Espacios emocionales: mi lugar favorito es contigo

Una de las reglas básicas de salud mental es vivir y desarrollarse diariamente en los espacios emocionales positivos. Son aquellos en que la principal regla es "ser y dejar ser", son ambientes donde podemos sentirnos libres, pero ligados a algo o alguien. Todos deberíamos tener un lugar favorito, un escenario enriquecedor donde florecer y crecer emocionalmente.

El tema de los espacios emocionales no es nuevo, sin embargo, la mayor parte de la documentación y bibliografía que encontramos se asocia casi siempre a los contextos laborales. En realidad, y como todos sabemos, en pocos lugares recibimos tanto el impacto del clima emocional y en el lugar en que trabajamos todos los días. En ellos, siempre hay variables facilitadoras con las que nos sentimos cómodos para relacionarnos, o incluso para poner en las manos de la propia organización todo nuestro potencial humano.

"No están en ningún mapa, los lugares verdaderos y más bonitos jamás aparecen en los mapas." -Herman Melville-

Sin embargo, podemos decir que el siempre interesante tema del espacio emocional va mucho más allá del contexto laboral. Para empezar, existe un aspecto básico que no podemos olvidar: a partir del momento en que hay un espacio físico donde habitan una o más personas, se crea un determinado clima. Todos nosotros "liberamos" emisiones emocionales, que sumadas a las de los otros miembros, crean un ambiente enriquecedor, hostil o neutro. Por su parte, algo muy curioso que algunos psicólogos explican es que a menudo cinco minutos son suficientes para captar, por ejemplo, el clima emocional de una casa o una familia. Leer las expresiones, los tonos de voz y el estilo de comunicación puede permitirnos deducir muchas cosas.Además, los agentes inmobiliarios saben incluso que a los 30 segundos después de entrar en una casa, la persona ya sabe si le gusta o no. Porque a veces, aunque un ambiente está vacío de personas, nuestro cerebro continúa impregnándose de estímulos emocionales muy subjetivos (la luminosidad, los colores y aquellos detalles puntuales a los que nuestra mente dará un valor emocional basado en nuestras experiencias y estilo de vida la personalidad).

Espacios emocionales, lugares donde queda el corazón

Herman Melville decía que los lugares más bonitos no aparecen en los mapas.

Los espacios más bellos son los que dos personas que se aman construyen de forma madura

, que derriban muros propios para expandir al otro, que siembran respeto y cosechan satisfacción, que invierten en la propia felicidad sabiendo que ese bienestar interno se revierte, a su vez, para el ser amado.Los espacios emocionales positivos y de calidad, más de lo que podamos pensar, no son fáciles de construir.Un error que a veces nos hace naufragar en este propósito es pensar que todo ambiente feliz y significativo es erguido haciendo que los demás sean felices. De esta forma, y ​​como ejemplo, facilitamos que nuestra posición en un ambiente de trabajo sea la de una persona sumisa y complaciente que no tiene iniciativa para proponer y generar, con su actitud, cambios positivos para la organización.

Mientras tanto, a nivel relacional o familiar, daríamos forma a la figura que prioriza las emociones de los demás a las suyas, generando más temprano o más tarde un clima de frustración reprimida e insatisfacción amarga en el ambiente. Con todo eso, queremos dejar claro una frase para reflexionar:los espacios emocionales positivos exigen, en primer lugar, una inversión en nosotros mismos.

La calidad humana, conjugada con la madurez emocional y la asertividad, logra poner límites en la formación de cualquier ambiente tóxico, por ejemplo.Es necesario recordar que todo clima emocional negativo es un campo de batalla donde entran en escena tanto los prejuicios como la sombra del ego, los juicios categóricos, el individualismo, el demonio de la prisa, las ofensas y el peor enemigo de todos, el miedo .

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Si todas esas dimensiones ya me habitan originalmente, condicionarán mi comportamiento y, por lo tanto, también el clima emocional. Es necesario entender que cualquier ambiente emocional enriquecedor dependerá, sin duda, del perfil psicológico de sus habitantes.Cómo crear espacios emocionales generosos, positivos y fuertes

Nuestros espacios emocionales cotidianos deben ser nuestros lugares favoritos. Aquellos en que podemos ser siempre nosotros mismos, en que sabemos que van a respetar nuestras ideas, valores y sentimientos. Son lugares delimitados donde los vínculos relacionales con aquellos que están con nosotros no actúan como cadenas o rejas, sino como vientos cálidos que llenan nuestras velas de esperanza, haciéndonos sentir libres y llenos de posibilidades.

"Las emociones son contagiosas. Todos lo sabemos por experiencia propia. Después de un buen café con un amigo, te sientes bien. Cuando usted es atendido por un empleado grosero en una tienda, usted se siente mal ". Por lo tanto, no basta que nos amen, es esencial que la gente nos quiera bien y para ello, para crear espacios emocionales positivos y generosos, es recomendable aplicar estas estrategias simples. Vamos a reflexionar a continuación sobre cada una de ellas.

4 claves para construir entornos emocionales generososAntes de enfocar el estado emocional de aquellos que nos rodean, vamos a empezar por nosotros mismos.

Lo que más afecta los espacios emocionales es la frustración personal, la irritabilidad o el hecho de estar a la defensiva. Vamos a profundizar, por lo tanto, nuestras emociones y aprender a gestionarlas antes de descargar nuestra rabia, ansiedad o carencias en los demás.

Reforzamientos positivos. Los expertos en climas emocionales nos dicen que, en promedio, las personas pueden tolerar un comentario negativo por día, como una reprobación, una crítica o una llamada de atención, siempre que reciban cuatro comentarios positivos. Por su parte, un exceso exagerado de palabras positivas recaería en una sensación incómoda de falsedad o artificialidad. Comunicación constante, sincera y asertiva.

Además de refuerzos positivos y caricias emocionales, un ambiente emocional de calidad requiere un diálogo constante donde aplicar la escucha activa, la empatía y la asertividad.

Facilitar una conexión adecuada. En un ambiente de trabajo, podemos darnos bien con muchas personas. Sin embargo, la verdadera calidad tanto en un ambiente de trabajo como en una casa es tener la sensación de que nos "conectamos" con los demás, de que hay algo que trasciende la simple cortesía o incluso el lenguaje. Es la complicidad. Por último, y no menos importante, una estrategia primordial para nutrir cualquier espacio emocional es cuidar de las pequeñas cosas, de los detalles más delicados.Cualquier mirada sabio está atenta a esas sutilezas diarias que debemos evidenciar a través de la consideración, de la gratitud oa través de un "gracias por estar aquí", un "lo que haría sin ti" o "mi lugar favorito es siempre a tu lado" .

  • Vamos a cuidar estos aspectos en el día a día para poder crear ambientes mucho más felices.