Si usted no tiene gusto de los efectos, no provoque las causas

Si quieres ser escuchado, no grite conmigo. Si usted busca mi respeto, primero me trate con consideración. Porque si usted no tiene gusto de los efectos, no debe provocar las causas, y cree si desea,tendremos que cosechar más adelante lo que plantamos hoy.

Es muy probable que estas ideas nos recuerdan un poco de la visión conductual donde todo estímulo trae una consecuencia asociada. No es necesario llegar a tal determinismo, pero de cierta forma, todos disponemos en nuestro interior de un sutil equilibrio, donde cualquier variación ocasiona una reacción. "Si quieres conocer tu regalo, mira tu pasado: porque éste es el resultado. Pero si usted quiere conocer su futuro cuide su regalo, porque en él estará la causa ".

- Buda-
Las personas pueden creer o no en coincidencias. Dejar lugar para lo imprevisto, o lo improbable, y la magia siempre reconforta el corazón. Sin embargo, es necesario asumir que las "causalidades" existen y muchas veces nos definen.

Puesto que la vida es un aprendizaje continuo, necesitamos permitirnos ser humildes alumnos para entender que una acción siempre trae una consecuencia asociada. Que las palabras tienen el poder de lastimar o de curar. Que un pensamiento genera un tipo de emoción

y ésta, a su vez, puede ayudarnos a ver el mundo de una forma u otra. El peso de los efectos o la ley de las consecuencias Las personas tienen un conocimiento básico y elemental sobre la relación entre ciertas causas y sus efectos.

El mundo de las máquinas y de la ingeniería, por ejemplo, nos proporciona sin duda un aprendizaje muy ilustrativo sobre el tema

. Si aprieta este botón mi computadora se enciende, si aprieta el freno de mi coche, éste me salvará de varios accidentes. Sin embargo, el comportamiento del ser humano es mucho más complejo. No tenemos botones ni manuales de instrucciones. De hecho, a vecesincluso interactuando de la misma manera con dos personas los efectos pueden ser muy diferentes.

Las personas son tan maravillosas como complicadas, disponemos de una delicada amalgama de emociones, afectos y valores que crean diversas reacciones ante los mismos estímulos. Por otra parte, la llamada "ley de causa y efecto" o de consecuencias nos enseña pilares muy básicos sobre el mundo de las relaciones humanas que vale la pena considerar:

Cada acción, pensamiento o intención es como un boomerang. Temprano o tarde ese comportamiento, esa palabra lanzada al azar sobre alguien, vuelve sobre nosotros con un determinado efecto. Es necesario tenerlo en cuenta. Lo que sufrimos hoy, lo que hoy nos sostiene a este presente complejo, está vinculado con una causa que necesitamos buscar en nuestro propio pasado.

  • Lejos de ver todo esto como una especie de determinismo implícito, necesitamos reconocerlo de la manera que es. Somos criaturas libres y poderosas capaces de elegir qué hacer, qué decir y qué pensar en cada momento. Por lo tanto, es responsabilidad de cada uno procurar predecir qué efectos pueden tener cada uno de nuestros actos: necesitamos reflexionar más, ser más intuitivos.
  • Cuide de sus gestos, cuida de sus palabras, cuide de sus pensamientos
  • Las personas no son únicamente lo que hacen o dicen: son por encima de todo lo que piensan. Es de esta forma que delimitamos nuestra realidad para darle forma, cuerpo y esencia. Si sus pensamientos están habitados por el miedo o por el

"no puedo"

o

"no merezco", sus entornos no serán más que caminos llenos de pantanos y alambrados a evitar todos los días. El tema de las causas y los efectos afecta a todos los que nos rodean. Pero, por encima de todo, implica a nosotros mismos como agentes creativos, como seres con verdadero poder, capaces de moldear su propia realidad. A continuación, explicamos cómo poner esto en práctica de la forma más sana y enriquecedora posible. Cuidar las causas para lograr efectos más auténticos

Todos nosotros podríamos tener vidas más dignas y felices si nos preocupáramos un poco más con nuestras actitudes, con cuidar de nuestras palabras sin necesidad de herir o molestar, tanto a nosotros mismos ya los demás . La ley de causa y efecto nos recuerda que todo lo que hacemos, decimos o pensamos crea un impacto, tanto en nosotros mismos y en quien nos rodea. De alguna manera se cumple lo que Galileo Galilei dijo una vez:

"Todas las cosas están ligadas por hilos invisibles. No es posible arrancar una flor sin molestar a una estrella ".

Veamos ahora cómo crear efectos más sanos, más dignos y enriquecedores para todos. Si generamos buenas acciones, cosechamos buenos resultados. Pero no quede obsesionado esperando que los demás reconozcan siempre sus buenos gestos. Quien más debe interesarse en actuar con bondad, con respeto y nobleza es usted.

Los deseos crean intenciones, y las intenciones, a su vez, forman muchos de nuestros gestos. Así, procure que sus deseos tanto para sí mismos y para los demás sean enriquecedores, positivos y constructivos. Otro aspecto a considerar son los mecanismos automáticos. Vivimos gran parte de nuestro cotidiano de forma automática, dejándonos llevar. Todo esto hace que estemos desligados de nuestro mundo interior e incluso de nuestras emociones.

  • Vaya más despacio, detenga el ritmo. Cada vez que usted es pronunciar una palabra, analice primero qué efectos puede causar. Pare y apague ese ruido mental habitado por actitudes limitantes e inseguridades. Reformule sus pensamientos con nuevas energías, fuerzas y afectos para lograr que su realidad también cambie.
  • A veces, las cosas más pequeñas forman grandes universos de felicidad, y todo, absolutamente todo, puede comenzar con un simple pensamiento. Compartir