Todos somos nuestro propio libro: tenemos la habilidad de reescribir, de subrayar nuestra identidad e incluso de arrancar las páginas que no sirven, que lastiman y que dan un peso innecesario a la novela de nuestras vidas. Recuerde dejar la última página en blanco, para que siempre tengamos la oportunidad de iniciar nuevos capítulos ...Borges decía que hay quien no pueda imaginar un mundo sin pájaros, hay quien no pueda imaginar un mundo sin agua, y
hay quien no conciba un mundo sin libros. Algo que sin duda todas las obras que ya leemos nos enseñan, y que de alguna forma forma parte del sustrato de nuestra personalidad, es que todos somos historias. Existir es formar parte de un tejido mágico en el que nos convertimos en autores de un hilo conductor que sucede y se escribe cada día. "La aventura de la vida es aprender, el objetivo de la vida es crecer, la naturaleza de la vida es cambiar". Sin embargo, y aquí llega uno de nuestros problemas más evidentes, a veces pensamos que estamos sujetos a una sola línea narrativa, a la clásica estructura de una introducción, un problema y una resolución. Nadie nos indicó que, en realidad, el libro de nuestras vidas no tiene un orden lógico , hay capítulos que se quedan a la mitad, hay párrafos que debemos borrar para reescribir, y hay muchas páginas que es conveniente eliminar para que la trama haga más sentido. Por otro lado, algo que deberíamos siempre tener en cuenta es que el libro de nuestras vidas sólo tiene sentido completo para una sola persona: nosotros mismos.
Cada experiencia, cada encuentro, cada decisión tomada, cada sensación, caricia, escalofrío y cada casualidad vivida tiene un significado propio para nosotros mismos que nadie más puede entender. En nuestro propio caos está la lógica, en nuestro propio libro de capítulos desorganizados y de continuos reajones se encuentra la mejor obra ya escrita: la nuestra.
Cuando no tenemos otra opción que reescribir el libro de nuestras vidas
Joan Didion es una conocida escritora que suele llamarse "la ballena blanca del ensayo norteamericano". En la actualidad cuenta con 82 años y es posiblemente una de las autoras que más utilizó la escritura para algo tan desesperante como interesante al mismo tiempo: conseguir que sus personas queridas volvieran a la vida. En diciembre de 2003 ella y su marido volvieron del hospital después de ver a su hija enferma cuando, repentinamente, el esposo de Didion, el escritor John Gregory Dunne, falleció de forma repentina en el salón de casa.Algunos meses después su hija también perdió la vida
, después de no poder superar una neumonía. Después de eso, y durante 88 días, Joan Didion escribió sin parar y de forma frenética lo que sería su libro más conocido: "El año del pensamiento mágico". Tanto psiquiatras como antropólogos definen el "pensamiento mágico" como la actitud mental con la que las personas llegan a creer que sus pensamientos pueden influir en el desarrollo de ciertos acontecimientos. Joan Didion esperaba que su familia estuviera de nuevo con ella, que volviera a la vida. Nada de esto sucedió, sin embargo, después de la publicación de este libro, la autora entendió que era el momento de iniciar un nuevo capítulo en su vida: la real. La escritura le había servido de catarsis, como un medio a partir del cual canalizar el duelo. Sin embargo, la vida continuaba moviéndose, desafinada ya instantes fría por tantas ausencias, pero imponiendo la obligación vital de seguir respirando, de seguir avanzando en nuestras páginas en las que, según ella,
"encontrar el ritmo de la existencia del mismo modo que lo encontraba en las palabras y frases que escribía ".
Tres formas de reescribir nuestra historia para abrazar el futuro Mencionamos al principio la importancia de tener siempre algunas páginas en blanco en nuestro libro personal. Estas hojas perfectas y vacías son nuestra oportunidad de crear un futuro lleno de nuevas oportunidades, en el que abrir camino a otras historias, nuevos capítulos, apasionantes y más felices.
Cada día es una hoja en blanco en la que podrás escribir tu propia historia.Compartir
Sin embargo, no siempre es fácil entender que tenemos esta valiosa oportunidad de recomenzar la historia. Una infancia traumática, algún drama familiar, una infidelidad o una pérdida, hacen que muchas veces lleguemos a pensar que el libro de nuestras vidas ya terminó con este último y fatal capítulo. Veamos a continuación tres estrategias sobre las cuales reflexionar que pueden ayudarnos a cambiar esta visión, esta percepción tan compleja. Curar el ayer para escribir capítulos mejores El primer paso
que daremos en este proceso interior y delicado es el de revisar nuestros "capítulos vitales". Debemos ser capaces de hacer una evaluación real y objetiva del hilo conductor de nuestras vidas
, del ciclo que va desde la infancia hasta el momento presente. Es importante que en esta primera etapa evitemos buscar o recordar a los responsables de cada una de las cosas que sucedió, dejemos a los culpables de lado. Debemos centrarnos solamente en nosotros mismos, en cómo nos vemos en cada una de estas etapas. En esta segunda etapa asumiremos que
cambiar el pasado es imposible, pero lo que podemos variar es la actitud que tenemos en relación a los momentos de ayer. Es la hora de cortar el vínculo de dolor, de asumir, aceptar, perdonar, y ante todo, curar nuestro "yo" presente de las heridas del pasado.La tercera etapa de este viaje es, sin duda, la más especial: debemos añadir hojas en blanco al libro de nuestra vida.
Algo así se puede lograr de muchas maneras, porque hablamos de recomenzar, de la oportunidad de experimentar y de permitirnos cosas nuevas: nuevos amigos, nuevos proyectos, nuevos entornos, pasatiempos ...
A medida que nos volvemos más viejos y madura, nos damos cuenta de algo muy importante: de que
los nuevos inicios son una forma de mantenerse unidos a la vida, y de abrazar una felicidad más real, más tangible, y de acuerdo a nuestras necesidades. Reunimos, pues, el coraje suficiente para escribir el libro que queramos, lo que nos identifica.
- Imágenes cortesía de SIUM y Soizick Meister.