Rara vez oír a un padre oa una madre admitir que sus hijos los agridan física o emocionalmente. Se trata de un tabú, de una cara de la violencia que queda protegida de la luz pública por el lema de que "la ropa sucia debe ser lavada en casa". Esta frase suele sumarse a la violencia, a la falta de autoestima oa la ausencia de recursos educativos de los propios padres ya un creciente narcisismo en los hijos. Sin embargo, las investigaciones que se profundizaron un poco en el tema muestran una realidad devastadora. Sus conclusiones son claras:
la violencia de los hijos contra los padres es cada vez más frecuente, intensa y precoz.¿Pero de dónde viene ese aumento de violencia adolescente contra los propios padres?Un estudio reciente realizado con adolescentes españoles analizó los factores que favorecen la aparición de este tipo de violencia doméstica. Los datos recogidos y su posterior análisis apuntan que
la exposición a la violencia en el hogar, la falta de comunicación y la educación permisiva crean adolescentes narcisistasque agreden física o verbalmente a sus padres. La semilla de la violencia es plantada en casa
Los investigadores explican que muchos adolescentes que agreden a sus padres fueron víctimas de violencia por parte de ellos cuando eran menores. De este modo, parece que la exposición a la violencia dentro de la familia
es uno de los elementos decisivos a la hora de validar este recurso como un buen instrumento educativo. Sin embargo, en otras ocasiones es la falta de comunicación afectiva y positiva entre padres e hijos y / o la falta de tiempo de calidad dedicada a los hijos lo que desencadenan las actitudes violentas.Una actitud permisiva por parte de los padres que no imponen límites también puede estar detrás de las reacciones violentas de los jóvenes.CompartirLos resultados demuestran que la exposición a la violencia durante el primer año de estudio coincidió con agresiones dirigidas a los padres durante el tercer año. De la misma manera, una relación distante entre padres e hijos en el primer año de estudio se relacionó con una actitud de narcisismo en los adolescentes durante el segundo año y con agresiones contra los padres.
La educación familiar, clave para prevenir el narcisismo y la violencia Según los investigadores, las prácticas de enseñanza y la educación son la clave para prevenir el narcisismo adolescente y las actitudes violentas. Si los padres no crean a sus hijos con un sentido de responsabilidad y respeto es fácil que, ante la falta de un modelo mayor, adquieran su propio modelo de acuerdo con la sociedad. Un modelo en el que la frustración o la imperfección no existen y en el que, por lo tanto, cada adolescente debe buscar una salida como pueda.Sin embargo, el comportamiento demostrado por los padres y las madres no es el único elemento. El temperamento de los hijos es otro componente importante.
Algunos niños y niñas son más impulsivos y aprenden el comportamiento violento con mayor facilidad, ya que éste supone una salida fácil para enfrentar las contrariedades que los padres o la vida en general puedan presentar.Rabia sin control, antessala de la violencia adolescente
Los adolescentes narcisistas tienden a sentirse frustrados y rechazados.Cuando esto ocurre, primero vienen los gritos y los insultos, acompañados - antes, durante o después - de la agresión física. Los investigadores explican que, por esa razón, cuando los padres perciben que su hijo huye de las normas de respeto que se acordaron previamente, deben establecer un diálogo educativo y reparador que corte ese comportamiento por la raíz.Los investigadores explican queel rango de edad que va de los 13 a los 15 años es crítico para el posicionamiento del adolescente o pre-adolescente frente a laslas agresiones
, sean dirigidas a los padres, a otras personas oa objetos. Además, enfatizan que, aunque no hay diferencias de género en la manifestación de esa agresividad, se observa un crecimiento especialmente marcado en las niñas.
Una vez que el comportamiento agresivo surgió en los adolescentes,el tratamiento debe ser dirigido a la reducción del narcisismo que ellos tengan de sí mismos. Por esa razón el equipo sugiere que la solución pase por la educación en respeto y en la tolerancia a la frustración, así como en impedir la exposición de los hijos e hijas a la violencia.