¿Todos nacemos diestros? Casi nueve en un grupo de diez personas son detras. Esto restringe el porcentaje de zurdos mundiales a sólo el 10%. ¿Qué determina esa división? ¿Es el resultado del azar? ¿Es una coincidencia genética ser destruida? ¿Adquirimos esa habilidad con la práctica? ¿Puedo girar zurdo? ¿Eso depende de nuestras preferencias?
La explicación no es tan simple. Hay innumerables investigaciones realizadas al respecto y ninguna de ellas ha logrado ser categórica. Sin embargo, dentro de esa ambigüedad, existen dos hipótesis que parecen demostrar mayores bases científicas.
Para ambas explicaciones, los motivos para ser diestro o zurdo son neurológicos, o sea, consecuencia de un proceso evolutivo de nuestro sistema nervioso. Por lo tanto, sabemos con certeza que no nacemos diestros o zurdos, pero esta condición tampoco es el resultado del azar; sin embargo, nos vamos transformando hasta adquirirla durante la primera infancia. ¿Cómo ocurre este proceso?
Si no nacemos diestros o zurdos, ¿qué define esta característica? La primera de estas teorías, que fue predominante durante años, proporciona una explicación neurológica para el origen cerebral, o sea, según ella, ser resto o zurdo está establecido por el cerebro y depende de la "lateralidad" de la persona.
La lateralidad es la preferencia de uso de una de las partes simétricas del cuerpo: mano, ojo, pie, oído, etc. En el nivel atómico ese concepto es simétrico, pero en el nivel funcional, es asimétrico. Existe la lateralidad cuando uno de los lados del cuerpo es aquel que predomina sobre el otro en el momento de realización de las actividades (escribir, abrir las puertas, jugar tenis, etc.). Los zurdos prefieren el lado izquierdo y los diestros, el derecho. La lateralidad se desarrolla entre los tres y seis años de edad y está completamente formada a los siete.
Si durante la edad de cinco años el niño aún no la ha desarrollado, es necesario ir a un especialista.
Lateralización Necesariamente, para entender esta primera teoría es necesario explicar la idea de lateralización, un proceso que depende de la dominación del hemisferio cerebral del individuo. En términos generales, podemos decir que el hemisferio cerebral derecho "dirige" los movimientos del lado izquierdo del cuerpo, y viceversa. Por eso, podemos deducir que:
Personas destras: dominio del hemisferio cerebral izquierdo y lateralidad derecha.
Personas zurdos: dominio del hemisferio cerebral derecho y lateralidad izquierda. El factor determinante es la médula espinal Recientemente, investigadores de la Universidad de Ruhr de Bochum, Alemania, afirmaron que el factor determinante de la elección de una lateralidad u otra no es el cerebro, sino la médula espinal.
- Ellos detectaron que en la octava semana de embarazo ya existen marcadas diferencias genéticas entre zurdos y diestros.
- Entonces, desde que el feto se encuentra en el vientre materno, los genes de su médula espinal responsables del control del movimiento de las extremidades ya muestran diferencias en un grupo u otro. Por ejemplo, los niños ya eligen chupar el pulgar de una mano en lugar de la otra.
¿Cómo puede ser posible?
Este proceso ocurre de la siguiente manera: la corteza cerebral envía órdenes motoras a la médula espinal y, en respuesta, controla los movimientos de las piernas y los brazos del niño. El descubrimiento de estos investigadores se concentra en el hecho de que a los ocho meses un bebé aún no tiene la comunicación entre la corteza cerebral y la médula espinal, por lo que el órgano responsable del movimiento del feto sólo puede ser la médula espinal. Para ellos la explicación de lateralidad (la preferencia de uso) está en la epigenética.
En otras palabras, en las influencias que los ambientes ejercen sobre los genes y que afectan de diferentes maneras a los lados izquierdo y derecho de la médula espinal. ¿Y las personas como el tenista Rafael Nadal? ¿Son detras, zurdos o ambidestras?
Si aún no se ha identificado con diestros o zurdos, es probable que su lateralidad no se haya desarrollado completamente de una manera adecuada. Cuando esto sucede,
los niños pueden ser ambidestras, mostrando una lateralidad cruzada o contrariada. Ser ambidiestro significa no tener una lateralidad definida, o sea, no existe una dominación del hemisferio cerebral y, por lo tanto, existe un uso indiferente de ambos lados simétricos del cuerpo. Son niños que pueden ejercer actividades sin distinción con la derecha y la izquierda. La lateralidad cruzada o mixta se presenta cuando existe un intercambio entre las lateralidades.
Por ejemplo, en el caso del tenista Rafael Nadal, cuyo ojo dominante es el derecho (él es destruido), pero su mano dominante es la izquierda.
La lateralidad contrariada aparece en niños que han sido influenciados exteriormente para cambiar de lateralidad (el caso más común es el del niño zurra que está obligado a escribir con la mano derecha). Por eso, en actividades no expuestas a la cultura dominante, ella usa su mano "natural", como al cepillarse los dientes, agitar o empujar algo.
- Esa lateralidad contrariada posee una conexión con los maltratos tradicionalmente difundidos por el lenguaje a los zurdos. Hacer las cosas "derecho" es hacerlas bien, y "ser derecho" significa ser hábil, pero la evolución de la palabra del latín
- siniestro al término "siniestro" no fue tan bondadosa. Por eso, en muchos países, como en China, todavía siguen viendo mal cuando alguien utiliza la mano izquierda y, por eso, los niños zurdos son corregidos. Todavía quedan muchas dudas a ser solucionadas con respecto a cómo nos volvemos diestros o zurdos. Sin embargo, las investigaciones neurológicas que indican si esta causa está en el cerebro y en la médula espinal están mucho más cerca de proporcionarnos una explicación científica indiscutible.