La rabia puede dejarnos enfermos

Sí, la rabia puede dejarnos enfermos. Se trata de uno de los sentimientos más poderosos que un ser humano puede experimentar. Adquiere muchas formas: resentimiento, odio, intolerancia, irritabilidad, etc. En todas estas facetas, lo común es la incomodidad y el deseo de enfrentarse al otro.

Es un sentimiento que todos nosotros experimentamos y que, al principio, es positivo. La rabia es una respuesta para lo que se experimenta como una amenaza. Reafirma la identidad a medida que da lugar a la expresión de necesidades y deseos personales. También protege: a veces la fuerza rabiosa es necesaria para enfrentar la agresión de los demás.

"Contra la rabia, la procrastinación". Todos sabemos que
la rabia también tiene un lado muy negativo

: tanto para nosotros y para las personas que nos rodean. No es tanto sobre la experiencia, sino con qué intensidad, por qué razones y con qué consecuencias. Este sentimiento llega a ser tan invasivo que a veces se convierte en un estado permanente. También acaba bloqueando la energía vital y condenándonos al estancamiento. Uno de los aspectos más negativos de la rabia es queimplica una fuerte descarga de reacciones en el cuerpo.

Si la experimentamos con mucha frecuencia, la rabia puede dejarnos enferma física y emocionalmente. La rabia y sus manifestaciones La rabia tiene efectos impresionantes sobre el cuerpo.

Cuando se experimenta, lleva a tres tipos de respuestas: corporal, cognitiva y conductual. Se activa cuando la persona se siente amenazada y se prepara para atacar. Esto origina diferentes reacciones fisiológicas:

La frecuencia cardíaca aumenta. La respiración se acelera.

  • El flujo sanguíneo se dispara.
  • La musculatura es tensa.
  • Aumentan los niveles de adrenalina, noradrenalina y cortisol.
  • Lo que sigue es una disminución en la capacidad de procesar la información interna y externa
  • (respuesta cognitiva). Finalmente, esto se traduce en comportamientos, uno de los cuales puede ser la activación de la agresividad verbal o física. Esta se traduce en violencia.

Cabe dejar claro que tres tipos de rabia fueron tipificados: 1) Rabia precipitada y repentina, que es activada cuando alguien se siente atormentado o acorralado; 2) Rabia estable e intencional, que equivale al resentimiento: se manifiesta por episodios y permanece con el tiempo y 3) Rabia recurrente, cuando se expresa con frecuencia y se convierte en una parte "normal" de la personalidad. La rabia puede dejarnos enfermos

Existen varios estudios que evidencian el efecto perjudicial de la rabia sobre nuestra salud física. Un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (EEUU) indica que los que sienten rabia recurrente tienen mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un derrame.

Los expertos estudiaron a cerca de 14 mil individuos y concluyeron que las personas que pasaban más tiempo con rabia eran más vulnerables a sufrir un derrame.

También se ha establecido que los más irritados tienen un sistema inmunológico más frágil y, por lo tanto, son propensos a enfermedades infecciosas. Además, se encontraron evidencias de que la liberación de hormonas, como la adrenalina, favorece la formación de coágulos sanguíneos y debilita las paredes de los vasos. En la Escuela de Medicina John Hopkins, un estudio también fue realizado con 1.100 alumnos, durante 16 años, para luego comparar los resultados con sus historias clínicas en las décadas siguientes. Finalmente, se concluyó que los que se irritaban fácilmente tenían casi tres veces más riesgos de sufrir un ataque al corazón. En otro estudio, se evidenció que la rabia aumenta el nivel de grasa en el cuerpo y hace que la sensibilidad al dolor físico aumente notablemente.

Un sentimiento tóxico Como es claro, al experimentar la rabia, prácticamente se produce una intoxicación de hormonas negativas en el cuerpo.

Tal vez sus efectos físicos no se sienten inmediatamente, pero si ese estado se mantiene a lo largo del tiempo, también serán evidentes sus marcas por el cuerpo. Sentir rabia no tiene nada malo: es una emoción instintiva cuya principal función positiva o adaptativa es de preservarnos. Lo que es realmente negativo aparece cuando dejamos que la enorme cantidad de energía, a partir de la cual esa emoción surge, se exprese de manera descontrolada; sin tener ningún tipo de gestión de ésta. En este caso, la rabia puede dejarnos enfermos. Otra manera negativa de gestionarla, además de no hacerlo, ocurre cuando optamos por la contención completa. En estos casos, se genera un efecto de "olla de presión", que tarde o temprano explotará.

Cuando sentimos rabia, lo más aconsejable es tener un minuto de aislamiento voluntario.

Contar hasta 10 funciona, en algunos casos hasta 15 o 20. Alejar por un momento y respirar profundamente también. Cuando llegue la calma, lo que sigue es hablar con claridad y sin exaltarse sobre lo que nos causa disgusto. Finalmente, en estos tipos de situaciones, también es importante intentar identificar factores más allá de la situación que desencadenan la rabia; si existen, por supuesto.