Por detrás de los problemas siempre hay oportunidades

El hecho de los problemas también representan oportunidades es una de esas verdades aceptadas después de varias comprobaciones. Por otro lado, es una sentencia que solemos regalar a nuestros amigos para animarlos en momentos de dificultad, pero que olvidamos cuando nosotros mismos estamos en el fondo del pozo. Los problemas no son sólo desafíos para la inteligencia y la razón. ¡Quién diera si fueran! La dificultad es que estos problemas también activan muchas de nuestras emociones más instintivas o automatizadas: el miedo, la ira, los prejuicios y los temores, la intolerancia ...

Así, a veces terminamos ahogándonos en un vaso de agua. Perdimos la perspectiva de lo que somos capaces de hacer y nos congelamos de miedo, huimos o simplemente nos anclamos en la queja. Nos hemos programado para hacer de los problemas una amenaza para la cual no hay salida. Perdimos de vista que los problemas son desafíos y que si los enfrentamos, podremos hacernos mejores. Que lo digan esos hombres y mujeres que transformaron sus problemas en oportunidades.

Elizabeth Murray, de profundos problemas a la luz Elizabeth Murray nació en el Bronx, Estados Unidos, condenada por las circunstancias de su entorno a tener una infancia complicada.Sus padres eran de los hippies de la década de los 70, que sucumbieron al mundo de las drogas. Cuando ella nació eran dos adictos con escasas posibilidades de recuperación, pues consumían cocaína y heroína.

Liz Murray y su hermana comían cubos de hielo y pasta de dientes porque eran las únicas cosas que encontraban para llenar el estómago.

Para empeorar la situación, sus padres contrajeron el SIDA y su madre murió. Su padre fue a un asilo de indigentes y su hermana fue a vivir con un amigo. Liz se quedó literalmente en la calle a los 15 años de edad. Trabajó con lo que aparecía.

A los 17 años volvió a la escuela y en una visita a la Universidad de Harvard, se propuso llegar allí. Y consiguió : ganó una bolsa, gracias al New York Times. Hoy es una psicóloga de éxito que comprende, mejor que nadie, el dolor humano. Publicó un libro de éxito y su vida fue llevada al cine.

Arturo Calle, un hombre que encontró oportunidades en la austeridad Es el empresario colombiano más exitoso en el mundo de la moda masculina.Cuando era sólo un niño, su padre murió. Dejó una familia de 8 hijos pequeños y una madre viuda. Para ayudar a completar el dinero del hogar, comenzó a trabajar desde muy pequeño. Sabía el valor que cada centavo tenía y, por eso, se adaptó bien a una filosofía de vida particularmente austera.

Al quedarse un poco más viejo consiguió un trabajo en el que ganaba un salario mínimo. Sin embargo, pasó varios años ahorrando sin descanso, hasta que completó el capital suficiente para abrir un pequeño negocio de ropa.

Su lema era: ahorrar y nunca endeudarse. Así,

se ha convertido en un empresario exitoso que ahora tiene sus tiendas en casi toda América Latina. Las ropas que vende tienen un plus: son económicas para su calidad, pues la empresa que Arturo Calle dirige no debe un solo centavo a nadie. Esto permite que el costo de producción sea menor. También fue considerado uno de los 5 mejores empleadores de Colombia, ya que en su empresa todos los empleados tienen casa propia con la ayuda de la compañía.

Wilma Rudolph, una historia verdaderamente inspiradora El de Wilma Rudolph era mucho más que un problema. Desde que nació venía con dificultades: fue prematura y dudaban que sobrevivir. Sin embargo, sobrevivió, pero a los 4 años contrajo una neumonía doble y fue contagiada por la poliomielitis.

Además, su familia era pobre, particularmente si tomamos en cuenta que tenían que proveer el sustento para 22 hijos.

Su pierna izquierda quedó prácticamente inutilizada y tuvo que caminar con la ayuda de un aparato ortopédico. A pesar de eso, a los 9 años, decidió tratar de caminar sin ayuda y lo logró. A los 11 años consiguió entrar en el equipo de baloncesto de su colegio y por primera vez confió en sus capacidades físicas. Cuando tenía 13 años decidió practicar atletismo. En su primera carrera llegó en último lugar y el mismo hecho ocurrió varias veces durante los años siguientes. Después de algunos años de práctica, consiguió ganar una carrera y no paró más en el camino hacia la victoria. Logró clasificarse para los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956 y consiguió la medalla de bronce para Estados Unidos. Y en 1960, obtuvo 2 medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Roma. Esa triple medallista olímpica superó una grave lesión que la poliomelita dejó y llegó hasta el más alto nivel del atletismo mundial.