¿Quién lo hace? No hay muchas personas que entran en un pozo, se sienten allí en el fondo y se ponen a reflexionar. "
-Haruki Murakami- Una vez establecidos los objetivos con el terapeuta y con la energía y la disponibilidad básicas, vamos progresando. La montaña que parecía inalcanzable comienza a parecer accesible. En ese momento, en nuestra cabeza surgen frases como "yo consigo", "por ahora no ha sucedido nada malo", "en lo que es malo, yo mismo descubro buenos momentos ". Sin embargo, ¿cuál es el momento de dejar de hacer terapia?
La ilusión del control
La ilusión del control es conocida por todos los psicólogos y las personas, aunque éstas no hayan realizado ninguna reflexión sobre el tema. Entre las herramientas de raciocinio y pensamiento que los seres humanos desarrollan, tenemos las distorsiones.
Una de las más conocidas es la idea de control. hace referencia a la sensación de dominar o controlar elementos que en realidad no dependen de nosotros.
El ejemplo más claro es el del jugador de casino. Él considera usar estrategias sobre elementos de un juego incontrolable (como la ruleta). "La realidad no es más que la capacidad que nuestros sentidos tienen que engañarse".
-Albert Einstein-
Durante la terapia, y sobre todo en determinadas enfermedades, existe un riesgo asociado a esta idea de control. En sesiones de psicología, uno de los problemas que pueden aparecer es exactamente esa ilusión. Es natural que en el momento en que nos vemos libres de muchas de las amarras y de las corrientes del pensamiento negativo, alcanzamos un punto de bienestar en el que la duda desaparece. Pensar: "ya estoy bien" es positivo, pero debemos contrastar ese pensamiento con la realidad y nunca perder de vista la perspectiva. Este es uno de los objetivos que los psicólogos deben trabajar conjuntamente en la terapia. De entre todos los posibles motivos por los cuales una persona puede dejar de hacer terapia psicológica, la ilusión del control es una de las más perjudiciales debido a las consecuencias de las recaídas no esperadas.
La importancia del seguimiento en la terapia
Cuando llegamos a ese punto de la terapia, en el cual conseguimos resultados, seguimos las orientaciones e incluso proponemos objetivos y tomamos decisiones. Nos encontramos al principio del bienestar. Eso es muy positivo. Sin embargo, el hecho de abandonar pensamientos perjudiciales y malos hábitos no significa "controlar".
Es en ese punto de la terapia en que necesitamos estar más atentos y no abandonar lo que nos ha hecho mejor. Si la exigencia inicial ha sido alcanzada, lo mejor es proyectar un plan de prevención que dé continuidad a los resultados obtenidos en la terapia. En las fases del seguimiento se trabajan dificultades asociadas a las estrategias aplicadas para la mejora. "Usted puede hacer lo que se propone hacer. Usted es fuerte y capaz. Usted no es frágil ni vulnerable. Al postergar para un momento futuro lo que quisiera hacer ahora, usted se entrega al escapismo, a la autodúvida y, lo que es peor aún, al autoengano.-Wayne Dyer- ¿Qué pasa cuando tenemos un pariente o una persona cercana que está en ese punto? Lo ideal es reforzar el mantenimiento de los nuevos hábitos y de las estrategias que la hicieron llegar hasta allí. Estar atento al autoengano. Ciertamente, el terapeuta poco a poco va programando sesiones quincenales, mensuales, trimestrales y semestrales antes del alta definitiva.
Se iniciará el proceso de seguimiento y supervisión. En ese momento, la duda de si estoy bien o si mi ente querido está bien puede surgir. El riesgo está en permanecer sólo en la afirmación "estoy bien" cuando lo importante es confrontar esa ilusión del control, evaluar el camino recorrido, y no el objetivo conquistado. No se puede olvidar que el objetivo es consecuencia de las pequeñas metas alcanzadas.
"El éxito no se alcanza sólo con cualidades especiales. Es, sobre todo, un trabajo de regularidad, de método y de organización "
-J.P. Sergent-