Del sufrimiento surgen las almas más fuertes, aquellas que a pesar del sufrimiento y de las dificultades, decidieron no entregarse. Son almas resilientes.
Almas que pasaron por muchas dificultades y complicaciones, pero reaccionaron de una manera positiva y transformaron esa situación en un gran aprendizaje.
Almas que navegaron en las profundidades de la negligencia y del sufrimiento, en el océano de los miedos, y superaron todo eso con mucha valentía. Son almas fuertes y gentiles.
Almas que en algún momento se vieron perdidas en un laberinto de obstáculos, encadenadas por la prisión de sus propios miedos, pero fueron capaces de encontrar el camino de vuelta. Son almas valientes.
Son almas sensibles, delicadas e inspiradoras, porque su fortaleza está constituida por la sensibilidad con que ve el mundo, por la delicadeza de sus actos y por su inspiración interior.
Almas que transformaron sus heridas en cicatrices, que son las marcas de todo lo que ya vivieron, de sus luchas y superaciones. Estas cicatrices les muestran que el arte de vivir no consiste en eliminar los problemas, sino aprender y crecer con ellos. Con fuerza y voluntad, todo es posible.
Cada cicatriz tiene su belleza. Ellas nos hablan de historias personales, dolores, miedos y desilusiones, que de alguna manera llegaron al fin. Como dice el escritor y cantante Marwan, las cicatrices son las costuras de la memoria, un remate imperfecto que cura las heridas, y son la forma que el tiempo encuentra para que nunca olvidemos las experiencias vividas. El sufrimiento hace que las almas más fuertes
. Almas pacientes, almas persistentes, que encontraron la sonrisa de cada lágrima, una alternativa para cada problema y una oportunidad en cada crisis.
Almas gigantes que muchas veces son invisibles, porque su grandeza se traduce por la capacidad de recomponerse, y eso, a pesar de tan grandioso y desmedido, puede pasar desapercibido.
Almas heroicas que supieron ver la luz dentro de la oscuridad y el arco iris en la tempestad. Almas que cuando percibieron que no podían cambiar las personas, las circunstancias y las cosas, decidieron cambiar de actitud para enfrentar el sufrimiento.Son almas perspicaz.
Almas que en algún momento se encontraron con ellas mismas y decidieron conocerse mejor, ya partir de ahí ser su mejor compañía.
Son almas profundas. Almas maestras con las que podemos aprender muchas lecciones y conversar sobre las dificultades; despiertan nuestra voluntad de superación.
Consiguieron transformar sus recuerdos dolorosos en un don para ayudar a los demás. Almas aprendices
, donde todo el mal sirve como un soporte para crecer, progresar y evolucionar, a pesar de las tempestades. Descubrieron su capacidad de reinterpretar e identificar las diferentes perspectivas de una determinada situación. Almas repletas de belleza con sus matices especiales
. Almas dispuestas a ayudar, porque nadie conoce como ellas la profundidad de un sentimiento. Son almas inteligentes.Del sufrimiento surgen almas más fuertes y por eso, quiero agradecerles su capacidad de recomponer a pesar de las dificultades. Son nuestro ejemplo más grande de vida.
Gracias!