Si usted es una persona ansiosa, probablemente ya percibió que la ansiedad cambia nuestra percepción en relación a lo que sucede a nuestro alrededor.
Siempre es importante aclarar que existen básicamente dos tipos de ansiedad. Uno de ellos es adaptativo y su función es prepararnos para enfrentar un peligro o una situación amenazadora. En otras palabras, es una respuesta instintiva para protegernos de un riesgo potencial. El otro tipo de ansiedad es psicológico o patológico. Él simplemente aparece, aunque no hay riesgos reales. Tal vez sea más preciso decir que
él surge frente a amenazas imaginarias o supervalorizadas, casi siempre mal definidas. Es como si hubiera un peligro, pero no podemos determinar dónde está o qué es. La ansiedad se expresa de muchas maneras. Lo que estas manifestaciones tienen en común es el hecho de que el sentimiento de miedo o aprehensión es muy exagerado. A veces, lleva a una constante rumor de pensamientos. Otras veces, acaba desencadenando ataques de pánico o lleva al aislamiento.
"El miedo aguza los sentidos. La ansiedad los paraliza. "
- Kurt Goldstein -
Cuando la ansiedad cambia nuestra percepción: el sesgo cognitivo
En la ansiedad patológica hay una percepción distorsionada o alterada del mundo.
Esto significa que usted selecciona o apenas mira en la información de la realidad que explica, o podría explicar, la sensación de amenaza. De la misma manera, esta información es interpretada de forma equívoca y nos concentramos mucho más en ella que en los demás hechos. Alguien que, por ejemplo, se siente ansioso en la relación con las otras personas, tenderá a ver en ellas sólo algunos aspectos en detrimento de otros. Siempre estará muy atento a cualquier gesto de rechazo, por menor que sea. Un silencio puede ser interpretado como una indicación de que no es amado o de que la gente no quiere hablar con él. No dará valor a los signos de aceptación o interés, a menos que sean extraordinariamente visibles.
Si la ansiedad es más imprecisa, el ansioso comenzará a ver "signos fatídicos" en cualquier manifestación de la naturaleza.
Por ejemplo, una salida del sol muy colorida le lleva a sentir que "algo va a suceder". Una luna muy iluminada genera miedo, y él no sabe por qué. La teoría de los cuatro factores
El psicólogo Michael Eysenck desarrolló una propuesta conceptual llamada "Teoría de los Cuatro Factores". Él define los principales caminos que el pensamiento de alguien ansioso asume en base a su propia percepción.
Cada una de estas vías implica un sesgo cognitivo. Los cuatro factores son: Percepción tendenciosa de un estímulo específico. Ocurre cuando la ansiedad se dirige específicamente a un objeto o un aspecto muy preciso de la realidad y crea las llamadas "fobias". Si la ansiedad recae sobre su propio comportamiento, se llama "fobia social".
- Percepción tendenciosa del propio cuerpo y de sus reacciones fisiológicas. Aparece cuando el propio organismo es el campo de batalla. Sus funciones y respuestas se ven como una señal de peligro. Esto lleva al "trastorno de la angustia".
- Percepción tendenciosa del propio pensamiento y de las ideas personales. En este caso, lo que se percibe como un riesgo o algo amenazante es lo que sucede dentro de su mente y provoca el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
- Percepción global distorsionada. Corresponde a casos en que la ansiedad se dirige a todos los factores enumerados: elementos específicos, el comportamiento mismo, el cuerpo y la mente. Cuando esto ocurre, ocurre el trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
- Cada una de estas manifestaciones de ansiedad hace que la persona vea la realidad de forma totalmente tendenciosa. En el ansioso hay una fuerte resistencia o una imposibilidad de introducir informaciones que cuestionen la validez de lo que percibe. Trabajar la interpretación equivocada
Todos los trastornos de ansiedad pueden ser tratados, incluso en los casos más severos.
Una terapia destinada a superar estos síntomas enseñará a la persona ansiosa a concentrar su atención en otros aspectos de la realidad que está ignorando.
Es posible aprender a dar significados más amplios de lo que percibimos. A veces necesitamos a alguien que nos ayude a entender que sentir el corazón acelerado no significa que estamos al borde de un paro cardíaco. O que es normal que algunas personas no nos guste, pero eso no significa que ellas pretendan hacernos algún mal. Cualquier tipo de ansiedad es importante. En realidad, cuando ignoramos los síntomas de la ansiedad como una estrategia de enfrentamiento, tienden a crecer ya invadir la personalidad.
Buscar ayuda rápidamente es la mejor manera de enfrentar estos estados que nos causan tanto sufrimiento.