La vida es muy corta para vivir los planes de otra persona

Dicen que la vida es corta, que pasa en un parpadeo de ojos y que cuando nos damos cuenta estamos viviendo más del pasado y de sus memorias que de lo que sucede a nuestro alrededor, en el presente y en el ahora. Pero la verdad es que más que temer la huida de nuestra existencia, tememos los errores, las caídas y los momentos en que nos perdimos en el camino. Sin embargo, el más aterrador es la posibilidad de una vida no vivida

. De haber dejado que nuestros días pasasen pautados por los planes y sueños de otras personas.No estoy en este mundo para cumplir las expectativas de nadie, ni nadie está para cumplir las mías. Somos seres que se burlaron en un encuentro maravilloso y que juntos pueden construir un camino en común, caminando la vida, armonizando sueños, planes y objetivos.En algunas ocasiones,

demoramos bastante para percibir que la vida que hemos estado manteniendo por cierto tiempo no nos hace felices.Al principio nos dejamos llevar, tal vez por amor, tal vez por esperanzas e ilusiones que poco a poco se rompen en forma de falsedad. Tal vez por algo que una vez nos prometieron pero que nunca fue cumplido.

Son muchas las formas por las cuales la vida pasa sin color al lado de otras personas. A veces son familiares, a veces son cónyuges ... Sea como sea, es algo que no podemos permitir. Pocas cosas son tan personales y distintas como el modo genuino que deseamos vivir la vida. Y nadie debe intentar colocarla dentro de un marco, o paralizarla con un ancla o dirigir nuestras propias velas para llevarnos por sus propios caminos.

Si usted vive la vida del otro, deja de ser usted

Usted es el conjunto de sus valores, sus sueños de ayer y sus deseos del regalo. De sus elecciones, sus ilusiones durante la mañana y sus tristezas durante la tarde. Es lo que alcanzó hasta entonces y lo que vendrá a realizar ... ¿Cómo permitir entonces que otros desenfoque su identidad y calcen sus zapatos sin su permiso?

Puede perder su orgullo por amor, puede dejar de lado sus sueños para soñar con otra persona si así lo quiere, pero lo que nunca, lo que jamás debe permitirse, es perder su dignidad por nadie.


CompartirEs necesario transitar por ese camino llamado vida de la forma más sincera posible: en libertad, sin penas en el corazón y sin ruidos en la mente.

No hay porque tener miedo de la vida, debemos aprovecharla con alegría y plenitud.Y si recientemente no hay nada que tiene sentido, si cuando usted abre los ojos por la mañana se ve invadido por un montón de emociones negativas, tal vez no esté viviendo la vida que desea. Tal vez esté actuando en la pieza que los demás escribieron para usted.

Cuando su día a día está pautado por el universo de otra persona

Hay quien asuma, sin saber muy bien por qué, el papel de controlador de una relación conyugal. La otra persona no puede hacer más que girar a su alrededor como un satélite alrededor de un planeta.

Y eso ocurre al principio por amor, porque nos llenamos de ilusiones y éstas duran un tiempo, haciéndonos incapaces de ver los detalles que caracterizan una relación poco funcional.

Hay quien necesite tener el control, como quien teme que por cualquier cosa su castillo de cartas desmorone. La necesidad obsesiva por control esconde en realidad una baja autoestima que se transforma en autoritarismo e inflexibilidad. Respetar la voluntad del otro y su espacio personal supone correr el riesgo de perder a esa persona.

Ser quien dicta las decisiones, quien escoge, quien asume, acepta o rechaza en el día a día ofrece refuerzos a una baja autoestima que es incapaz de mostrar reciprocidad a los demás.

  • La vida plena, auténtica y feliz no busca prisioneros: nadie pertenece a nadie
  • No se trata de mantener una vida sin vínculos, sin relaciones y sin nadie a nuestro lado. Se trata de ser consciente de que no debemos considerar nada como nuestra propiedad. Ninguna persona pertenece a nadie.
  • Nadie debería ser dueño de su felicidad, porque la felicidad no es digna de posesión ajena. Se crea como la brisa en las tardes de verano o los corales en el fondo de los océanos. La felicidad es un tesoro que no debería dejarse al capricho egoísta de los demás.

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Puesto que no pertenezco a nadie y nadie me pertenece, elijo usted, en libertad, para caminar conmigo de la mano. Para que seamos ambos dueños y creadores de nuestra propia felicidad. Puesto que soy consciente de que todos nacemos libres y tenemos pleno derecho a elegir nuestra forma de vivir, respeto a sus elecciones, sus valores y su forma de pensar.Y por eso, me esfuerzo cada día para armonizar mis espacios personales con el espacio en común que ambos compartimos.

Estoy libre de los planes que otros crearon para míHay situaciones del contexto familiar, con madres o padres posesivos, en que acabamos viviendo vidas ajenas que otros crearon para nosotros. Las relaciones afectivas y conyugales son, sin embargo, los territorios más comunes donde se da ese tipo de dependencia y coerción.

Para vivir una vida feliz y plena no deberíamos atarnos a una o varias personas.

  • Es mejor apegarnos a una meta: la felicidad. Porque es ese el objetivo que nos hará diferenciar a quien nos merece y quien no nos merece. Y quien nos hace sufrir no nos merece.
  • Con la vida no se sueña ni se espera delante de una ventana mientras otros nos dictan qué hacer y qué no hacer. La vida es riesgo y es coraje, la vida sucede después de la zona de confort y de las corrientes que los demás nos imponen. Compartir