Relativismo moral: diferenciando el bien y el mal

Además, dentro de una misma sociedad, la convivencia de varias religiones también puede evidenciar muchas diferencias (Rachels y Rachels, 2011). El concepto de ética es bastante relacionado con el concepto de moral. La ética

es la búsqueda de los principios universales de la moralidad (a pesar de algunos autores, como Gustavo Bueno, considerar que ética y moral son lo mismo). Para eso, quien estudia la ética analiza la moralidad en diferentes culturas a fin de encontrar cosas en común, lo que serían los principios universales. En el mundo, los comportamientos éticos se establecen oficialmente en la declaración de los derechos humanos. Moral occidental

Hace años, Nietzsche (1996) tachó la moral occidental como moral de esclavos, ya que esa moral consideraba que las acciones más elevadas no podrían ser obra de los hombres, sino de un Dios proyectado fuera de nosotros. Esta moral, a la que Nietzsche evitaba, es considerada judeocristiana por sus orígenes. A pesar de las críticas de los filósofos, esa moral sigue vigente, incluso presentando algunos cambios más liberales. Dado el colonialismo y el dominio del occidente en el mundo, la moral judeo-cristiana es la más difundida. Este hecho, a veces, puede provocar problemas. Este pensamiento que considera que cada cultura tiene una moral se denomina relativismo cultural. De este modo, hay personas que rechazan los derechos humanos en pro de otros códigos de buenos comportamientos, como pueden ser el Corán o los Vedas de la cultura hindú (Santos, 2002). Relativismo cultural Analizar otra moral desde el punto de vista de nuestra moral puede ser una práctica totalizadora. Normalmente, al actuar de esta manera, la evaluación tiende a ser negativa y estereotipada. Por eso, casi siempre vamos a rechazar morales que no se adaptan a nuestra , cuestionando incluso las habilidades morales de las personas que tienen otra moralidad.

Para comprender cómo las diferentes morales interactúan, vamos a analizar las explicaciones de Wittgenstein (1989). Él explica la moral con un esquema muy simple. Para entender mejor, es posible realizar un simple ejercicio: tome una hoja y dibuje aleatoriamente varios círculos. Cada círculo va a representar una moralidad diferente. En lo que se refiere a las relaciones entre los círculos, hay tres posibilidades:

No hay espacios en común entre los círculos.

Un círculo está ubicado dentro de otro círculo.

Dos círculos comparten una parte de su espacio, pero no la totalidad.

Evidentemente, el hecho de que dos círculos dividen un mismo espacio va a indicar que dos morales tienen aspectos en común. Además, dependiendo de la proporción de espacio compartido, van a tener más o menos cosas en común. Así como algunos círculos, diferentes morales se superponen, al mismo tiempo que divergen en relación a muchos posicionamientos. También existen círculos mayores, que representan morales que poseen más normas, y otros menores, que sólo se refieren a aspectos más específicos.

El relativismo moral

Sin embargo, existe otro paradigma que propone que no existe una moral en cada cultura. El relativismo moral propone que cada persona tiene una moral diferente(Lukes, 2011). Imagínese que cada círculo del esquema anterior es la moral de una persona en vez de la moral de una cultura. A partir de ese punto de vista, todas las morales son aceptadas, independientemente del lugar de origen y del contexto. En el relativismo cultural existen tres posiciones diferentes:

El relativismo moral descriptivo

  • (Swoyer, 2003): esta perspectiva define que existen divergencias en relación a los comportamientos considerados correctos, incluso cuando las consecuencias de tales comportamientos son las mismas. Los relativistas descriptivos no defienden necesariamente la tolerancia de cualquier comportamiento a la luz de tales divergencias.
  • El relativismo moral meta-ético
  • (Gowans, 2015): según esta perspectiva, la verdad o la falsedad de un juicio no es la misma universalmente, con eso no se puede decir que sea objetiva. Los juicios serán relativos al ser comparados con las tradiciones, las convicciones, las creencias o las prácticas de una comunidad humana.

El relativismo moral normativo (Swoyer, 2003): desde esta perspectiva, se entiende que no existen patrones morales universales. Por eso, no es posible juzgar a las personas. Todo comportamiento debe ser tolerado, incluso cuando sea contrario a las creencias que poseemos. El hecho de que una moral explique una mayor gama de comportamientos o de que más personas estén de acuerdo con una moral específica no implica que sea correcta, pero tampoco la define como incorrecta.

El relativismo moral asume que hay varias morales que van a dar lugar a divergencias, que no dar lugar a un conflicto sólo cuando haya diálogo y comprensión

(Santos, 2002). Así, encontrar puntos en común es la mejor manera de establecer una relación sana, tanto entre personas como entre culturas.