Si usted es uno de los que repite algunas de esas frases de manera reiterativa, bienvenido al club de los impacientes. ¿Es malo? Digamos que es una actitud que perjudica la salud emocional, que es inútil y no sirve para absolutamente nada.Vamos a reflexionar un poco. Estamos esperando una llamada telefónica que no llega. Miramos el teléfono mil y una veces.
Nos sentimos nerviosos, enojados.Estamos impacientes.Pero esta actitud realmente hará que la conexión llegue antes? Por más que nos lamentamos, las cosas siguen su ritmo y nuestras quejas no son suficientes para modificar ese tiempo.La única cosa que conseguimos cuando mandamos nuestra paciencia ir a pasear es despertar sentimientos negativos que perjudican nuestro estado emocional.En ese sentido, cabe preguntarse:¿Por qué nos mostramos impacientes cuando las cosas no suceden como y cuando deseamos?La respuesta
debe ser buscada dentro de nosotros mismos. Los expertos señalan nuestra mente como la principal responsable. Al parecer, nuestra impaciencia se activa cuando no estamos bien con nosotros e interpretamos los acontecimientos externos sobre la base de una creencia limitadora: nuestra felicidad está en otro lugar y en otro destino.Vivir el ahoraEckhart Tolle describe de esta manera:lo que causa tensión es estar aquí queriendo estar allí, o estar en el presente queriendo estar en el futuro.
Definitivamente, olvidamos el "
carpe diem" para transportarnos a otros lugares donde pensamos que seremos más felices.Desprenderse de ese hábito es posible.Basta proponerse a cambiar de actitud e intentar ser más comprensivo con los acontecimientos que ocurran en nuestra vida cotidiana.Es fundamental tomar conciencia de que todo lo que nos rodea tiene su función y su tiempo.Por más que queramos transformarnos en superhéroes, capaces de acelerar el ritmo de las cosas y conseguir que ellas ocurra como y cuando queramos, no vamos a conseguir.Necesitamos esforzarnos y aceptar que el mejor momento y lugar para ser feliz es ahora. Foto cortesía de pinkypills