Todos, absolutamente todos los seres humanos, ya usamos alguna vez pequeñas capas para proteger nuestra integridad, nuestra dignidad, o nuestra salud psíquica. Estas capas, que en la psicología llamamos mecanismos de defensa, son mágicas porque nos parecen protegernos del peligro. Pero el hecho es que normalmente la amenaza, y el peligro en algunos casos, no son fácilmente combatidos como al principio puede parecer. Dicho de otra forma, estas estrategias no suelen ser tan eficaces como prometen.
Entonces, a veces cubrimos nuestros oídos con fuerza porque no queremos oír una verdad que sospechamos que es dolorosa. El problema es que esto termina transformándose en algo real. Acabamos cubriendo "los oídos del alma". No oigo lo que no quiero escuchar. Algo me hace tanto mal que prefiero vivir en la ignorancia. Una ignorancia muy peligrosa.
El problema es que vivir en la ignorancia es también un castigo. Porque lo que negamos nos domina. Aparecerá en nuestras vidas mil veces hasta que lo aceptemos. Y esto ... ya decía Carl Gustav Jung: "Lo que usted niega, lo domina; lo que usted acepta, lo transforma. "
-C. G. Jung-
Parece que la vida nunca hará oídos sordos a nuestra existencia y nos colocará todo el tiempo en aquellas situaciones que estamos evitando para poder enfrentarlas y aceptarlas.
Los mecanismos de defensa nos protegen de las verdades dolorosas
Para ayudarnos a protegernos de estas verdades, que tanto nos duele conocer, existen los mecanismos de defensa.
Estas verdades hacen mal al ego, lastiman nuestro amor propio, perjudican el concepto que tenemos de nosotros mismos ... Para pocas personas es agradable aceptar lo que está relacionado con una parte que detesta de sí mismos y que difícilmente reconocer ante un espejo. Por ejemplo, hay personas que dan por seguro que su pareja desea a otras personas y esto las aborrece. De hecho, no dudan en jugar esto en la cara, cuando en realidad son ellas mismas que desean otras personas (que no su pareja). Entonces, es su propio deseo lo que proyectan en su pareja en forma de recriminación.
Reconocer que deseamos otras personas, cuando somos celosos, es una verdad que puede ser a la vez causa de dolor y de vergüenza. Asumirla implica reconocer que lo que nos apasiona ver en el otro, es lo que en realidad nosotros mismos estamos haciendo
. Entonces, quien estaría haciendo algo "despreciable" - porque así lo encaro - somos nosotros mismos. Proyección, o cómo poner hacia fuera lo que es míoEntonces llega un punto en que necesitamos ver todo con cierta claridad y realidad para poder sentirnos de una forma u otra. Si no aceptamos ni reconocemos lo que está pasando con nosotros, pasaremos la vida viéndole con soberana nitidez en la otra persona.
Lo que detestamos en nosotros, vemos en el otro perfectamente.
De forma tan nítida que nos transformamos en jueces severos y sin ningún pingo de empatía hacia la víctima. Este mecanismo de defensa, que de alguna forma protege la integridad de nuestro propio concepto, se llama "proyección" y es uno de los más usados. A través de él "proyectamos" en el otro aquello que detestamos en nosotros mismos.
Disminuimos la ansiedad que este manto crearía en nosotros mismos al verlo en el otro.
Cuanto más proyectamos hacia fuera, más ciegos nos convertimos. Cuanto más coloco mi EU hacia fuera, más voy a ser difuso y más capacidad de acción voy perdiendo. Pero, si poco a poco fuimos haciendo un ejercicio en el que vamos recuperando y rescatando todas aquellas flechas que lanzamos con crueldad hacia fuera, con toda certeza iremos ganando en autenticidad, honestidad y conciencia. Negación, o cómo tapar todo lo que no queremos ver
La proyección está íntimamente ligada a la negación. Por medio de la negación tapamos una cosa que no queremos ver. Colocamos presas por encima de las aguas de verdad que necesitamos asumir. No queremos ver la verdad, ni olerla siquiera.
La negación, por ejemplo, es una de las fases por las que pasa una persona que está de duelo. Sea por una ruptura sentimental, por la muerte de alguien querido, por un cambio drástico y definitivo en su vida ...
La negación es una defensa contra la angustia y el dolor.Pero la vida también es dolor ... y ya sabemos que es pasando por ella y aceptándola que podremos seguir caminando.
Los mecanismos de defensa están allí para ayudarnos en muchas situaciones, pero necesitamos despojarnos de ellos si queremos vivir con toda nuestra potencialidad y siendo fieles a lo que somos de verdad.