Uno de los objetivos más importantes para el ser humano, no importa a qué cultura o a qué nivel social o económico pertenece, es ser feliz. Sin embargo, este es un concepto que tiene significados diferentes para cada uno y, incluso, cambia con el paso del tiempo y con las diferentes circunstancias de la vida.Así, algunos piensan que la felicidad puede ser encontrada en valores espirituales, otros en objetivos profesionales y, para la gran mayoría, el secreto de la felicidad está en una buena relación amorosa. Sin embargo, una de las consecuencias de esta búsqueda es que, al alcanzar uno de los objetivos que parecían esenciales para nosotros, se crearon otros en el camino, que también resultaron indispensables para el encuentro con la felicidad.
¿Eso quiere decir que la felicidad no existe? Momentos felices, vidas felicesLa felicidad está lejos de ser un lugar al que llegamos, ella se parece más a una colección de momentos que, al final del día, nos hacen personas satisfechas.
Sin embargo, algunas prácticas diarias nos impiden aprovechar al máximo estas pequeñas "parcelas de felicidad"; por ejemplo: no dejar los dolores, pérdidas y frustraciones del pasado hacia atrás.
O sea,recordar constantemente lo que nos hizo infelices en el pasado también nos hará infelices en el presente ...
Y eso no se parece en nada con la felicidad. Dejar esas experiencias hacia atrás es más difícil de lo que pensamos, pues algunas veces representan quién es, pero debemos entender que si nos han herido, significa que no valemos más la pena. Otra costumbre que nos impide percibir la felicidad que ya tenemos es la queja constante de la situación en la que nos encontramos actualmente. Por ejemplo: despertamos por la mañana pensando que necesitamos ir a un trabajo frustrante que nos hace mal, y vamos todo el camino repitiendo que, sin ese trabajo, seríamos mucho más felices ... Entonces es ahí, cuando estamos completamente confundidos y tristes que, finalmente, , empezamos a sentirse cada vez peores. Si, a diferencia de sólo reclamar, empezamos a aceptar que estamos donde nuestras decisiones nos llevaron y, por lo tanto, no puede ser tan malo así, dejar de sentir esa enorme carga y podríamos empezar a liberar el peso que cargamos. Es curioso, pero una vez que aceptamos las cosas como son, empiezan a cambiar.Seamos agradecidos
Este es un hábito que puede ser cultivado. Agradecer por lo que tenemos y por lo que nos hace feliz cambia completamente nuestro panorama, pues dejamos de desear, por un momento, aquello que no tenemos.
Tenemos tiempo suficiente para desear lo que haría nuestras vidas mejores, o sea, nuestras vidas no están completamente saturadas de cosas que no nos dejan tiempo para pensar. No estamos tan cansados para imaginar lo que podríamos ser, o tener algo más.En las vidas de todos nosotros existe algo, al menos un aspecto, funcionando casi perfectamente. Y, normalmente, es a él que dedicamos menos atención. ¿Entonces qué tal empezar a reconocerlo, agradecer por tenerlo en una situación tan buena y continuar con todo lo que tenemos? Al fin y al cabo, nos sentimos más felices y empezamos a ir en la dirección en que merecemos, o incluso, percibir que el lugar en el que estamos es exactamente donde deberíamos estar.