilidad que todo padre tiene es cuidar de su propio bienestar psicológico con el objetivo de promover un adecuado equilibrio emocional en sus hijos. Una cosa que fue posible constatar es que los efectos del desempleo, del estrés o del simple hecho de mostrar conductas errantes, marcadas por una personalidad desigual, impactan de forma negativa en el desarrollo cognitivo del niño, e incluso en sus habilidades sociales. Por su parte, el impacto de la figura paterna en el desarrollo del habla y del lenguaje de los bebés es innegable. Implica a los pequeños recibir mucho más estímulos, una voz diferente a la de la mamá con otro tono, con otro tipo de gesto, y beneficiarse de una gama más amplia de estímulos. A lo largo de los tres primeros años de vida, la presencia cercana, afectuosa, divertida y accesible del padre consolidará también los delicados procesos asociados al lenguaje.Los nutrientes que la figura paterna ofrece

El número de familias monoparentales continúa creciendo. Cada vez hay más padres y madres que encaran la creación de sus hijos a solas, sea porque así lo eligieron o porque el destino así lo quiso. En cualquier caso, la atención, el cuidado y la educación de un niño requiere, por encima de todo, una proximidad física y emocional con la que conferir a esa nueva vida una seguridad y un amor verdadero. Una cosa para la cual tanto hombres y mujeres necesitan estar capacitados. "Un buen padre vale por cien profesores."

-Jean Jacques Rousseau- Por otro lado, una cosa que todos sabemos es que

los niños no llegan al mundo con un manual de instrucciones

, y si esto es así, debe a una razón muy simple: no son máquinas. Los niños están hechos de carne, de necesidades, de un corazón que golpea con fuerza y ​​un cerebro que anhela todo y que anhela poder conectarse con su entorno. Necesitan nutrientes y un tipo de alimento que va mucho más allá de la leche materna, algo que un padre también conoce y puede dar. Los nutrientes más valiosos que un padre necesita dar

Nuestra familia y el tipo de vínculo establecido con ella determinan gran parte de lo que somos.
Mucho más allá de los genes y de la sangre, hay una arquitectura íntima y privada donde surge el reino de nuestras emociones, de nuestros miedos, limitaciones, y también de nuestros valores. Son dimensiones que un buen padre necesita nutrir de forma correcta. Veamos algunos ejemplos.

La disponibilidad emocional. La capacidad de respuesta ante las necesidades del niño y la calidad de las mismas garantizan un desarrollo óptimo y una mejor madurez a lo largo de su vida del niño.El reconocimiento.

Todo niño necesita sentirse reconocido y valorado por parte de sus progenitores. Contar con una mirada paterno siempre atento, cercano, valioso y lleno de afecto promueve un buen desarrollo de la autoestima del niño.

La participación. El buen padre no se limita a "estar", sino también a sentirse, a favorecer el descubrimiento, el despertar de nuevas emociones y aprendizajes, a ser un "oyente" incansable, un negociador y un comunicador. La inspiración.

  • Una cosa que la mayoría de los padres hace es abrir a sus niños nuevos mundos donde pueden sentirse competentes y al mismo tiempo conocerse a sí mismos. Muchos de nuestros padres nos transmitieron sus pasiones, su amor por la música, los libros, la naturaleza ... Valores que ahora definen nuestra vida de adultos. Para concluir, una cosa que vale la pena recordar es que
  • el buen padre no es un niño grande que se divierte jugando y haciendo su hijo reír. El padre "real" es un adulto con grandes competencias emocionales, alguien seguro de sí mismo, valiente como cualquier madre y preocupado siempre en dar seguridad, ánimo y afecto al niño, para que el día de mañana ella abra sus alas transformado en un adulto libre, maduro y capaz de dar y recibir felicidad.