Ayudar a los niños a construir una autoestima fuerte es una de las tareas más importantes de los padres.
Los padres son las personas más importantes para los hijos, son aquellos que ejercen la mayor influencia en su vida y en la tarea de percibirse como individuos. Son también aquellos que son fuentes de confort y seguridad para los hijos.
Los padres también actúan como espejos, son ellos quienes ayudan a los hijos a mirar dentro de sí mismos. Por eso es tan importante cultivar en los hijos la aceptación.
Los niños están siempre buscando la aprobación de los padres para lograr la aceptación, y esto puede ser vivido tan intensamente que puede perdurar con el paso de los años y generar frustración en la fase adulta.
Cuando los padres aceptan a sus hijos y realmente los valoran y los aprecian, proporcionan un escudo psicológico que los hará más fuertes a lo largo de la vida. Si los hijos no tienen ese reconocimiento de los padres, tendrán que obtener esa aceptación por sí solos cuando los adultos, pero antes de eso, pueden enfrentar muchos problemas con su autoestima.
Las actitudes de los padres son fundamentales
Los niños aprenden mucho más con las actitudes de los padres que sólo con las palabras. Si estas actitudes son de amor, de cariño y seguridad, el hijo aprenderá que es importante y querido y éstas serán sus primeras impresiones acerca de su valor y estima. Pero si estas actitudes son de desprecio e indiferencia, el hijo entenderá que no es querido y podrá tener un comportamiento frustrado y sin esperanza.
La aceptación no significa permisividad, sino que usted acepta y ama a su hijo como él es, con sus virtudes y defectos, sin la exigencia de querer moldearlo a su imagen y semejanza. Si imponemos mucha rigidez en la educación, los hijos se alejan, mienten por temor de mostrarse por completo, acaban escondiendo rasgos de su personalidad y se vuelven personas sin autenticidad.
No reconocer el potencial de los hijos puede hacernos perder una oportunidad de fomentar su autoestima. Es esencial para los niños sentirse oídos y que sus padres demuestren interés en ellas. Cuando escuchamos a alguien, el mensaje que transmitimos es que la persona es importante para nosotros y lo que ella nos dice, pero la escucha debe ser sincera y participativa. Reconocer y validar las emociones de los hijos es fundamental. Si se etiquetan sus sentimientos como "malos" o los repriman y neguen, el resultado puede ser destructivo para la autoestima: una conducta insincera y una pérdida de conexión con sus sentimientos, dejándolos enmudecidos.
Debemos tener en cuenta que sólo podemos disfrutar de los buenos sentimientos cuando expresamos también a aquellos que son desagradables e incómodos. Por lo tanto, hablar a los niños como deberían sentirse, compararlos con otros, ridiculizándolos con sarcasmo, inducirlos a la negación de sus sentimientos o utilizar amenazas y castigos como consecuencia de lo que sienten, son errores muy comunes que los los padres cometen sin darse cuenta, pero que pueden resultar en la negación de sus sentimientos. Negando esos sentimientos, los niños los esconden en lugares de la mente donde se niegan a acceder a ellos, dificultando la resolución de las cuestiones pendientes. Consejos para que nuestros hijos desarrollen una buena autoestima
Para ayudar a nuestros hijos en la expresión y enfrentamiento de sus sentimientos negativos intensos, podemos: Incentivarlos a expresar sus sentimientos en un entorno seguro y de aceptación.
Ayudarles a encontrar maneras de expresión.
Contar una situación similar en la que se sienten de la misma manera, para así fomentar la idea de que son comprendidos.
Servir de modelo
- en momentos de enfrentamiento de sentimientos intensos. Ayudarlos a sentirse bien en situaciones de derrota o decepción.
- Un elemento fundamental: el lenguaje
- No debemos olvidar uno de los elementos más potentes que los padres tienen para fortalecer la autoestima de sus hijos: el lenguaje.
- En cada una de las interacciones con los hijos dejamos en ellos un poco de nuestra identidad. Por eso es tan importante prestar atención a las palabras y el tono de voz que usamos cuando nos dirigimos a ellos, buscando un lenguaje que fomente la autoestima.
- El lenguaje de la autoestima se resume a describir un comportamiento sin juzgar
, distinguiendo el valor del niño, de su conducta. Ante una situación en la que el niño se ha comportado mal, debemos demostrar que dejamos de aprobar su actitud en esta situación, pero no lo desaprobamos como persona y / o individuo, y por último, reconocer los sentimientos del niño y validar su experiencia.
Es importante destacar que, como padres, también tenemos el deber de ser instructores y formadores de habilidades emocionales
, para que los hijos vivan más seguros al alcanzar autonomía e independencia. Por eso la disciplina es tan necesaria, pero ésta no debe ser usada en forma de agresión de la individualidad del niño, sino como una manera de crear un entorno seguro que facilite el aprendizaje.