Emociones inútiles: culpa y preocupación

Nuestra vida está rodeada de culpa y preocupación, dos emociones inútiles que no nos traen nada bueno, pero a las que damos más importancia de lo que deberíamos.

Podemos sentirnos culpables por cosas que hicimos, por acontecimientos cuyos resultados no nos dejaron satisfechos. Paralelamente, nos preocupamos por lo que podríamos hacer, pero no lo hacemos, ya sea por miedo o por falta de acción.

"La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento"
-Son Bernardo de Claraval-

Pero usted sabe realmente lo que pierde al dar importancia a esas dos emociones? Sabemos que es algo que no podemos evitar, pero si nos concientizamos de lo que perdemos al tenerlas como prioridad, tal vez podamos verlas como lo que realmente son: emociones inútiles.

Las emociones inútiles nos paralizan

Tanto la culpa como la preocupación son dos emociones cuyas consecuencias inmovilizan a las personas, al hacer que pierdan tiempo dándoles una atención que no merecen.

La primera, la culpa, hace que usted pierda sus momentos presentes pensando en lo que se siente culpable,

perdiendo tiempo con algo que está hecho y no tiene solución. Por otro lado, la segunda, la preocupación, hace que usted se quede inmóvil, parado, mientras piensa en un futuro que aún no ha llegado, pero que lo preocupa. Sentirse mal o preocuparse no cambiará nada de lo que pasó ni de lo que está por venir. Pero, ¿por qué damos tanta importancia a estas dos emociones inútiles? Ahora que sabemos que no nos traen nada bueno, ¿por qué todavía les damos tanta importancia?

Todos vivimos alrededor de esas dos emociones. Es fácil ver a personas deprimidas y pesimistas que continuamente se culpan y se preocupan por las cosas que han hecho o que aún no han ocurrido.Probablemente usted no es una excepción dentro de ese grupo. Por eso es necesario identificar esas dos emociones, eliminarlas y así evitar las consecuencias que pueden tener, como, por ejemplo, la angustia.

La angustia es una de las formas como la culpa y la preocupación se manifiestan. De esta manera, usted se sentirá abatido e incomodado cada vez que se obsesione por algo que sucedió o que puede suceder.Aprenda lecciones del pasado, redireccione su futuroDespués de identificar esas emociones en nosotros, que somos conscientes de cómo nos hacen sentir y de que sirven más para generar angustia, es el momento de encontrar una solución

.

Debemos ver la culpa no como algo que nos atormente, sino como una oportunidad de aprender con un error que cometemos. Esto nos ayudará a no volver a caer en el mismo, a progresar y seguir adelante con nuestra vida. Refleja: nadie está libre de culpa. Todos, en algún momento, cometemos errores. ¡Pero no pienses que eso es algo negativo! De alguna forma.

Cometer errores nos hace personas mejores

, siempre que los veamos como una oportunidad de desarrollo personal, como una oportunidad de crecimiento. En cuanto a la preocupación, estar obsesionados por lo que puede suceder en el futuro realmente no nos lleva a nada. Cuando llegue el momento deberemos actuar y lo que tenga que ser, será.

Pensar en lo que puede ocurrir antes del tiempo es inútil

, porque tal vez, cuando llegue el momento, todo suceda de una manera que usted no esperaba. Esto puede ser positivo o negativo. Con certeza le viene a la mente algún momento en que nada salió como usted pretendía o pensaba. El pasado no puede ser cambiado, el futuro es algo que todavía está por llegar.Compartir

Así, estamos preparados para enfrentar nuestro pasado y nuestro futuro de una manera diferente.

No es que usted no pueda sentir esas emociones, sino aprender con ellas, en lugar de sufrir a causa de ellas.Somos seres emocionales que deben aprender a manejar todo lo que sentimos en nuestro favor. Hasta lo más negativo puede ser una oportunidad para aprender y ser personas mejores. No se aísla ni se angustia culpándose y preocupándose por cosas que no puede cambiar. Lo que ya sucedió no puede ser cambiado, y lo que puede venir es algo que no sabremos nunca lo que será, hasta que suceda de verdad.