La resiliencia se define como la capacidad de enfrentar una situación adversa y salir reforzada de esta situación.Es la base para que utilizamos los problemas que surgen como un aprendizaje que nos ayuda a mejorar. La resiliencia se pone a prueba en situaciones prolongadas de estrés o sufrimiento, como puede ser la pérdida inesperada de un ser querido, sobrevivir a una catástrofe natural, maltrato en la infancia, etc.
En el otro extremo del concepto de resiliencia puede estar el desarrollo de un trastorno de estrés postraumático. En la vivencia de un episodio traumático, cada individuo tiene diferentes formas de enfrentar lo ocurrido.Además, cada uno puede evaluar de forma diferente el mismo hecho.Según D'Alessio, la resiliencia emocional englobaría el conjunto de los rasgos de la personalidad y los mecanismos cognitivos desarrollados por un individuo que le confieren protección ante situaciones adversas, impidiendo el desarrollo de un trastorno mental.
La resiliencia desde el punto de vista neurobiológico
El cerebro es la central del sistema biológico responsable de la resiliencia y regula los mecanismos neurobiológicos, psicológicos y cognitivos del individuo vinculados con la respuesta al estrés.
El funcionamiento del cerebro es dinámico y puede modificar su estructura en función de las necesidades percibidas gracias a la neuroplasticidad.La recuperación de la neurogénesis en el giro dentado junto con la remoción dendrítica del hipocampo son los principales cambios estructurales asociados con la resiliencia y que pueden ser alterados durante el estrés prolongado. Los factores que hacen que cada individuo reaccione de forma diferente a un mismo estímulo potencialmente estresante tienen naturaleza distinta: ellos pueden ser genéticos, circunstanciales, relacionales, etc.En los individuos resilientes, las variables constitucionales, biológicas y genéticas interactúan con las variables ambientales y las conductas aprendidas
para resolver ciertas situaciones adversas. Ellos lo hacen evitando o previniendo un trastorno psiquiátrico. Así, no es posible hablar de una única variable que hace que una persona sea resiliente.
Factores influyentesExisten innumerables factores que influencian la resiliencia
y la forma de enfrentar las situaciones adversas. Por ejemplo, se observó que las situaciones de alto cuidado materno en la infancia la favorecen. Las personas que recibieron este cuidado son más resistentes al estrés, precisando de eventos altamente estresantes para que el organismo desencadene la misma respuesta que en otro individuo.
El estrés es un mecanismo fisiológico necesario para que nuestro organismo funcione, para realizar actividades o para responder a estímulos externos amenazadores o peligrosos. Pero el estrés crónico puede propiciar alteraciones perjudiciales en el cerebropor tener mayores niveles de hormonas del estrés (cortisona y adrenalina).
El aprendizaje durante la infancia es otro factor que puede influir.El desarrollo de estrategias de enfrentamiento de los problemas a partir de una edad precoz también puede favorecer el desarrollo de la resiliencia.La adversidad como aprendizaje
La resiliencia no sólo ofrece una salida para los traumas o problemas que en otras personas pueden favorecer el desarrollo de enfermedades o problemas graves. También se caracteriza por dar un refuerzo que emana de la propia experiencia negativa. De aceptar lo que fue vivido y usarlo para seguir adelante, de modo que la experiencia significativa no sea olvidada, sino transformada.Vivir una experiencia traumática siempre va a tener un impacto en nuestra vida y una implicación negativa, por tratarse de una situación altamente estresante.
El secreto es transformar ese dolor en fuerza para seguir adelante y tener una vida plena. Muchas víctimas de catástrofes o experiencias similares utilizan su experiencia para ayudar a las personas que viven la misma situación.
Aceptar que no podemos cambiar lo que ocurrió y que no siempre tenemos el control de lo que sucede con nosotros son estrategias que pueden ayudar a superar varias dificultades que aparezcan.
No tener miedo de pedir ayuda a las personas más cercanas o que hayan pasado por el mismo y confiar en nuestras capacidades pueden ser estrategias muy eficaces.Úselas!