¿Cuántos de nosotros, en el anhelo de curar un corazón en pedazos, no nos lanzamos a una nueva relación? Desafortunadamente, la máxima de curar un amor con otro amor no siempre vale para todo el mundo, de la misma forma. Entregarse a un nuevo socio, sin haberse recompuesto de los pedazos dejados por el anterior, raramente puede salir bien, porque el amor requiere integridad e integralidad, cosas que almas heridas todavía no están listas para ofrecer.Cualquier ruptura nos deja heridos, sea cuando fuimos nosotros quienes tomamos la decisión de romper, sea cuando el otro se vaya a nuestra rebeldía. Siempre nos queda una carga pesada de derrota y de culpa, después de separarnos de alguien, lo que nos hace más vulnerables a tomar decisiones erróneas. Es difícil acertar allá afuera, cuando aquí adentro todo parece ruir, porque, en esas horas, generalmente estaremos actuando puramente con la emoción.
Tomar actitudes llevadas tan sólo por el sentimiento de revolución implica querer lastimar al otro, para que nadie se dé cuenta de lo miserables que nos sentimos internamente. El rechazo no es correcto, porque nada de lo que hacemos en el calor de las emociones, sin haber puesto los sentidos en orden, será coherente lo suficiente y podrá ayudarnos de alguna forma.
Cualquier acción que se valga de rencor traerá solamente dolor a todos los involucrados. Hecho es que iniciamos una nueva relación sólo para dar satisfacciones a los demás acerca de lo que no es una certeza dentro de nosotros muy probablemente no nos traerá los resultados esperados. Peor aún, podríamos estar jugando con los sentimientos de alguien que no tiene nada que ver con nuestras pendencias emocionales.
Nadie merece ser usado de esta forma, como estepa de lujo o trofeo de vitrina. Los problemas nos acompañarán a donde vayamos, donde y con quién estamos, es decir, sin poner un punto final en lo que sucedió, nada de lo que entonces venga podrá ser tenido como un verdadero reanudamiento. Reanudar requiere un alma ligera y libre
, sin pendencias, sin rastas, exenta de dolores acumulados, porque el nuevo siempre viene, pero viene para quien realmente resolvió seguir de corazón abierto, habiendo dejado atrás lo que no tiene más manera.