Curar las heridas emocionales no significa olvidar, significa, por encima de todo, hacer que dejen de controlar nuestras vidas. Algo así exige un proceso meticuloso de transformación en el que entendemos que no seremos más los mismos, porque la curación no es un retorno, sino una reconstrucción hábil para formar a alguien nuevo, alguien más fuerte y más valioso.
Todos tenemos heridas que necesitan atención.Vivimos en un mundo donde hay muchas formas de violencia, algunas más explícitas y otras encubiertas y silenciosas. El sexismo, la discriminación, el bullying, la intimidación física o las redes sociales, los efectos de la disfunción familiar e incluso los mensajes culturales sobre la belleza y el éxito son algunos aspectos que pueden dejarnos una marca.
"Cuando la razón es capaz de entender lo ocurrido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas". En los últimos siglos,
la psicología occidental ha intentado curar heridas con su amplia gama de enfoques y técnicas, obteniendo cierto éxito. Esta es una ciencia orientada desde su esencia a tratar de aliviar ese dolor, proporcionar técnicas adecuadas con el fin de mejorar nuestros patrones de pensamiento y comportamiento para lograr un cambio, una mejora fundamental. Sin embargo, nada de esto será posible si la persona, si el propio paciente, no quiere curarse. Además, lo que sucede con mucha frecuencia es que, lejos de resolver el problema, el evento específico o el pasado traumático, la gente opta por cerrar los dientes, cerrar sus corazones y avanzar sin mirar al espejo retrovisor. Esta es una mala estrategia, y más, otro error que generalmente cometemos es pensar que el tiempo cura todo, que no es necesario más que dejar pasar los días, los meses y los años para que todo se resuelva. Sin embargo, el tiempo no cura nada, lo que cura es lo que hacemos con ese tiempo.
Curar heridas: en busca del dolor primario Ana tiene 30 años y hace casi ocho meses perdió a su padre después de un derrame cerebral. Su entorno, su pareja, amigos y familiares quedaron sorprendidos por la forma en que lidia con el duelo. No pidió permiso del trabajo, incluso, después del funeral, Ana se concentró de forma casi obsesiva en sus proyectos profesionales, trabajando de forma frenética.
Nadie la vio llorar, ni expresar ningún tipo de alivio emocional.
Su comportamiento es más activo que nunca, tanto que no para en casa ni por un segundo ni siquiera; es como si intentara mantenerse ocupada todo el tiempo para no pensar, para no sentir. Sin embargo, ella llegó a tal punto de agotamiento y estrés que decidió buscar a un médico para que le dé "algo para dormir o relajarse". Sin embargo, su médico decide encaminarla para asistencia psicológica. Así, una vez analizado el caso de Ana, el psicólogo tiene dos cosas muy claras. La primera es que su paciente no pasó por ningún tipo de duelo. La segunda es que
creó un "estado de supervivencia" tan eficaz que esconde un profundo dolor primario.
Ana necesita curar heridas, heridas que tal vez van más allá de la simple pérdida de su padre, eventos traumáticos que pueden estar en su pasado y que, ahora, con la muerte de su progenitor, se reactivaron para formar un "todo" más conturbado y complejo.Esta historia nos permite entender dos cosas que expondremos a continuación. Dada la experiencia de dolor, vacío y confusión que es generada por un evento traumático, como un caso de maltrato, un abuso, una pérdida o cualquier otro acontecimiento,
es común que la persona trate de girar la página, dejar este evento para detrás, olvidar.Para ello, crea un "falso yo", una personalidad con la que se mantiene flotando.
Sin embargo, la herida primaria todavía está allí, latente, y poco a poco se esparcirá para crear otras heridas secundarias (aislamiento, trastornos de personalidad, ansiedad, depresión ...) Primeros auxilios emocionales
Hay un libro muy interesante titulado "The Primal Wound "del psiquiatra John Firman, que nos explica algo tan interesante como útil. Curar heridas no significa borrar traumas, significa habilitarnos nuevamente como seres humanos y, sobre todo, crear una conexión empática con esa herida primaria. Esto puede ser extraño o incluso complejo. Para entender esto, basta recordar algo: cuando una persona va a la terapia, lo primero que percibirá es un entorno empático, un ambiente acogedor y cercano, donde el psicólogo busca en todo momento conectarse con su paciente. Ahora, algo que el paciente debe alcanzar de su parte es conectarse de forma empática con sus heridas
, con sus necesidades internas, aquellas de las cuales descuidó o no quiso ver. De esta forma, podemos ir poco a poco cicatrizando el trauma primario y sus efectos colaterales con el tiempo, con delicadeza y con seguridad. Además, otro aspecto útil que el Dr. Firman nos explica en su libro es la importancia de saber aplicar la ayuda emocional apropiada a todos esos "rasguños y cortes emocionales" que las personas suelen sufrir diariamente. Veamos algunos ejemplos.5 primeros auxilios para curar heridas
Describa y tome conciencia.
Un primer consejo es no dejar para mañana la molestia que siente hoy, y para eso no hay nada mejor que saber describir estados emocionales. Palabras como "hoy me siento vacío, aburrido, herido, tengo miedo, me siento solo, contrariado o frustrado, etc" pueden ayudarnos.
El segundo paso es la "no dependencia". Debemos asumir, comprender y aceptar que ninguna persona merece ser víctima de su herida traumática, de esa decepción o de ese estado de desánimo persistente.El tercer paso es la autocompasión.
Nadie debe amarnos tanto o preocuparse tanto con nuestras heridas como nosotros mismos. Sentir compasión es ver el dolor y entender que debe ser tratada, aliviada. Un buen apoyo. Aunque deseamos, no siempre es bueno lidiar con nuestros problemas y arañazos cotidianos en la soledad. Contar con un buen apoyo para favorecer el alivio emocional es siempre de gran ayuda. El último paso es el cambio.
Curar heridas requiere iniciar cambios a nivel personal
- y en nuestro medio, para formar a alguien nuevo.
- A veces conocer nuevas personas, realizar nuevos proyectos, o practicar nuevos hobbies nos ofrece incentivos adecuados para empezar a enfrentar la dificultad con más fuerza y más entusiasmo. Como dice un viejo proverbio chino, si fijamos nuestro cabello todos los días, ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestros corazones? Curar heridas es posible, comencemos hoy mismo.
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