Problemas, problemas, problemas ... ¿quién no convive con algún problema en su vida cotidiana? Lo normal es que todos enfrentamos situaciones problemáticas en determinados momentos, aunque esto no significa que seamos capaces de resolverlas.
Hablando en problemas, no es raro que nos dejemos llevar por los círculos viciosos que nosotros mismos creamos alrededor de ellos. De hecho, nuestros problemas están muy influenciados por patrones de comportamiento que se vuelven fiadores de su supervivencia y, por tanto, de nuestra frustración. Es así como ellos se transforman, desde el punto de vista sistémico, en sistemas de conductas y significados que se retroalimentan entre sí.
Es el famoso efecto mariposa: cuando un problema agita sus alas, influye en muchos de nuestros comportamientos, de nuestras relaciones y de nuestros pensamientos. En otras palabras, son los problemas que acaban tomando la dirección de nuestro propio comportamiento, haciendo que, sin darse cuenta, entremos en un círculo vicioso en el que nos estancamos.
Cuando un problema agita sus alas, ocurre un terremoto que afecta nuestro equilibrio interior.Compartir
¿Cómo podemos romper ese efecto mariposa de nuestros problemas?
Para romper este círculo vicioso, en gran parte responsable de hacer que nuestros problemas manden en nuestro comportamiento, en vez de nosotros mismos, debemos tratar de bloquear la secuencia de conductas en las que el problema entra. Con ello pretendemos generar comportamientos alternativos que nos traigan una buena solución al problema y, en cualquier caso, alejarnos de aquellos que garantizan su supervivencia. Esto quiere decir que si estamos ante un problema y aplicamos una solución particular que no está dando resultados, cambiar de estrategia siempre puede ayudarnos a encontrar la solución correcta. Pero eso que parece tan simple acaba siendo muy complicado. Tenga en cuenta que
somos animales de hábitos , y cambiar nuestra forma de actuar, romper con el "efecto mariposa" que desencadenamos, es muy difícil. El hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, aunque sea la piedra misma la causa de todos sus problemas.Compartir
Para poder cambiar esta asociación de comportamientos, la psicología sistémica nos propone dos maneras:Restablecer algún elemento de la secuencia del problema o cambiar la secuencia entera
, para poder percibir lo que está sucediendo a nuestro alrededor y así descubrir el círculo vicioso de comportamientos que alimenta el problema. Un ejemplo podría ser no suponer una interpretación, una reprobación en una discusión, sino preguntar directamente al otro si esa era la intención que lo llevó a actuar de esa forma.
- Ejecutar alguna tarea que modifique cualquiera de las secuencias de comportamientos involucrados: con esas tareas la intención es que seamos nosotros mismos los que incomodan el problema en vez del problema nos incomodar. Un ejemplo de esto podría ser agregar un elemento a la secuencia de problema; por ejemplo, si usted tiene problemas con el alcohol, usar guantes cuando beba cambia el círculo de la conducta.
- ¡Siéntete libre ante tus problemas!Tal vez estas soluciones le parezcan muy simples para generar resultados significativos, pero el hecho es que cambiar la secuencia mecanizada de nuestros problemas es muy eficaz.
Cuando nos hacemos conscientes de lo que hacemos, en vez de dejarnos llevar por las situaciones, somos capaces de ver lo que sucede a nuestro alrededor más claramente.
Nosotros gobernamos nuestra propia conducta si somos conscientes de lo que hacemos y por qué lo hacemos en todo momento, sino serán nuestros problemas que, al golpear sus alas, causarán los cambios de nuestra vida. Compartir Así que para sentirnos libres ante nuestros problemas o para intentar buscar soluciones eficaces, generalmente cambiar lo que generalmente hacemos, aunque sea con un pequeño detalle, nos ayudará. Porque no se trata de pasar por la vida sin haberla vivido, simplemente dejándonos llevar por las circunstancias, sino de asumir el mando y hacer pequeños cambios.
Estos cambios harán que cuando la mariposa de nuestros problemas golpee las alas, surgen desafíos y oportunidades, y no terremotos y tormentas.