Los trastornos somatoformes revelan lo difícil que es separar los efectos que el cuerpo y la mente tienen sobre la salud de una persona. La fuerte interconexión que mantiene estas dos dimensiones complica considerablemente el diagnóstico y tratamiento de este tipo de trastornos.
Antes de continuar, es conveniente distinguirlos de los trastornos psicosomáticos. Aunque en ambos gatillos son psicológicos y existen síntomas físicos, en los trastornos psicosomáticos hay un daño en el sistema fisiológico correspondiente, mientras que en los somatoformes no hay una patología orgánica demostrable . Por lo tanto, hablamos de trastornos somatoformes cuando existen síntomas físicos, pero no síntomas orgánicos o mecanismos fisiológicos demostrables. Además, existen pruebas de conflictos psicológicos ligados a esta sintomatología. Las personas con este tipo de trastorno hacen de sus síntomas el epicentro de su vida. Incluso, las incomodidades que sienten llegan a absorberlas completamente. Sin embargo, en muchos casos,su preocupación es desproporcionada en relación a los síntomas que presentan.
Ampliación excesiva Como hemos visto, los pacientes que sufren de trastornos somatoformes presentan síntomas físicos cuyo origen es psicológico
. Estas condiciones se acompañan de altos niveles de angustia, preocupación y dificultades para su funcionamiento diario. Su cuadro clínico podría resumirse en los siguientes puntos principales:
Preocupación excesiva sobre sus síntomas y / o trastorno de su vida normal. Pensamientos recurrentes, constantes y obsesivos sobre la posible gravedad de sus síntomas.Extrema angustia por su salud
- y por las consecuencias catastróficas que pueden tener los síntomas que sufren.
- Inversión de una cantidad desproporcionada de tiempo y energía en sus problemas de salud.
- Generan dependencia La cronicidad de los síntomas físicos y la creencia en las consecuencias catastróficas que los dolores pueden tener hacen que esas personas desarrollen dependencia en relación a los demás. Estos pacientes
- generan en su ambiente la necesidad de ser cuidados y atendidos frecuentemente.
De modo que, por un lado, evaden sus responsabilidades y, por otro lado, exigen dedicación, ayuda y apoyo de una manera agonizante para las personas a su alrededor.
Además, muchas veces se irritan si creen que no reciben tiempo o la atención que merecen o si sus necesidades son subestimadas. Pueden amenazar y, en algunos casos más complejos, intentar cometer suicidio. Como podemos ver, los trastornos somatoformes son muy serios si no se detectan a tiempo. Son difíciles de detectar
¿Cómo detectar un trastorno para el cual hay síntomas físicos, pero no una lesión orgánica? O sea, ¿qué diagnóstico tiene un conjunto de incomodidades que afligen al paciente, pero cuya causa no se encuentra en una enfermedad física conclusiva? Las respuestas a estas cuestiones se encuentran en el componente psicológico de estos trastornos. Por eso, para diagnosticarlo "no debe haber una base somática que justifique los síntomas" (DSM-IV). Sin embargo, sería inadecuado que los médicos diagnosticaran este cuadro clínico como un trastorno mental cuando no encontrar una causa física de los síntomas del paciente. Antes deben asegurarse de que las pruebas realizadas sean las más apropiadas y que los resultados de las pruebas sean correctos. También es probable que algunas personas reaccionen excesivamente a sus síntomas porque su límite de dolor es menor que el establecido dentro de la normalidad. Pero eso no significa que ellos sufra de una enfermedad mental.
Este tipo de trastorno debe ser diagnosticado una vez que los posibles trastornos físicos o orgánicos hayan sido descartados como una causa,
y sólo si la respuesta a los síntomas es anormalmente intensa. Tipos de trastornos somatoformes
Para categorizar un trastorno como somatoforme es necesario ser guiado por la respuesta que la persona emite ante sus síntomas o problemas de salud.
Es decir, su preocupación, angustia y el grado de interferencia que sus incomodidades tienen en sus tareas y deberes diarios. Por lo tanto, dependiendo de estas reacciones, se distinguen los siguientes trastornos específicos (DSM-IV y CIE-10):
Somatización:generalmente se detecta después de años de sufrimiento. Los síntomas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero los más frecuentes son las molestias gastrointestinales (dolor, hinchazón, vómitos, náuseas, etc.) y dérmicos (ardor, hormigueo, entumecimiento, enrojecimiento, etc.). A veces, también hay señales de cuadros depresivos o ansiosos.
Somatoforme indiferenciado:
se caracteriza por la aparición de varias quejas físicas, variables y persistentes, pero poco explicadas. Es decir, sus síntomas son insuficientes para establecer el diagnóstico de trastorno de somatización. Hipocondríaco
- : Probablemente sea el más conocido en los tipos de trastornos somatoformes. Sus principales síntomas son la preocupación y el miedo a desarrollar o tener una o varias enfermedades graves progresivas. Muchas veces, el paciente categoriza sensaciones normales o frecuentes como fenómenos excepcionales e incómodos. Disfunción autonómica somatoforme:
- sus síntomas se manifiestan en los órganos inervados por el sistema nervioso autónomo. Estos son el cardiovascular, gastrointestinal o respiratorio, entre otros. Una combinación de signos objetivos de hiperactividad (palpitaciones, sudores, rubor y temblor) y otros individuales, subjetivos e inespecíficos. Trastorno de dolor persistente:
- caracterizado por un dolor intenso, que se presenta principalmente en circunstancias de conflicto o problemas.Otros
- : alteraciones de la sensibilidad no derivadas de trastornos somáticos y relacionados con problemas o eventos estresantes. El crujir de dientes es uno de los ejemplos. Tratamiento cognitivo-conductual
- Aunque existen estudios sobre el tratamiento farmacológico del dolor, actualmente no hay base científica suficiente para hacer recomendaciones terapéuticas confiables. Sin embargo, es conveniente que el paciente recurra a la psicoterapia y, específicamente, al abordaje cognitivo-conductual. Esto puede ayudar a reducir la preocupación y la ansiedad sobre sus síntomas.
- Un enfoque integrativo que combina la terapia cognitivo-conductual con la terapia interpersonal también es eficaz.Esto contempla las dos principales características de los pacientes con tendencias somatizadoras: el modo desajustado de percibir y evaluar cómo están a nivel de salud y la forma inadecuada de comunicación para expresar su incomodidad para los demás.
Estos tipos de enfermedades tienen una alta prevalencia en nuestra sociedad. Aunque no es necesario obsesionarse, en algunos casos los síntomas físicos pueden ser el producto de una enfermedad mental. Esto, como dijimos al principio del artículo, es el resultado de la interacción que existe entre el cuerpo y la mente. Ahora,
donde está el límite entre los síntomas físicos y mentales?