Pensar que alguien que se aburre con facilidad no tiene capacidad de entretener o sufre de falta de creatividad es un error. Lo que sabemos hoy es que, según confirman muchas investigaciones, existe una relación entre inteligencia y aburrimiento. En realidad, niveles intelectuales altos son indicativos de una mejor capacidad para lidiar con el aburrimiento. Cuando hablamos de los niños, hay ciertas actitudes en los padres que pueden cansarlas, oprimiéndolas e incluso saturarlas. Por ejemplo, la tendencia generalizada que vemos de pensar que cuanto más actividades extracurriculares en el horario del niño (clases de idiomas, actividades deportivas ...) más van a aprender y mejores serán sus posibilidades en el futuro es un gran error.
En ese sentido, lo ideal es que la cantidad de estímulo que un niño recibe no sea inferior a un cierto nivel.
También es cierto que el mejor escenario incluye el cultivo de múltiples relaciones afectivas y personales. Tener demasiadas actividades, sin embargo, puede generar una sobreestimulación que no tiene nada saludable. Por eso, el esfuerzo que muchos padres hacen para mantener a sus hijos continuamente ocupados acaba volviendo contra ellos mismos y el interés que persiguen. En algunos casos es necesario oír a los niños hablar "estoy aburrida!", Porque es en ese momento que las capacidades creativas y artísticas de la misma son usadas, estimuladas y creadas. ¿Deben afrontar ese vacío del "y ahora, qué hago?".
¿De dónde viene el aburrimiento? Hay tareas de las que nos gusta mucho, porque nos traen una gran satisfacción. Por otro lado, cuando las completamos o las repetimos con mucha frecuencia, podemos llegar al punto de sentir un vacío por dentro, voluntad de cambiar y hacer algo diferente. Si esto es ocasional,
esa sensación es una señal de nuestro cuerpo que nos alerta para una disminución de nuestra motivación
. Por ejemplo, puede ser una señal asociada a una disminución de nuestro interés por el trabajo que estamos realizando. Esta sensación, sin embargo, no suele llegar a paralizarnos, por el contrario. Ella debe impulsarnos a buscar otras actividades que nos entretengan y que agreguen más valor.
Alto cociente de inteligencia, menos aburrimiento La relación entre inteligencia y aburrimiento fue el objeto de una investigación publicada en elJournal of Health Psychology.
Sus resultados demuestran que
personas con un alto cociente de inteligencia se aburrían con menos facilidad. La causa sería el hecho de que pasan buena parte de su tiempo concentradas en sus pensamientos. Esto las mantiene motivadas, entretenidas y estimuladas. En el camino contrario, según el mismo estudio, las personas que no tienen esas mismas capacidades necesitan un mayor número de actividades que, de alguna forma, sujetan su atención para que puedan "llenar" sus días y estimular su mente. Por ejemplo, entre ellas podemos mencionar las actividades ligadas a los deportes. Cuidado, porque eso no quiere decir que las personas muy inteligentes no tengan ningún interés en salir, en socializar o en hacer actividades físicas. Encontramos otra investigación que sigue la misma línea. En ese caso, fue realizada por dos instituciones, Singapore Management University y London School of Economics and Political Science. Este otro estudio concluyó que las personas más inteligentes prefieren dedicar sus horas para alcanzar sus objetivos que socializar con otras personas
. Curioso, ¿no?
Inteligencia y aburrimiento en niños con altas capacidades En el caso de niños superdotados, la situación anterior ocurre al revés. Los pequeños precoces y con gran capacidad de aprendizaje tienden a aburrirse mucho si no asisten a clases especiales y adaptadas a sus necesidades educativas. El desarrollo cognitivo de estos niños está por encima del promedio de sus compañeros de la misma edad. Por eso, si el ritmo de enseñanza de las clases está por debajo de lo que necesitan para seguir siendo estimulados, surge el aburrimiento y la falta de motivación.Es por eso que la actitud de estos niños en el aula es de una recreación continua y ellas tienen una gran facilidad para distraerse
. No prestan atención, no hacen los deberes y no tienen motivación antes, durante o después de estar en la escuela. Se suele mostrar muy críticos con sus profesores y con frecuencia muestran un bajo rendimiento académico.
Como vemos, inteligencia y aburrimiento guardan una íntima relación. Pero también tenemos que tener en cuenta que no todos los niños actúan de la misma manera ni sienten aburrimiento del mismo modo. Claro que hay niños muy capaces que no suelen cansarse de la escuela, así como muchos niños que están por debajo de los niveles normales de desarrollo intelectual se aburrían fácilmente.Cada niño es una y, en realidad, la existencia de tantas diferencias individuales es increíble.
Salud, inteligencia y aburrimiento
El tedio en niños con altas capacidades puede generar repercusiones serias en su salud física y psíquica. Incluso puede llegar a generar grandes trastornos sociales, comportamentales y cognitivos. Por ejemplo, graves dificultades de adaptación e integración con el grupo de la misma edad y sentimientos de frustración y desamparo que, pasados los años, provocan sentimientos de incompetencia y ansiedad. Estas alteraciones pueden agravarse si los profesionales de la niñezconfunden el tedio causado por su alta inteligencia con otros trastornos y patologías.
Por ejemplo, con TDAH, que también genera la misma falta de concentración en la sala, o con problemas de aprendizaje o cambios en la personalidad. En los adultos, si el aburrimiento es extremo y ocurre con demasiada frecuencia, también puede causar problemas graves. Conforme indica que James Danckert, uno de los mayores expertos en este tema, si experimentamos el tedio en estos términos es probable que tengamos una mayor tendencia a desarrollar depresión, ansiedad y comportamientos compulsivos.
Además, puede ser la causa de un trastorno obsesivo-compulsivo o de diferentes tipos de somatización, porque tiene un poderoso efecto negativo sobre la salud física y psicológica.
No obstante, sentir aburrimiento de vez en cuando también puede hacer bien para la salud. A veces, cuando estamos saturados del ritmo del día a día, sentimos falta de aquellos momentos de "no hacer nada". Son momentos para dedicarnos a nosotros mismos, y convenientes para liberar la mente de vez en cuando. Así, tenemos la oportunidad de prestar atención a nuestros pensamientos internos, que en el peor de los casos siempre tienen algo que decir.